Capítulo 12

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Hoy al levantarme lo primero que hago es dar órdenes a mis guardias y a las personas de la tribu. Les dije a todos que buscaran bien y que llevaran comida ya que ellos podrían estar muriéndose del hambre, Erika, Nora, Daniel y yo nos fuimos juntos a buscarlos.
-Bien nosotros cuatro vamos por acá -dije caminando todo lo recto posible-
-Okey nosotros te seguimos -dijo Erika mientras se colocaba atrás de mi-
-Si nos separamos simplemente regresen a la aldea antes de que anochezca -dije volteando a verlos-
-Y si los encontramos muertos -pregunto Erika conteniendo las lágrimas-
-No digas eso -le dije viéndola fijamente a los ojos-
Y así seguimos caminando por un buen rato hasta que el camino se dividía en dos por una gigantesca montaña rocosa.
-Bueno creo que nos tendremos que dividir en parejas -dijo Erika mirándome pícaramente-
-Si claro eso -dije un poco deprimida-
-Tú y Daniel por la izquierda y Nora y yo por la derecha -dijo Erika con una sonrisa-
-Okey bueno nos vemos en la aldea antes de que anochezca -dije caminado por el camino que me toco-
Mientras caminamos, ninguno de los dos se atrevió a hablar de por si Daniel era tímido y callado con migo, aparte me venía bien el que no me hablara pues tenía que despejar mi mente de muchas cosas que me preocupaban y una de ellas era eso, si sentirá aun algo al ver vivo a Samuel, pues me hice a la idea de que si lo volvería a ver seria en el cielo cuando estuviera muerta, por el frio o el hambre por ser una naufraga en una supuesta isla desierta.
Otra de las cosas era lo que me dijo Pilar de la posible llegada de Monroe, que más que posible y ficticia era cierta pues ese hombre no sería capaz de dejar a nadie en paz hasta no tener lo que quiere, que si mal no recuerdo era una enfermedad junto con su cura, para así vendérsela al gobierno que pagara más. Qué clase de hombre haría eso, esperen se quien Kevin Monroe.
-Tu estar bien -pregunta Daniel-
-A que... este si -respondí sin saber que pregunto-
-Segura -dijo viéndome a los ojos-
-Si ¿Por qué preguntas? -dije tratando de no ver sus hermosos ojos de color café oscuro-
-Porque cuando te veo recuerdo el primer día que te vi -dijo acercando su mano a mi cara-
-Te tengo que decir algo -dije tragando saliva-
-dime -dijo acariciando mi cachete-
-Cuando te vi yo también sentí algo por ti pero... -me interrumpió-
-Enserio -dijo con una sonrisa-
-Sí pero en ese tiempo no tenía la esperanza que mi novio estuviera vivo hasta que llego mi amiga Erika -dije apartando la mano de mi cara-
-Entonces ya no sientes nada por mí -puso cara de tristeza-
-La verdad no sé, tal vez si no encontramos a vivos a los otros, podremos darnos una oportunidad -dije mientras trataba de seguir caminado-
-Pero si los encontramos solo quiero hacer algo antes -me tomo del brazo y me acerco a el-
-Que haces -dije tratando de zafarme de sus brazos-
-Tranquila solo quiero sentir tus labios -dijo antes de besarme-
En realidad sentí como una chispa cuando me beso, fue un beso no muy largo pero tampoco muy corto, sentir sus labios carnosos tocar los míos no sabría cómo describirlo con detalles pero solo puedo decir que no sé qué hacer, que sentir por el mi novio era Samuel era el chico por el cual me moría todos los días al verlo sentado en la misma banca o verlo sentado en su árbol preferido haciendo la tarea y mirando como su papá me enseñaba a pilotar el avión. De ese Samuel me enamore y creo que sigo enamorada de él, diga lo que diga ese beso mi verdadero amor es Samuel y punto.
-Y entonces -pregunto Daniel después de soltarme-
-Ya te dije si Samuel está muerto tratare de darnos una oportunidad -dije mientras me iba-
-Está bien -dijo siguiéndome-
Otra vez mi mente no me deja de mandar imágenes de mí y Samuel pero entre esas imágenes están unas con Daniel, haber mente te dije que Samuel es el amor de mi vida digas lo que digas así que concéntrate en buscarlos.
Después de salir de entre la maleza llegamos a lo que era costa, en la arena se marcaban unas huellas de pues, pensé que eran los de Erika o Nora pero luego mi mente me dijo estúpida pues ellas eran dos y aquí solo había huellas de una persona. Seguimos las huellas y nos llevaron a un lugar donde había pedazos de tela rasgados y tirados en el suelo eran bastantes, luego había una playera que al verla bien recordé que Rubén traía puesta esa playera. Esa esperanza de vida desapareció pues ya no era esperanza sino realidad, ellos estaban vivos.
Cuando baje la playera y vi hacia enfrente mío a lo lejos y tapándose del fuerte sol él estaba ahí con solo lo que parecía ser su bóxer, nos veía con temor pues el sol no lo dejaba ver bien quien era yo, pero sabía perfectamente que era el ese chico que siempre que metía la pata yo se reía aunque él no se diera cuenta que yo lo veía a lo lejos sentado en su árbol reírse mientras disimulaba que hacia la tarea, ese chico que cuando le hable para confesarle mi amor por él, me dijo que también él estaba enamorado de mí. Ese chico que cuando me beso por primera vez sentía que el mundo se iba a acabar y así fue, bueno solo el pueblo donde vivíamos.
Ahí estaba parado asustado, cuando de repente una nube gigantesca bloqueo los rayos del sol dejo de estar asustado y simplemente llorar como yo lo estaba haciendo desde que lo vi ahí parado. Corrí lo más rápido que pude hacia él y lo abrase con todas mis ganas del mundo, cuando lo abrace sentí como esa chispa que encendió Daniel tomaba más fuerza y encendía mi amor hacia Samuel.

La isla de MarielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora