Las manos

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Se levantaba mi madre

alborotando la casa,

y estábamos en la calle

sin darnos cuenta de nada.

Íbamos casi dormidos,

los cuatro, los cuatro hermanos,

hacia la orilla del río,

tomándonos de las manos.

Mi padre, elástico el paso,

con barba y lentes dorados,

iba con Ella del brazo,

como dos recién casados.

Canciones de pescadores

nos daban la bienvenida.

Entre pescados y flores,

llegábamos a la orilla.

Cuatro anzuelos en el agua,

cuatro carnadas hundían.

Mi padre y ellos, pescaban.

Yo, solamente reía.


A las diez de la mañana,

se terminaba 1a pesca.

Los vascos nos esperaban

con tazones de agua fresca.

Y allá en la casa del morro,

ante platos de pescado,

los cuatro, cuatro cachorros,

no nos dábamos las manos.

Pero al volver por la tarde,

los cuatro, los cuatro hermanos,

íbamos por esas calles

tomándonos de las manos!



Canciones del alma y de la rutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora