SÁENZ PEÑA

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Con primigenias semillas

llegaron hombres honestos;

plantaron toscos mojones,

talaron árboles viejos,

y se quedaron rogando

por cuatro gotas del cielo.

¡Cómo cantaban las rejas

al abrir los surcos nuevos!

¡Cómo entre rojos taninos,

bajo el castigo del Viento,

floreció el algodonal!

Aquellos hombres completos,

cuatro rumbos en la rosa

de los vientos eligieron.

Y a cordel, con anchas calles,

nació a la vida otro pueblo.

Allá está Sáenz Peña ahora

con dura piedra y cemento

venciendo los quebrachales.


En el tumulto del centro,

la calle doce y sus tiendas.

Hacia el oriente, los frescos

espejos de las represas,

donde se bañan los vientos

y se desnuda la luna.

Mirando al Sud, el complejo

movimiento de los trenes,

y hacia el Norte, allá a lo lejos,

a la sombra de las cruces,

descansan los que se fueron.

Allá está Sáenz Peña ahora,

entre picadas creciendo.

Multiplicadas semillas

florecen bajo su cielo;

y sus pecados se lavan

en los blanquísimos velos

con que acuden sus mujeres,

al llamar los campaneros,

para las misas tempranas

de los domingos serenos.

Allá está Sáenz Peña ahora

con dura piedra y cemento,

venciendo los quebrachales

contra el sol y contra el viento!



Canciones del alma y de la rutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora