Capitulo 4

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Ya se acercaban los últimos exámenes y la entrega de notas. Al fin!
Pensé que jamás llegaría, ok, eso es súper mentira, porque con lo rápido que se me pasó no me enteraba de nada...

Yo seguía en el mismo puesto, ninguno de los del grupo andábamos juntos, era una lastima ya que el resto del salón seguía como tímido, y eso a mí ya no me iba. Aunque no sé si fue por casualidad o que el universo me escucho que nos cambiaron de sitio, y quedé con ellos, a ninguno lo tenía lejos, era como echo a propósito o que sé yo... El gracioso detalle era que al tal Marco también lo tenía cerca, y bastante!
Era así: a Bárbara en frente, Valentina atrás, Andrés a mi lado derecho, el patan detrás de él (ósea a mí diagonal, que por suerte no lo podía ver) y a el otro lado Daniela y Arnellys (dos chicas más del grupo, que son fantástica y rumberas).
Muchas de las veces por la limpieza a el patan y a Daniela quedaban a mi lado, la mayoría de veces no me iba mal... Resultaba que el idiota era bueno en inglés y yo como que NO (para nada de nada), era que si la única materia que me iba coja, y pues me ayudaba, por más que me cueste admitir. Al fin y al cabo no era tan malo como creía... Pero eso no le quita lo patan!

La última semana fue la más pesada para mí, se acercaba mi gran evento, mi baile, mi actuación, lo que era mi vida... A Valentina le gustó de que iba la obra-musical que realizaría, sin peros me pregunto si podía asistir y yo encanta le dije que si que no había ningún problema, luego invite a mi otra amiga, que ya casi era mi mejor amiga, Bárbara, pero ella tenía cosas que hacer y se le hacía hiper complicado ir... Bueno, sin contar a Sofía, ella siempre estaba de viaje; le di las entrada a Valenta y finalmente esperamos las dos juntas el gran día.

Sucedió en un plis plas, esas horas interminables de prácticas ya habían llegado a su fin y estábamos a horas de presentarlo a 1000 personas, que eran amigos, conocidos y familiares, lo cual eso no le quita el miedo que se siente antes de salir. Teníamos que hacerlo dos veces, porque eran dos funciones, una en la mañana y otra en la tarde, quinientos y quinientos espectadores... Ay dios me da mi edito de imaginarlo otra vez!

Bueno pero en un abrir y cerrar de párpados ya había salido y despedido al público con unos ojos llorosos y manos temblorosas, gracias a la emoción que en ese momento me regaló una tremenda satisfacción por lo que había hecho y logrado. Nada como las sensaciones que experimenta un bailarín después de una gran trabajo, realmente eso jamás lo cambiaría por nada.

Pride won usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora