Capítulo 2: Sarah

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Sarah Lewis era una adolescente neoyorquina de 21 años que vivía con sus padres en un complejo de departamentos junto a muchos inmigrantes que allí residían. La vida de Sarah no era lo que se dice todo color de rosa: su padre estaba enfermo y atravesaban una situación económica deplorable, y su hermano Adam hacia 3 años que había desaparecido una noche en la cual salio y jamas volvieron a saber de él, su madre estaba devastada y entró en un estado dónde solo se enfocaba en las tareas básicas, y solía desvelarse por las noches mientras todos dormían mirando a la puerta esperando a su hijo.

Sarah trabajaba para mantener a su familia en un bar de moteros por las noches como una simple moza, pero a veces el dueño le pedía que bailara para entretener a la concurrencia, la cual no era la imagen de la rectitud en si, lo que le valió esquivar muchos hombres que deseaban llevársela. Ella muchas veces pensó en irse, pero pensaba en su familia y su deseo de verla progresar, a lo que a un asentimiento se disponía a bailar y aceptar la triste y cruel realidad.

Una de las tantas noches en que su madre se desvelaba, Sarah la oyó sollozar, y salio de su cuarto a consolarla:

- Mamá, es tarde, deberías irte a dormir...Adam no volverá y lo sabes.

Su madre giró violentamente y le dijo: - ¿Que sabes tú? tu hermano volverá, una madre tiene instinto y sabe que su hijo esta por algún lado, buscándome -miró hacia la puerta y luego bajó la cabeza- perdón hija, lamento reaccionar así, es que...ya sabes como me siento.

- Si, lo sé. Pero ya es tarde, y necesito descansar. No puedo hacerlo si tú estás aquí.

Su madre asintió, la abrazó y se marchó a su cuarto a dormir. Sarah salio al balcón y mirando al cielo estrellado, mientras seguía un avión con la vista, dijo: - Adam, nuestros padres piensan que desapareciste. Yo sé donde estás, y si tú no conseguiste arreglar nuestro futuro, yo lo haré por ti.

Y lanzando una ultima mirada a la ciudad, se retiró a su dormitorio.






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