Capitulo 7: La Prisionera

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Su mente era un torbellino de colores y sonidos, voces que parecían sonar lejanas pero que en realidad estaban a su lado. Sarah estaba siendo llevada arrastrada por dos sujetos que se reían de ella y verla drogada e indefensa despertaba en ellos sus pensamientos mas repulsivos.

La arrastraron hasta una despensa, donde en la entrada uno de los matones buscaba unas llaves mientras el otro la sostenía.

- Hey, abre rápido, esta perra pesa demasiado y quiero volver a almorzar.- Se oyó un sonido metálico y la puerta se abrió, arrojaron a Sarah al suelo y cerraron la puerta mientras se iban riendo.

Sarah levantó la cabeza a duras penas, y la reacción y la impresión de ese lugar, hizo que se parara rápido, pero al hacerlo dio un grito ahogado cuando un relámpago de dolor cubrió su pierna izquierda. Observó y vio que su tobillo estaba hinchándose de a poco. Se lamentó en silencio y luego levanto la mirada para ver donde estaba y vio que era un depósito, lleno de latas con conservas, sacos con verduras, etc. Contempló fascinada durante un rato cuando su estómago comenzó a hacer ruidos. "Mmm, tal vez si saco algo, no creo que nadie lo note" pensó, asique se dispuso a buscar algo para comer.

A duras penas con la ayuda de una silla se movía para buscar algo, y al correr unas latas, vio unos conductos, y solo pensó en gritar para pedir ayuda. Cuando se dispuso a hacerlo, oyó una voz que raramente se le hizo muy familiar:

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?! -

-¿Caleb? ¿Eres tú? - dijo Sarah - Ayúdame por favor, creo que mi tobillo se dobló.

Escuchó muy a lo lejos que Caleb insultaba y su voz se perdía. Quiso gritar pero tenia pocas fuerzas, asique se recostó en unos sacos viejos y durmió un poco.

Un rato después, abrió lentamente los ojos y vio que estaba en otro lado, esta vez en un cuarto bien arreglado, y en una cama tapada y con su tobillo vendado. Mientras inspeccionaba con la vista el cuarto, vio una persona parada en la ventana y se sobresaltó. Un relámpago iluminó la habitación.

- ¿Qui-quien eres? - la voz de Sarah se oía temblorosa.

El extraño giró lentamente, pero su cara permanecía oculta - Hola - se acercó a la cama y se paró enfrente de ella.

- ¿Tu me trajiste aquí y vendaste mi pie?

- Así es.

-¿ Y sabes donde estoy?

- Si.

-¿ Y supongo que no me lo dirás, no es así?

- No.

Sarah no podía dejar de pensar que esa voz la había oído alguna vez, sintió como si un aluvión de recuerdos convergiera en su mente y la hicieran confundirse. "Su voz...su voz me recuerda a alguien..aunque con esa forma de contestar, creo que jamas me daré cuenta".

- Come algo, a tu lado hay una bandeja con comida, más tarde volveré.

- Oye, espera! ¿Quien eres..?- No pudo terminar, el extraño desapareció por una de las puertas - ¡Maldita sea! Tengo que saber quien es ese tipo, pero supongo que con el estomago lleno podré pensar mejor. Giró en la cama y vio un carrito con una bandeja y una botella con agua, se acercó a el y vio que en un plato habían unos bocadillos con queso. Comenzó a comer despacio sentada en la cabecera, cuando notó que le corrían lagrimas por sus mejillas, miró el resto del bocadillo mientras que con los ojos húmedos y en voz alta decía: "Sabia que jamás me abandonarías Adam".

Al terminar su improvisada cena, el sueño la venció otra vez, y se acostó con una leve pero esperanzada sonrisa en el rostro.

La última voluntad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora