Canción 2: Empty Star

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Aún no sé por qué sales conmigo susurró, abrazando sus rodillas.

Todas las personas en mi clase me parecen aburridas y comunes me recosté en la pared.

Deberías salir con ellos entonces. Después de todo, tú y yo no pertenecemos al mismo grado social dijo viendo la puesta de sol.

¿A qué te refieres? —alcé una ceja, confundido.

Bueno, solo mírate. me miró de reojo—. Naciste para ser popular.

Tal vez sí tuvo razón esa vez. 

Desde pequeño siempre estuve rodeado por una multitud, ya sea por mi aspecto o mi personalidad recibía halagos y regalos, pero pronto, eso se volvió repetitivo y aburrido, me premiaban sin sentido alguno. Mientras crecía, esa "aura" de popularidad aumentaba cada vez más en mí, llegó la secundaria y decidí sacarle provecho, desde tareas hechas por otra persona hasta parejas de una noche.

Aún así, con toda esas facilidades y emoción, me seguía sintiendo vacío.

Hasta que lo conocí a él.

Nunca antes se me había aparecido un reto, jamás creí que convencer a una persona de ser mi amigo lo fuera, ellos llegaban, yo no iba por ellos. Pero él fue la excepción, tuve que ser yo el que diera el primer paso ya que él era reservado y confidencial, como un caso muy especial, ocultado en secreto y solo conocido por un grupo selecto de personas. Yo quería ser una de ellas.

Me costaron dos semanas para hacer que tuviéramos una conversación "normal", y dos más para que me tuviera, aunque sea, una pizca de confianza. Pero poco a poco, tras conversaciones y almuerzos en esa azotea, logré que fuéramos amigos.
Conseguí que lograra desenvolverse más y me mostrara la persona que era en realidad, oculta bajo esa bufanda y detrás de esos ojos ámbar. Nos convertimos en mejores amigos, iba a ir a la universidad, tenía sueños y planes futuros, yo estaba incluido en ellos.

Pero como todo en la vida, la felicidad no duró mucho.

Su vida se vio mancillada con sangre inocente, sangre de su propia familia, en él nació una fuerte sed de venganza. Y la persona que había conocido, desapareció.

Sabía que si lograba su cometido, no volvería a ser el mismo de antes, lo perdería para siempre. Intenté recuperarlo con todas mis fuerzas, lo intenté, porque era, no... ¡Es mi mejor amigo! Y porque me gustaba... qué digo, ¡aún me gusta!

Demonios, ¿por qué rayos hablo en pasado? Como si él hubiera.. No, él se fue, no tenía amigos o conocidos, sólo yo. Es increíble como una persona puede desaparecer y nadie se da cuenta de su ausencia, pero yo no lo he olvidado, jamás lo haré, Ryu... Sigo esperando que se cumpla la promesa que me hiciste.

—Oye, ¡oye Kaede! —la voz de mi mánager me despertó.

—¿Qué?, ¿qué? —parpadeé.

—Deja de dormir en el sillón y graba de una vez —ordenó, impaciente como siempre.

—No seas tan gruñón.

—Sería feliz si dejaras de ser tan relajado —cruzó sus brazos.

Rodé los ojos.

—Voy a dar un paseo, no encuentro inspiración aquí —dije con mi voz indignada y me levanté.

—Kaede, ¡vuelve aquí y graba de una buena vez! —señaló el sillón y me miró enojado.

—Después —le saqué la lengua y salí de ahí.

Suspiré pesadamente y caminé por todo el corredor, necesitaba poner mis pensamientos en orden antes que cualquier otra cosa, pero eso siempre terminaba sin éxito, recordaba esa escena una y otra vez.

My Song Reached Your HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora