7. Sin dinero

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FIONA- ¡¿Marshall me puedes decir que esta pasando?! ¡¿Por qué te comportas así de repente?!

MARSHALL- ¡Que te vayas!

FIONA- ¡Pues muy bien me voy! ¡Y no hace falta que me dirijas mas la palabra, idiota!

Me fui de allí. 

-¡¿Por qué había hecho eso?! Creía que venía a animarme y me hecha como si fuése subnormal. Como la última vez en la barandilla me caí y me dejo allí tirada de repente. Parece como si al acercarme a él su humor cambiase, como si fuese bipolar, y me tratase como a una mierda. No puedo soportalo mas, le odio, no sé si quiere burlarse de mí con estos cambios de humor tan repentinos o qué, pero ya he tenido suficiente con tan poco tiempo de conocerle. No pienso hablarle mas fuera de los estudios- pensé.

*Mientras tanto*

Al poco rato de que me fuera, un chico de cabello castanyo muy claro, casi dorado, apareció de detrás de una pared sorprendiendo a Marshall, quien ya se encontraba menos tenso, él era Gumball.

GUMBALL- Veo que a ti se te da mucho peor que a mí tratar con chicas.

MARSHALL- Te la estás jugando...

GUMBALL- ¿Eres bipolar o qué? Cuándo pensaba que estabas apunto de conseguirla le gritas sin razón para que se vaya, tiene menos sentido que lo que yo he hecho.

MARSHALL- Por lo menos yo no la humillo delante de todo el mundo.

GUMBALL- Yo no la he humillado, solo...

MARSHALL- ¿Solo qué?

GUMBALL- Vale, la he humillado, pero bueno, soy humano cometo errores y despues los intentó rectificar. Tú deberías hacer lo mismo he ir a pedirle perdón.

MARSHALL- Yo no voy suplicando nada a nadie. Bueno, es que no sé cómo he acabado hablando contigo. No me importa en abosluto tu opinión lo único que quiero que entiendas es que si me vuelves a seguir no saldrás del sitio sin ningún rasguño como ahora- dijo dejando a Gumball mudo y yendóse en dirección contraria al instituto.

*Fin de la conversación*

Me dirigí al instituto. Me quedé sentada en un banco de madera, situado en la entrada del edificio, con la mirada perdida hasta que terminó la hora de clases a la que debería haber asistido y entré en el cambió de clase siguiente. Las siguientes horas transcurrieron lentamente, como si se tratase de una tortura para que no llegara nunca a casa. Al terminar Cake y yo fuimos hacia casa en su coche.

CAKE- Fiona al llegar a casa tenemos que hablar de un asunto importante.

FIONA- ¿No me lo puedes decir ahora?

CAKE- Es mejor que lo veas con tus ojos, no seas impaciente.

Al llegar se dirijió al comedor y yo la seguí. Comenzó a sacar sobres de facturas y los dejó sobre la mesa, encendió el ordenador y abrió un programa lleno de numeros.

CAKE- Mira atentamente todas las facturas sumadas de estos sobres -deslizó su dedo por la pantalla hasta llegar a un número que me hizo tragar saliva de un golpe- estamos en números rojos. No quería que llegaras a hacerlo pero es necesario que trabajes tu también Fiona, lo siento mucho. Quería hacerme cargo yo de esto porque soy la mayor, pero...

FIONA- Tranquila Cake, no hay problema, no te preocupes en absoluto. Mañana mismo iré a buscar trabajo.

CAKE- Eres tan buena- dijo un poco emocionada.

FIONA- Claro que no, ya era hora de que trabajáse no te puedes ocupar tu de todo.

Nos abrazamos y al separarnos Cake sacó comida preparada de una bolsa. Estuvimos comiendo mientras mirábamos la televisión y al terminar dejé mi la plato en el lavaplatos.

FIONA- Voy a ir a mi habitación a terminar los deberes y estudiar.

CAKE- Yo me preparo que de aquí nada he de ir a trabajar.

FIONA- Valep.

Subí a mi habitación a hacer las tareas del instituto. Al cabo de media hora me di cuenta de que no me podía concentrar. Habían ocurrido tantas cosas en tan pocos días que no lo podía asimilar. Empecé a pensar en Gumball la vergüenza que pasé el Lunes cuándo me vio en toalla y la vergüenza que sentí cuándo se entero de qué me gustaba. Poco después caí en depresión al pensar como me había rechazado, me pusé mis auriculares y empecé a escuchar todo el repertorio de canciones que había en mi carpeta de música triste. No duré ni una cancion entera y empecé a llorar. Me tumbé en mi cama barriga abajo con la cara pegada en la almoada, dejando el cojín empapado, y me quedé dormida.

De repente un sonido agudo hizo que me levantara, era el timbre. Baje las escaleras medio zombie y abrí la puerta un poquito dejando espacio suficiente para que mi ojo viera quién había, y allí estaba Flama. Abrí la puerta del todo peró, antes de que le preguntase por el motivo de su llegada me agarró por la muñeca y me acercó hacia él, haciendo que nuestros labios chocaran. Abrí los ojos como naranjas y el paisaje había cambiado. Estaba en mi habitación, por suerte, había sido un sueño. Pero, ¿Por qué había soñado eso? ¿Acaso me gustaba Flama?






Fiona- ♥✠ Del infierno al cielo ✠♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora