capitulo 2

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Correr siempre fue mi segunda cosa favorita en el mundo. La primera es leer. Todos los días corro lo suficiente en el parque que está a dos cuadras de mi apartamento, es un hábito que me hice desde que llegue aquí.

Chicago siempre me pareció una ciudad hermosa y mientras corro puedo lograr comprobarlo. Han pasado dos semanas de mi mudanza y por fin he podido desempacar todo. En mis auriculares suena una de mis bandas favoritas, Snow Patrol. Sigo trotando hasta que le doy otra vuelta completa al parque, me detengo un instante para recuperar el aliento, me quito los auriculares y le pongo pausa a la canción.

De repente escucho gritos a lo lejos, levanto mi vista y visualizo a una pareja discutiendo. La chica es alta y rubia, puedo apostar que su traje es hecho a la medida y de marca cara. No logro ver su cara. Vuelvo a apostar a que es bonita. El chico es otra cosa. Cabello castaño oscuro, su cara es perfecta, como si fuera un chico que modela para marcas de ropa cara, va vestido con jeans y camiseta blanca con una chaqueta de cuero café. Los gritos siguen y me doy cuenta que soy su única espectadora. Él desvía su mirada y se encuentra con la mía. Deja de hablar y me avergüenzo por ser tan chismosa. De repente él vuelve la mirada a la chica y se da la media vuelta y comienza a caminar, ella sigue gritando lo que parece ser su nombre pero no le presto atención porque estoy perdida en su espalda ancha, su trasero y su caminar. ¡Santa madre de Dios! Debe ser modelo definitivamente.

La chica se gira en mi dirección y me mira, ella también debe ser modelo con tremenda cara y cuerpo que se manda, quito la mirada, me pongo los auriculares, doy play a la canción y subo todo el volumen. Hago como estiramientos mientras ella pasa a mi lado y de reojo veo que ella va molesta, demasiado molesta. Obligo a mis pies a volver a correr y lo consigo pero algo me hace detenerme al pasar por el lugar donde la pareja discutía, un anillo de plata brilla en el piso, miro a ambos lados y a la chica no la visualizó pero a él sí. Lo recojo del piso y corro como si se tratara de un maratón. Me quitó los auriculares y a una buena distancia de el comienzo a llamarle.

-¡Hey!-grito pero mi voz sale cansada. Vuelvo a gritar pero no se gira. Cuando voy disminuyendo mi trote y estoy cerca de él grito de nuevo.

-¡Qué!-grita de regreso mientras se da la vuelta de repente. Siento desmayar y no sé sí es por mi falta de hidratación, su belleza o su voz profunda con acento sexy. Británico.

-Emmm...-balbuceo mientras recupero el aliento- Lo siento, pero...

-Habla rápido-me interrumpe. ¡Punto menos! No me gusta que me interrumpan.

-Oye amigo, en primer lugar bájale a tu tono. En segundo, déjame recuperar el aliento que parece que corrí los 100 metros planos para alcanzarte y...

-¿Y?-Trato de contener mi boca rápida y sucia. Sí, esa llena de groserías que nunca pongo en práctica.

-¿Y? Bueno, me encantaría saber si a alguna de tus manos le hace falta algo.

-¿Perdón?-dice frunciendo el ceño.

-A tus dedos por ejemplo-digo cruzando mis brazos. Es sexy verlo así. ¡Para ya!

-Estas loca-dice dando la media vuelta.

-Algo plateado por ejemplo-digo antes que comience a caminar. Se gira.-Lo puedes usar en tu dedo anular.

Me mira tratando de averiguar si de verdad estoy loca, mira a sus manos y las analiza. Frunce el ceño.

-Mi anillo-dice mientras busca en el piso y en su bolsillo. ¡Este lo que tiene de guapo lo tiene de bruto! Me digo a mi misma mientras ruedo mis ojos. Doy un paso hacia él y tomo su mano derecha, siento una pequeña descarga pero debe ser lo cansada que estoy de tanto correr. Pongo su mano palma arriba y nuestras miradas se encuentran, no se pierden mientras le pongo el anillo en la palma y cierro su mano en un puño. Lo suelto.

-Tu anillo-digo perdida en su mirada penetrante. No dice ni siquiera un "Gracias". ¡Maleducado! Grito en mis adentros.

-Gra... Gracias-dice después de mi insulto mental y ahora es él quien balbucea.

-De nada-le contesto.

Doy un paso a su izquierda para seguir mi camino pero no he dado ni tres pisadas cuando al pasar a su lado me detiene con su mano desocupada. Lo veo.

-Chasing Cars-dice y me quedo atónita- Buen gusto musical.

Me suelta y continuo mi camino. ¿Qué ha sido todo eso? ¡Jesús! Si no supiera que estoy sudada por correr diría que fue el tener tremendo espécimen a mi lado. ¿Pero cómo...? Interrumpo a mis pensamientos cuando me doy cuenta al mirar mi celular que la canción esta sonando a todo volumen y está en repetición. Emprendo una carrera al apartamento con esa música siguiendo mis trotes, en el camino no dejo de pensar en su voz, esa voz que debería ser ilegal por ser tan sensual y sexy a la vez. Recuerdo de repente, su nombre es Steve

Al menos fue lo que gritó la chica rubia.

Hayes.

Suena tan masculino...espera yo acabo de decir eso.

Oh por favor no otra vez..... 

Huyendo del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora