Un prefacio corto.

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Una vez entrelacé mis manos con otras.
Entrelacé mis manos como se entrelaza el destino.
Pero las horas que duraron fueron pocas
y ese destino entrelazado hace mucho tiempo jugó conmigo.

Erase una vez un cuento
con un principio lento
pero con un final de fábula,
Sólo hubo melancolía en una cápsula
que me trague y tuvo un efecto prolongado.

Terminó antes de haber empezado.
Me dijo sí la primera vez.
A la segunda vez
ya me había rechazado...
Y el tiempo entre el primer, y el segundo postulado
no fueron mas que diez minutos.

Recuerdo que me dijo que le gustaba otra persona,
aquella frase chocaba como una coma
cuando debería haber punto y final.
Esa frase me logró alterar
por ende le pregunté si lo conocía,
era obvio lo que diría
pero no recuerdo aquella conjunción vocal.

Me fui desorientado,
dando vueltas en un cuadrado sin lados,
y me senté a reflexionar en una banca
lo que hace 20 minutos había pasado.

Era joven en ese entonces
no sabía como manejar ese rechazo
supongo que quería un abrazo
pero a mi lado solo tenia de brazos cruzados una estatua de bronce.

Recuerdo entrar en el debate obsesivo
en que tenía yo de mal,
la respuesta normal sería decir : "Que carajo, esas son vainas que pasan"
pero nunca le había pasado al ser vivo que cuenta esta historia.

El lujo del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora