Capítulo 1

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Si Lauren Jauregui no se hubiese empeñado en guardar sus viejos zapatos de tacón favoritos, quizá esa mañana no hubiese perdido el empleo por llegar una hora y media tarde al rompérsele el tacón. Era su único par bueno y aunque ya estaban un poco viejos y tenían algunas rozaduras de más, la chica no podía desprenderse de ellos tan fácilmente porque fueron un regalo de su madre cuando ella cumplió dieciocho años. Ahora su madre ya no estaba y esos zapatos tampoco.

Lauren era (y digo 'era' siendo totalmente consciente de que el uso que le estoy dando a este verbo es en pasado) contable en una empresa que vendía material de papelería. Se dedicaba a saber cuánto dinero ganaban al vender grapas o a pensar en alternativas para mejorar los beneficios de su empresa, como aquella vez que a Lauren se le ocurrió que el logo de la empresa debería ser negro para ahorrar en cartuchos de impresora a color, que eran más caros que la escala de grises.

Llevaba tres años dedicados a hacer malabares para que una pequeña empresa pudiese seguir a flote, los mismos que llevaba con Tom, su novio con el que compartía un pequeño y oscuro piso alejado del centro de San Francisco. La mañana que despidieron a Lauren volvió antes a casa y se encontró a su chico en el sofá, él tampoco trabajaba.

-Cariño...-Dijo Lauren al verlo, los ojos se le habían humedecido de repente y no había sido consciente hasta ahora de lo mucho que le había importado que la echaran a la calle.

-Hey, cielo...¿qué ha pasado? –Preguntó Tom preocupado mientras se levantaba del sofá para abrazar a Lauren.

-Me han despedido. Han utilizado la excusa de que he llegado tarde, pero en realidad ya corría el rumor por la empresa de que querían reducir la plantilla, solo estaban esperando a que alguien cometiese un error para quitárselo de encima. –Explicó Lauren agarrándose fuertemente a su novio, mientras intentaba controlar su llanto para que a Tom no le pareciese fea al llorar, al chico le parecía que Lauren era poco agraciada cuando las lágrimas corrían por sus mejillas.

-Oh, mierda. –Dijo Tom. -¿Y ahora qué vamos a hacer?

-No te preocupes, tendré un tiempo de paro, pero mientras tanto buscaré otra cosa. –Intentó tranquilizarlo Lauren. La chica no se había dado cuenta de que esta vez era él el que tenía que dar la cara y tranquilizarla a ella.

-Espero que encuentres tú algo pronto, porque yo por más que busco no veo nada. –Dijo Tom, sentándose en el sofá de nuevo y arrastrando a Lauren con él.

Lauren se sentía culpable cada vez que pensaba que su novio había abandonado por completo la búsqueda de empleo, ella quería pensar que no era así, pero eso no era verdad, lo cierto es que lo único que hacía Tom era pasarse el día en el sofá en calzoncillos. Lauren no quería pensar que eso era lo único que hacía Tom porque su novio, al menos, siempre que ella llegaba a casa le tenía hecha la comida. En estos ocho meses de desempleo, el chico había mejorado mucho y Lauren no tenía motivos para quejarse de él. O al menos eso pensaba ella. Se había acostumbrado a esa vida.

Los dos se sentaron en el sofá durante un buen rato y Tom hizo que Lauren apoyara su cabeza en su pecho y la abrazó mientras le acariciaba el pelo. Lauren, a parte de la comida que le hacía todos los días, no podía recordar cuándo fue la última vez que Tom tuvo un gesto así de bonito con ella.

Pero poco le duró el confort que le estaba proporcionando su novio, porque a la mañana siguiente, cuando ella salió a buscar su finiquito a la que había sido su empresa, el chico aprovechó para llamar a su amigo Jerry, que tenía una furgoneta y, entre los dos la llenaron de cajas con sus cosas. Fue tan rápido recogiendo que parecía que había estallado la guerra y estaba huyendo del país.

Con la muerte en los talones [Camren Mini-fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora