El amanecer del 16 de julio del 2009, y recuerdo muy bien la fecha porque fue el día que volví a ver a Mariand desde aquella vez en el hospital; mi madre me había convencido de ir a desayunar con el abuelo que vivía exactamente a 364 pasos de mi casa.
Mi abuelo era, quizás, la persona más inteligente que había conocido en mis, en ese entonces, catorce años de vida; él era psiquiatra por vocación y esposo por excelencia. Amaba el jazz, le gustaba la buena poesía y creía que F. Scott Fitzgarld en el Gran Gatsby había descrito a la perfección aquel panorama que en ese entonces se vivía. Y así era mi abuelo: extraño
Ese día habíamos desayunado waffles que mi padre había hecho y habíamos probado la tradicional malteada de fresa que mi abuela había preparado. Parecía que todo marchaba a la perfección, era un día increíble.
A las 10:30, cuando acabamos de desayunar, mi abuelo me había pedido que lo acompañara a su habitación por unas cosas que según él era mejor dármelas vivo a que después la recibiera porque estaba en su testamento.
-Cinco cosas serán las que te daré, me dijo, haz con ellas cosas buenas, no te guíes por la portada de un libro y si lo haces, recuerda que no todo es como tú lo quieras ver, siempre existirán diferentes perspectivas dependiendo del ángulo en que lo veas.
-Abuelo, ¿de que estas hablando? – pregunte
-Hay cosas que no entiendes en este momento, son difíciles de explicar, son cosas que a mí me llevo un largo tiempo comprender. Pero prométeme que las cuidaras y que permanecerán contigo hasta el momento indicado.
-Lo prometo- dije con cierta inseguridad.
Así que saco de su clóset un ajedrez, un reloj, un libro de psicología, unas gafas de sol Ray Ban y una pluma de tinta negra. Todo esto lo metió en una bolsa de estraza y me lo dio.
-Cuídalo Javier- y me guiño el ojo.
Me quede un rato en su habitación observando un rato todo lo que me había dado, eran cosas sin sentido. ¿Por qué me lo estaba dando a mí y que significaban?
-Mariand, ¿seguro que ya llevas todo? – gritaron
¡¿Mariand?! ¿escuche bien? Rápidamente me asomé por la ventana, y la vi, allí parada, sonriendo como si el mundo girara alrededor de ella.
-Papá, me estas exasperando, solo serán 3 días; lo necesito ¿recuerdas? Tratos son tratos.
-Lo sé- dijo tristemente
-Tranquilo, con Dero es imposible que me pase algo.
¿Dero? Me suena familiar el nombre...
-Estás sobre valorando las capacidades que tiene Dero, Mariand
-Dero me ayudará- y sonrió
¡Oh no, no, no! "Ella es el caos, ella es el caos, ella es el caos"
-Te pareces a tu madre
-No quiero parecerme a ella, la amaba, pero, papá yo...
-Para, creo que nuestra conversación ahora es de tres- y me miro
Al momento cerré la cortina y ya no pude escuchar más; cuando me volví a asomar (esta vez, con más discreción) ya era demasiado tarde, no había nadie en la acera y yo me había quedado con demasiadas dudas.
ESTÁS LEYENDO
Llenar un mundo de venas
Fiksi RemajaAmarla era un delirio, una frustración y un sufrimiento; y a veces me pregunto en que parte del mundo estará, que vena será. // Llenar un mundo de venas// autor yo Estem// © 2016All Rights Reserved