Después de aquella noche, si mis cálculos no fallan, estuve aproximadamente dos semanas sin saber nada de él. Desde que lo conozco, siempre tenía esa facilidad para aparecer y desaparecer en el momento justo, y una vez más, así fue.
"Eran las dos de la tarde, había estado lloviendo todo el día y por un casual había parado hace media hora. Siempre me había gustado la lluvia, el aroma que deja en las calles y las gotas de agua resbalándose hasta llegar al suelo.
-¿Me estás diciendo que, estuvo en tu casa, en tu cama, y no hiciste nada?.- Comentó Paula, ajustándose el abrigo por el frío. Éramos amigas desde la infancia, tenía esa debilidad incontrolable por enterarse de todo lo que pasaba al rededor, de la misma manera que incluso lo conocía a él mejor que yo después de tantos años.
-Huía de la policía, ¿Qué querías que hiciera?.- Apunté cabizbaja, el frío me había calado hasta el último rincón de mi cuerpo, cosa que me hacía estremecerme pensando si realmente me gustaba tanto el invierno como pensaba.
La conversación se quedó ahí, Paula tenía esa facilidad de hacerme reflexionar solamente cruzando cuatro palabras absurdas conmigo. Di la vuelta y logré divisar un rostro que me resultaba familiar, he de decir que el lugar también ayudaba, a pesar de que Paula insistiera ir por el otro camino. Solamente sabiendo de su presencia lograba alterarme, aunque él ni se imaginara que estaba a unos escasos metros de él, o si lo sabía; prefería mantenerse al margen, por alguna razón que jamás ha sido capaz de explicarme.
Supongo que después de haberse escondido bajo mi cama aquella noche, hizo que de una vez por todas, fuera capaz de saludarme por la calle y así hizo.-Con la misma sonrisa que cuando le abrí la puerta aquella noche.- No era un chico tímido, y aún así, renegaba a mostrar cualquier interés por mí, cosa que una vez cumplidos mis 16 años, empezaría a cambiar, de la manera más radical posible."
Y por aquel entonces, yo ya estaba todo lo enamorada que se podía estar de una persona a los 16 años. Y fue a partir de ahí, cuando empecé a jugar con él. Lo provocaba continuamente, y me encantaba verlo nervioso, pero parecía no enterarse de nada, o más bien; no quería.
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Si sale cara, sale bien.
RomanceLa gente siempre suele decir que el amor es algo que no se puede describir. Tal vez la belleza del sentimiento es inigualable a la que una mísera y efímera palabra jamás llegará a alcanzar. Pero el papel, el bolígrafo, las palabras, sí te entienden...