Capítulo 10.

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-Buenos días señor Bustamante. - saludo Tais cuando Edrik pasó frente a ella.

-Buenos días Tais, podrías pasar a mi despacho un momento, por favor. - ella asintió.

Se levanto de su silla y siguió sus pasos, ya se había adelantado, cuando entro a la oficina de Edrik el ya estaba sentado en su lugar de siempre, se preparó para tomar notas sobre lo que dijera Edrik, pero él la sorprendió.

-Tais aún no quiero terminar con lo que tenemos. - ella se sentó frente a él.

-No Edrik, ya te lo dije.

-Anoche en tu cama no decías lo mismo. - Ella rodó los ojos.

-Ya te lo había dicho Edrik, solo fue una despedida, Porfavor, acepta mi decisión. - el asintió.

-Entonces es todo Señorita Cooper, puede retirarse. - el ya no volteo a mirarla.

Aunque le dolió el tono en que lo dijo, fue ella quien tomó la decisión. Él nunca rogaba. Regresó a su escritorio, revisó la agenda para el día y miro que tenía una cita con el señor Rafaele Falcone, lo había mirado varias veces, en los eventos que llegaron hacer sus padres y su hermano, pero nunca había hablado con el. La cita era dentro de 15 minutos.

Dejó todo listo para la cita sobre su escritorio, se puso de pie, le quedan 8 minutos libres,ma sí que los utilizaría para arreglarse un poco, fue al espejo más cercano y se encontró con una compañera del mismo piso. Le sonrió y empezó a retocar su maquillaje.

-El jefazo viene de un humor de perros ¿verdad? -Tais asintió. - Se nota que anoche durmió solo.

Tais cómo pudo ahogo una risa nerviosa, pero se encogió de hombros como si en verdad no supiera nada.

-Tal vez no Linda, por eso nadie lo soporta hoy, ni el mismo. - su compañera sonrió. -Por cierto, hueles muy bien.

-Gracias, creí que había algo entre ustedes. - entonces en lugar de reír, Tais se ahogo. - ¿Estás bien?

-Si Linda, gracias, no creo que pudiera haber algo entre nosotros, es guapísimo, pero no lo miro como un prospecto. - Mintió.

-¡Ahh ya! ¿Y es por eso que te arreglas? - Miro a Linda.

Era una mujer joven, casada y con tres hijos, que a pesar de eso seguía teniendo un cuerpo espectacular, era Morena, con el cabello rizado y ojos verdes, Mulatas como muchas personas les dicen. Y sus hijos eran más que hermosos.

-No, hoy viene un cliente del jefazo, lo he visto algunas veces antes, pero él no se ha dado cuenta de que existo, pero como primero lo tengo que atender yo, hoy sabrá de mi. - le guiñó un ojo.

-Eres hermosa Tais, no necesitas arreglarte demasiado para llamar la atención, ¿quieres un poco de mi perfume? - Tais asintió gustosa. - Listo, suerte, luego me cuentas.

Salió corriendo a su lugar, faltaba un minuto para que Rafaele Falcone atravesará esas puertas, ella sabía que era amante de la puntualidad, en cuanto se sentó, la puertas se abrieron dejando pasar a un hombre alto de cabello oscuro y tez muy blanca, unos labios generosos y unos ojos que ponían a sus pies el mundo y como siempre de traje. Se puso de pie cuando estuvo frente a ella.

-¿Te conozco? - fue lo primero que salió de la boca de Rafaele Falcone.

-¿Perdón? - el sonrió.

-Dime de dónde te conozco, pero primero dime tú nombre.

-Tais Aricia Samaras Cooper. - ella le tendió una malo, la cual el acepto y le dio un beso en la misma.

EgoístaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora