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–¡Vamos Natsu!–gritó Lucy desde la parte de arrida de una pared.

–¡Te caerás!–le grité, pero recibí una mirada juguetona. Ibamos de regreso a casa, ya que hace unas horas me dieron de alta. Por suerte no llamaron a mis padres.

–¡Oh, vamos! ¡Yo sé que quieres subir aquí también!–me gritó con un tono burlesco.

–No, no quiero.–le respondí. –Vamos, vamos. Ya baja de ahí.–le dije una vez más.

–¡No seas malo!–me gritó.

–No lo soy. Sólo que tú eres... ¿cómo decirlo?... tú eres demasiado amable. –le respondí sonriendo.

–¿¡Ehhh?!–dijo con una expresión de sorpresa en su cara. –Ya, ya. No sigas que me sonrojo.–dijo poniendo su mano en sus labios.

–Sí, claro.–continuamos caminando varios minutos, ya nos quedaban menos de cinco cuadras para llegar.

–¿Sabes cómo se escucha mejor tu nombre?–preguntó Lucy saltando de la pared.

–¿Cómo?–le pregunté.

–N-a-s-h-o - D-r-a-g-n-e-e-l–respondió, y las imagenes regresaron a mi mente.


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*¡Vamos Natsu!*

^¡Te caerás!^

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*¡No seas malo!*

^No lo soy, sólo que tu eres demasiado amable^

*¿¡Ehhhh?!*

¥¥¥

*¡N-a-s-h-o--D-r-a-g-n-e-e-l*

^Ese no es mi nombre^

*Pero es mejor así*

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–Ese no es mi nombre.– ¡Maldita sea!

–Pero es mejor así...– ¡No sigas, maldita sea!

–¿Ah sí?– ¡No pierdas el control! ¡Mejor guarda silencio! –Mjm... entonces tu apodo sería "rubia oxigenada".–le dije siguiéndole el juego.

–...–sin respuesta.

De repente su cuerpo se fue haciendo más transparente de lo normal, y empezó a desaparecer.

–Lucy... ¡Lucy!... ¡Lucy!–grité cuando a no la veía.–Oye, oye... no es divertido.– dije hablando con el aire. –Está bien, está bien. Prometo no llamarte de esa manera, pero por favor no desaparezcas... siento como si aparecerás en cualquier lugar dándome un infarto!

–...–sin respuesta.

–Mamá, ¿con quién habla ese chico peli-rosa?–le preguntó un niño a su madre mientras iban caminando.

–Shh... Guarda silencio, Juan. No debes hablar con extraños y menos con los que están locos.–le dijo la mamá reprochándole.


|Lucy|


–Mjm... entonces tu apodo sería "rubia oxigenada".–dijo Nasho siguiéndome la corriente, pero de repente sentí que me dolía la cabeza, y todo se iba oscureciendo poco a poco.

Desperté en un tipo de isla en la cual habían varios árboles.

–Oh, llegaste.–dijo una chica de corta estatura, rubia y ojos de color verde.

Me enamoré de un... ¿¡fantasma?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora