Durante la semana siguiente al último entcuentro de Lauren y Verónica, esta última chica estuvo investigando, aunque no había mucho que hacer, pues Lauren había sido muy reservada respecto a ese tema. Aún así su amiga no se dio por vencida, hizo su mayor esfuerzo pero lo único que pudo conseguir fueron un par de regaños por parte de Lauren.
Verónica sabía que algo le pasaba a su amiga, la había notado más feliz, incluso le pareció que Lauren era menos estricta con su personal de trabajo. En un último esfuerzo de conseguir algo, Verónica se encontraba en la oficina de Lauren, de hecho estaba esperándola ya que la empresaria se estaba en una reunión. Después de unos 15 minutos esperándola Verónica escucho pasos que se acercaban a la oficina, era Lauren pero no venia sola, al parecer venía con un inversionista, por lo que Verónica entró en pánico, sabía que si su amiga la encontraba dentro de su oficina sin permiso se iba a enojar incluso un poco más de lo que ya estaba.
Rápidamente se escondió detrás del sofá, esperando no ser vista por nadie.
—Pasa tom, puedes tomar asiento.— dijo Lauren.— Bueno como lo dije en la junta, nosotros podemos acomodarnos a tu manera de trabajar, claro siempre y cuando no nos perjudique a nosotros como empresa.— concluyó.
—Eso lo entiendo, le aseguro señorita jauregui no se arrepentirá.— se levanto y estiró la mano para estrechar la de Lauren.— Siempre será un placer hacer negocios con la empresa.
Una vez que el hombre salió de la oficina, Verónica vio la oportunidad de salir del sofá, pero al ver que Lauren había recibido una llamada, decidió que podía esperar un poco más.
—Hola, claro que no se me olvida, ahm, pasó por ti a las 8 como quedamos.— fue lo único que pudo escuchar.
Sin querer Verónica ya tenía un arma a su favor, bueno al menos tenía con que presionar a su amiga. Poco a poco fue saliendo del sofá. Ya estaba preparada para lo peor.
Lauren sintió una presencia en la oficina, lo que la asusto por un momento, al girarse para ver qué era se llevó una no tan agradable sorpresa.
—¡POR DIOS VERÓNICA! ¿Qué te ha ocurrido? Casi me matas del susto, ¿Cuándo entraste? ¿Qué estás haciendo aquí?— la empresaria hizo una pausa antes de seguir.— Espera, ¿Ya estabas aquí? ¿Y porque estas atrás del sofá?.— hizo otra pausa, por lo que pudo concluir una cosa.— ¿Estás espiándome?
—No, no estoy espiándote, yo venía hablar contigo en muy buen plan, pero tu secretaria me dijo que estabas en una reunión así que decidí entrar a esperarte, pero cuando te oí venir, escuche dos voces por lo que asumí que no venías sola, y lo único que se me ocurrió fue esconderme tras el sillón.— dijo verónica.
—Está bien, eso lo entiendo pero eso fue hace más de 15 minutos, ¿porque seguías escondida aún?.— Pregunto Lauren.
—No lo sé, quizá porque vi la oportunidad de siquiera enterarme de algo, por la mala.— dijo con sinceridad Verónica.
Lo único que pudo hacer Lauren fue respirar hondo y contar hasta diez, pues no podía enojarse con su amiga, sabía que estaba mal el no decirle, pero no quería hacerlo antes de que estuviera segura de lo que pasaría. En cierto modo se sintió culpable, como de esas ocasiones que comes a más no poder, es una culpa que se disfruta.
Echó un vistazo a su reloj y supo que por ahora no tendría tiempo de lidiar con su amiga, ahora su prioridad era otra cosa, mejor dicho otra persona. Calculó todos los finales posibles que podía tener su día, en su mente pasaban tanto como, finales maravillosos como otros tristemente desastrosos, esta última posibilidad era algo aterradora también. Agito su cabeza para sacarse esos pensamientos de su mente. Hacer eso le hizo darse cuenta que su mejor amiga seguía ahí.
—Ni si quiera estás escuchándome.— aseguró Verónica, después de haber dicho un par de cosas más mientras su amiga se encontraba vagando en sus pensamientos.
—Lo sientoVerónica, pero sabes bien que me molesta que hagas este tipo de cosas.— hizo una pausa.— Te lo diré, solo dame tiempo, necesito tiempo hasta para que yo misma me lo pueda creer, ¿me entiendes?
En cierto modo esas palabras habían tranquilizado a su amiga. Una vez estando Lauren sola, no dudó ni un segundo en agradecer al destino por todo, pero principalmente por poner a Camila en su camino, ese solo acto hizo que su vida diera un giro inesperado, pero tan anhelado casi como la cena de la noche.
En la oficina las horas pasaban relativamente rápido, aunque tuviera casi siempre un mal humor, y aún a pesar de que todos tenían un concepto erróneo de ella, lo disfrutaba y amaba lo que hacía. Así era, y así había sido siempre, todos siempre pensaban en lo "amargada", "prepotente", "mal humorada", "egocéntrica", que era Lauren Jauregui. Incluso ella misma había escuchado los cuchicheos sobre ella, pero decidía siempre ignorarlos. Pero ahora, una persona se había dado cuenta que ella no era lo que aparentaba ser, y lo maravilloso de todo eso era que, Lauren ni siquiera tuvo que intentar ser otra persona.
Había dejado un par de pendientes para el día siguiente en la oficina, una vez que termino lo que ella creía que era urgente se fue a su departamento. Para darse a sí misma un poco de tiempo.
Camila por otro lado, no dejaba de estar nerviosa a escasos 20 minutos de que Lauren pasara por ella, incluso sintió que cada uno de los minutos que pasaban hacían que su nerviosismo aumentara.
Sentada sobre el sofá se encontraba Dinah, quien como no queriendo se fue acostumbrando a ver a Camila dando vueltas por todo el departamento, ahora ella simplemente la ignoraba y la dejaba ahogarse sola en su ansiedad.
—¿Tú sabías que brandon era el que mató a michelle?— preguntó dinah, tratando de parecer concentrada en la serie que estaba viendo.
—Si, lo sabía, vi ese capítulo un día que no estabas.— afirmó Camila.
—¿Porque no me lo habías dicho?, es un desgraciado.— dijo Dinah.
—No iba arruinarte el final y si, lo es, es un imbecil.— respondió enfocándose ahora en la plática con Dinah.
—Simplemente pudo haberla...— trato de responder pero el timbre sonó, así que dejó su argumento claramente improvisado para otro momento.— Yo abro
Pudiera decir que todo había salido bien, pero estaría diciendo una mentira, porque la realidad fue que había sido un poco desastrosa aquella noche, no por lo que pudo haber ocurrido si no por lo que pudiera ocurrir, voy a limitarme a decir que lo único que salió bien fue que ahora Lauren tenía aquel regalo tan anunciado, que no era más que una cámara fotográfica, Camila claramente le informó que ahora Lauren tendría que tomar una fotografía a todo aquello que le hiciera feliz, triste, que la hiciera enojar, en fin tenía que fotografiar todo aquello que le generara un sentimiento, sea bueno o malo, pensaran que, qué cosa había sido la desastrosa, y era justamente eso. Lauren había gozado de la compañía de Camila, lo desastroso fue el hecho de que ella no estaba lista, sentía que si hacía eso era como abrirle las ventanas de su alma de par en par.
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El idioma de las estrellas (Camren)
FanfictionCamila es de esas personas que pensaban con el corazón, lo contrario a Lauren, ella tenia que razonar todo antes de actuar, todo lo que hacia estaba calculado, hasta que conoció a Camila cabello.