Capítulo 9: Bla bla bla

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Habían pasado un par de días desde que Lauren y Camila tuvieron su último encuentro, aquella noche sucedieron cosas que ninguna de la dos tenía planeado. Dijeron cosas, cosas que sentían, sólo había un problema, ninguna de las dos lo dijo directamente, lo que había ocasionado en ambas chicas el aferrarse a la idea de "esperaré a que ella llamé primero", y bla bla bla ya sabemos como va este juego. Es por eso que ninguna se atrevía a tomar la iniciativa.

Era viernes y como era ya costumbre Camila se encontraba trabajando, todo iba bien, de hecho ya se había hecho a la idea de vivir de eso, un trabajo común con el cual pudiera sobrevivir al día, pero eso no era lo que quería, ella quería sobresalir, quería ser alguien y ¿porque no? Ser la mejor fotógrafa de la ciudad, pensar en eso le hizo recordar el regalo que tenía para Lauren, el bendito regalo que nunca le dio, pero ¿sería el momento indicado?, ella pensaba que había arruinado las cosas con la empresaria, si definitivamente sobrepasó los límites, pero ya estaba hecho, ahora ella simplemente se quedaría esperando algo, un mensaje, una llamada, algo, que le devolviera esa confianza otra vez.
Pero no pasó. Durante el día siguiente y el siguiente y el siguiente todo seguía igual.

—Ya fue suficiente Camila.— dijo en voz alta Camila, se encontraba en el departamento sola, hablando consigo misma o mejor dicho dándose valor.— Vas a tomar ese teléfono y marcaras su numero.– volvió a decir en voz alta, se sentó en el sofá mirando la pequeña mesita que tenía sobre ella el celular, y lo miro fijamente, se armo de valor y lo tomo.— No puede ser tan difícil.— se reconfortó ella misma.

Dos sonidos habían pasado ya, y el arrepentimiento invadió el cuerpo de Camila, mientras seguía los sonidos que emitía la llamada se maldijo millones de veces en su mente.

—Hola.— dijo la voz detrás de la línea.

—¿Lauren?— hablo Camila con un poco de inseguridad, en ese momento se encontraba en un punto muerto, no había a donde avanzar ni tampoco a donde retroceder, era todo lo que tenía ahora, e iba afrontarlo.

—¿Si?— preguntó Lauren.—¿Camila?

—Si, soy yo, em ¿qué tal el trabajo?— Camila respondió lo más rápido que pudo, ni si quiera fue consciente de lo que dijo, en serio solo se le pudo ocurrir eso.

—Oh, el trabajo, bien va bien, quiero decir todo va como debe ir.

Esta vez antes de responder Camila se tomó su tiempo para analizar su siguiente respuesta.

—Mmm, Lauren.— empezó a decir Camila.— ¿recuerdas del regalo que te había comentado?

(...)

Del otro lado de la línea estaba Lauren, que simplemente trataba de manejar esto como si no fuera la gran cosa, pero lo era.

Durante todo el tiempo en el que no mantuvo contacto con Camila, se estuvo convenciendo a si misma de que eso lo que fuera que hubiera ocurrido entre ambas y había pasado. Pero ahora con Camila detrás del otro lado del teléfono, todo ese trabajo personal de había venido abajo, porque dentro de ella tenía todavía esa esperanza.

Lo cierto es que ambas estaban haciendo una tormenta en un vaso de agua, aunque no hay porque negarlo, lo hacían porque era nuevo, era diferente.

Al ver todo el tiempo que se había tomado para analizar Lauren se había olvidado de responder.

—Si, por supuesto, ¿ya llegó el día?— dijo en tono suave.

Lauren solo quería que las cosas fueran como antes, que esa tensión entre ellas se fuera, y lo logró.

—Exactamente, me he preparado psicológicamente para esto ¿quieres saber que es?— dijo Camila.

—Creo que yo soy quien debería estar preparada psicológicamente.— Lauren río un poco.— Pero en fin, si quiero saber qué es, viví durante tres semanas con esa duda.— respondió Lauren, pero ni si quiera era verdad, pensó que una mentirita piadosa no hacía mal a nadie.

Entonces así es como las cosas volvían a su curso natural. Quedaron de acuerdo para verse y así Camila poder entrarle el regalo a lauren.

—Vaya ¿y esa cara?, ¿qué te ha picado?— dijo la mejor amiga de Lauren, Verónica.

—Nada, solo es un buen día, es todo— dijo tratando de ocultar todo lo estaba pasando en su cuerpo, tampoco nada como mariposas y ese tipo de cosas. Eso es para otro tipo de historias.

—Ya.— dijo Verónica entrecerrando los ojos para poder ver mejor a su amiga.— No te creo nada.— comenzó a rodear el escritorio para quedar más cerca de la empresaria.— Así que dime.

—¿Cómo lo haces?.— respondió Lauren.

—¿Hacer qué?.— Dijo Verónica mientras se sentaba en el sofá junto al escritorio.

—Eso, saber cuando miento.— dijo Lauren con total honestidad, aunque en realidad en los últimos meses nada podía evitar las expresiones que tenía le empresaria.

—No hice nada, simplemente es que haz estado deprimida como por dos o tres semanas que es evidente descifrar el estado de ánimo en el que llegas, por ejemplo el día que llegaste hecha Fuego despidiendo a la mitad de los empleados, supe que había sido por lo de tu madre, por cierto ¿ya los contrataste de nuevo? Bueno eso no importa ahora, dime ¿qué pasó?.— dijo Verónica.

—¿Ya te habían dicho que hablas mucho?, bueno no pasó nada solo una llamada y ya.— respondió Lauren.

—¿Quién?.— Dijo Verónica retomando su compostura en el sofá, mientras veía a lauren teclear y teclear en su ordenador.

—Una amiga, ¿puedes irte? Estoy en algo importante.— mintió Lauren otra vez.

—Ok, si no quieres decirme lo voy a averiguar por mi cuenta, ciao.

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Gracias por leer :)

El idioma de las estrellas (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora