Noche del 25 de agosto

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Un grito me desperto, venia de abajo, un grito familiar, Jenna, mi hija. Antes de que pudiera reaccionar mi marido salto de la cama y salio corriendo, yo aun estaba inmóvil escuchando sus gritos y bum..bum...zass...bum...bum..zasss... otro grito, esta vez de mi marido, entro mi hijo pequeño a la habitación llorando preguntando que pasaba, le abrace, seguía congelada en la cama sin poder moverme, como un conejillo asustado sin salir de la madriguera. Me quede con mi hijo esperando que todo pasara, pensaras que soy cobarde pero si hubiese bajado habría terminado como ellos. Mire el reloj, las seis menos cuarto, hacia tiempo que los gritos se habian detenido, pero todavía se escuchaba bum..bum...zasss.....bum...bum...zasss.

Las seis, ese odioso golpe seco y el silencio.

No me arme de valor hasta las diez de la mañana para bajar y que conste que solo baje para recoger la cámara que había dejado por la noche. No estaba.

Busque por todas partes a mi hija y marido pero tampoco estaban. Lo único nuevo que encontré fueron mas arañazos en el suelo y mas manchas rojas.

Desperte a mi hijo y aun en pijama ambos sin haber desayunado salimos de aquí, a el me lo lleve a casa de mi madre sin dar explicaciones a nadie y yo fui a la policia, donde no me hicieron ni caso y me tomaron por una loca, normal, quien va a presentar una denuncia sobre algo que no ha visto, algo poco usual y en pijama con pelos de loca. 


La cuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora