Parte 3

90 17 3
                                    


09-11-2013

Las cosas por aquí han cambiado un poco. Desde la última vez que Sehun y yo hablamos parece que ya soporta al menos que pueda estar a su lado. Kyungsoo me ha dicho que eso es un récord, que nadie lo ha logrado en todo el tiempo en el que Sehun ha estado ingresado.

Los especialistas me llamaron para preguntarme el porqué de que Sehun ahora me permita estar más a su lado. La verdad, no les dije nada, simplemente fui yo.

Puede que a muchos les cueste entender que entre él y yo tan sólo se haya creado un vínculo, sin palabras, ni contacto, tan sólo silencio.

Jongin no ha vuelto a la institución, pero no creo que fuese por mi amenaza. Por lo que Junmyun sabía esos dos hermanos no se llevaban precisamente bien.

A veces me olvido en dónde estoy, y entonces abro los ojos, veo este horroroso pijama azul y estas paredes blancas de la habitación. Escucho a Kyungsoo en la otra cama, luchando a través de esas dudas que le crean en cada sesión, y me pregunto que si esto está bien.

¿Por qué no podemos pensar y actuar como nosotros queremos?

La vida igual que las sociedades está regida por manipulaciones, actitudes y normas. Dilemas morales, y opiniones sociales que nos tachan de enfermos pero, ¿y si los que se equivocan son los demás?

Siempre la mayor multitud es dueña de la opción correcta.

La segunda vez que Luhan y Sehun pudieron estar solos, ninguno de los dos huyó. Luhan estaba sentado leyendo, tranquilo, viajando a un mundo lejos entre hojas y palabras, cuando de repente notó una suave inclinación en el sofá, su vista se apartó del último párrafo de la página del libro y se encontró con los oscuros ojos de Sehun.

No supo cómo reaccionar, aquellos ojos le penetraban de una manera tan plena que podía quedarse así durante horas, pero volvió a la realidad, cerrando el libro, sonriendo y hablándole tranquilamente.

— ¿Sucede algo, Sehun? —Luhan siempre le hablaba despacio, como si estuviese hablando con un niño pequeño, quería que como él no podía acariciarle lo hicieran sus palabras—. No hace un buen día, hoy no podremos salir a pasear como siempre.

— Podemos —afirmó Sehun levantándose del sofá dándole a entender a Luhan que lo siguiera.

Luhan caminó detrás del joven unos minutos, mientras éste recorría pasillos y subía escaleras. Llegó un momento en que los pasos de Sehun eran mucho más lentos de lo normal, como si estuviese realmente dando ese paseo. Luhan observó al joven que le acompañaba, estaba disfrutando de aquello, como si un sol le calentase la piel y la brisa le meciese el cabello. Ambos pasearon por las instalaciones como si realmente estuviesen en los jardines durante una hora, sin darse cuenta llegaron al piso más alto.

Aquel lugar estaba casi vacío, abandonado. Al parecer aquel piso había sido utilizado hacía unos años cuando aquella institución se dedicaba a investigaciones sobre la mente y el comportamiento humano.

Luhan caminó curioso por aquellas habitaciones, estaba nervioso, algo dentro de él le hacía sentirse así, al fondo una pequeña luz iluminaba una de las habitaciones. Sehun se quedó parado al principio del pasillo, observando atento hacia dónde se dirigía Luhan, pero sin mover ni un solo músculo.

— Sehun, ven —le llamó el mayor desde el interior de la habitación.
Sehun corrió por el pasillo asustado entrando en la habitación de dónde salía la voz de su acompañante. Cuando entró Luhan le estaba esperando sentado en una cama, mirándole tiernamente.

— Parece que hace tiempo que nadie visita este lugar —Luhan le dio un par de golpecitos al colchón para que Sehun le acompañase.

— Seguramente, aunque... Puede que no se pueda estar aquí —añadió Sehun mientras caminaba con cautela hasta sentarse al lado de Luhan.

— No creo que a nadie le preocupe —afirmó Luhan mientras se dejaba caer hacia atrás, tumbándose en el colchón lleno de polvo.

Sehun le imitó, dudando de si estaba haciendo lo correcto o no. Luhan apoyó los brazos bajo su cabeza y le miró, el menor se acurrucó abrazándose, nervioso. No sabía por qué pero a Luhan le gustaba sentir que podía proteger a Sehun. Se giró colocando su cuerpo de cara a su compañero y le sonrió recibiendo una tímida sonrisa como respuesta.

— Sé que pensarás que es una tontería, pero desde que te vi la primera vez sentí que debería hablar contigo, que teníamos que conocernos —Sehun no le respondió, tan sólo cerró los ojos y asintió, relajándose un poquito más. Luhan sintió que debía seguir hablando—. Cuando vivía con mis padres, me sentía vacío, nadie me entendía y todos me criticaban por ser yo. Aquí me siento feliz, puede que nos llamen locos de puertas hacia afuera, pero en mi opinión los locos son ellos que no quieren ver.

— No, es evidente que estamos enfermos —las palabras del pequeño sonaron secas—. ¿Acaso crees realmente que Kyungsoo es un reflejo o que la persona de la que Tao está enamorado no es él? Luhan, soy consciente de que tengo un problema, si no lo tuviera no estaría aquí. No es bueno que intentes excusarte con ideas estúpidas —se paró unos segundos lamiéndose los labios—. Porque al fin y al cabo un loco sólo vive para sus excusas.

— No es que me excuse, es lo que realmente siento —se defendió Luhan observando a Sehun atentamente—. Toda mi vida he vivido oprimido por el parecer de mis padres, aquí, entre estas paredes es donde puedo ser yo mismo sin que nadie acabe por juzgarme.

— Te equivocas —Sehun le miró inocentemente, como un niño cuando confiesa algo sin darse cuenta de lo grave que puede llegar a ser—. En este lugar, cada paso, cada palabra, gesto o acto está siendo analizado por ellos. Nadie es libre si vive encerrado entre muros de hormigón.

Luhan se quedó paralizado, la confesión de Sehun resultaba terriblemente cierta, todo este tiempo vivido en la institución había sido un engaño. Siempre había creído que aquí podría ser él mismo sin temer a nadie, ni que lo juzgaran pero estaba siendo al revés. Dentro de este lugar todos los expertos analizaban su comportamiento creando patrones psicológicos.

Clavó su mirada en Sehun y éste se la devolvió. A pesar de haberse dado cuenta de que seguía viviendo un engaño no estaba enfadado, ni triste. No le importaba ser analizado por nadie, o que alguien le juzgara, estaba seguro de que era una persona completamente normal, sin ningún tipo de problema. Tarde o temprano sus padres se cansarían de sobornar a la institución y podría salir de este lugar, o quizá después de terminar con el estudio de su persona todos los especialistas se diesen cuenta de que aquello fue un error.

Un sentimiento de pánico recorrió a Luhan, tarde o temprano tendría que irse de allí, eso significaría que no volvería a ver a Sehun. Recorrió lentamente el cuerpo del pequeño, estaba encogido sobre aquel colchón, su cuerpo era muy fino, estaba demasiado delgado, sus caderas sobresalían suavemente, creando una figura perfecta que se combinaba sin problemas con su hombros anchos, la camisa del pijama llevaba unos cuantos botones abiertos lo que dejaba entre ver sus marcadas clavículas. A Luhan le gustaba Sehun, no sólo le llamaba la atención su manera de ser y ese problema tan secretamente guardado, sino su cuerpo.

Algo dentro de él comenzó a calentarse, tanto que cuando quiso darse cuenta sus labios estaba rozando los finos y rosados labios del pequeño. Fue un pequeño roce, pero bastó para que Sehun reaccionara, levantándose y apartándose rápidamente de él.

— ¿Qué, qué has hecho? —Sehun estaba nervioso, tapándose la boca como si lo que hubiese hecho Luhan fuese lo más asqueroso del mundo.

— Yo... —Luhan se levantó de la cama, acercándose despacio a Sehun, sorprendido todavía por lo que había pasado, su cuerpo había actuado solo ante sus instintos—. Sehun, no quería...

— ¡No! ¡No te acerques, no me toques! —gritó alarmado mientras caminaba hacia atrás tropezándose con sus propios pies—.
¿Por qué lo hiciste, Luhan? Yo... Yo confiaba en ti.

Aquella confesión dejó a Luhan algo sorprendido. Era cierto que Sehun se había acostumbrado a él, tanto que había llegado al punto de confiar en su persona. Después de esas palabras Luhan se sentía el ser más despreciable de la Tierra. Sabía que le había hecho daño, aunque un beso fuese un gesto de cariño, por alguna razón a Sehun, cualquier roce o muestra de amor era como un fuerte golpe en el estómago.

— Sehun, no quería hacerte daño —Luhan intentó excusarse antes de que Sehun saliese huyendo—. No quiero hacerte daño. Yo también confío en ti.

— ¿Entonces por qué me has hecho esto? —las lágrimas recorrían el rostro de Sehun, dibujando las facciones masculinas que lo caracterizaban—. Ahora no puedo quedarme, no. Necesito irme yo...

Sehun desapareció de la vista de Luhan, sin que pudiese seguir o siquiera pararle para poder razonar con él. Allí de pie, entre habitaciones vacías y muebles llenos de polvo, Luhan se sentía la persona más despreciable del planeta. Sehun se había convertido en alguien muy importante para él. En esa persona que, sin apenas conocerte o conocerla crea un vínculo especial contigo. Y él había sido un estúpido tirándolo por la borda dejándose llevar por sus instintos.


24-12-2013

Navidad.

Puede que sea un día alegre para muchos, pero para mí siempre ha sido un fastidio. Cuando estaba con mis padres eran visitas y más visitas. Sonrisas falsas y reverencias a los mayores. Opiniones propias o temas que de verdad te interesan totalmente prohibidos. Ahora, dentro de Cassopeia, son luces y sonrisas para los que no se dan cuenta de la realidad, y soledad para los que como yo, saben perfectamente lo que estas fechas significan.

Después de lo sucedido con Sehun en la habitación nuestra relación ha vuelto a enfriarse. Apenas me habla y evita mirarme a los ojos. Me molesta que actúe de esa manera, y mucho más después de que fuese yo quien estuviese apoyándole todo este tiempo.

Kyungsoo me ha dicho que Sehun ha pedido que le cambien de grupo de terapia, eso me ha molestado. Hoy han preparado una cena especial al ser Nochebuena. Espero poder hablar con él.

Necesito solucionar este malentendido, Sehun se ha colado en mi mente de una manera bestial. No puedo permitir que se vaya sin poder ayudarle.

Me gustaría tanto poder entenderle a la perfección. Si supiera lo que le ha sucedido, si alguien supiese de él... Pero nada.

Espero que esta noche, que se supone que es la noche en donde tus más profundos sueños y deseos se hacen realidad, pueda conseguir sacar algo de todo esto.

No sé cuándo volveré a escribirte así que Feliz año nuevo, amigo.

El nuevo año comenzaba y con él toda la renovación de expedientes. Luhan estaba sentado en el sofá mullido del despacho de Yunho. Observando cómo éste pasaba papeles y asentía con la cabeza, comprobando que estaba todo en orden.

Luhan miró hacia el enorme mueble archivador donde gran parte de los documentos y fichas se guardaban, y con todas ellas estaba la de Sehun. Él mismo había visto a Yunho guardarla no hacía mucho.

— Bien Luhan —sonrió Yunho— quiero felicitarte por tu mejora en todo este tiempo. Has sido muy receptivo en todos los tratamientos.

— Lo sé —sonrió Luhan fingiendo esa dulzura que a todo el mundo le gustaba—. Me alegra saber que ustedes también están satisfechos.

— Más que eso, si sigues así creo que pronto conseguirás tu alta.

Luhan se sorprendió ante la confesión del doctor, no había pensado que le darían el alta tan pronto. Había sospechado que sus padres estaban a gusto sin su presencia y que por eso su estancia se había alargado más. Si se iba, ¿qué sucedería con Sehun? No podría estar más a su lado. Algo en su interior se revolvió, recordándole el amargo sabor del zumo de esa mañana, pero se quedó estático, tan sólo asintió esperando a que Yunho continuase.

— Entraste aquí con una conducta bastante negativa, algo cerrada, pero conforme pasaron los días no sólo ha mejorado tu conducta, sino también la de los internos que te rodean. Luhan le estás haciendo un gran favor a Kyungsoo, mejora cada día, Junmyun ha dejado ese silencio traumático y ha comenzado a hablar, y Sehun —el corazón de Luhan bombeó más fuerte cuando escuchó como Yunho lo nombraba— está comenzando a valorar la presencia de los demás a su alrededor.

— Me alegra saber que todo eso lo he hecho yo, pero —Luhan miró hacia Yunho, que lo observaba curioso—. ¿Si me dais el alta no corréis el riesgo que alguno de ellos recaiga?

— Bueno, esto no es un hotel, no podemos dejar que te hospedes por beneficio de otros —Yunho sonrió ante la pregunta—. Encontraríamos otra manera para que ninguno de ellos se perjudicase.

Antes de que Luhan volviese a hablar, uno de los doctores llamó a la puerta pidiéndole a Yunho que le acompañara. El director del centro se disculpó con Luhan, pidiéndole que esperase ahí para terminar después con su conversación y salió con el doctor a solucionar el problema.

Allí solo las dudas y curiosidades dentro de Luhan aumentaban, encima de la mesa estaba su expediente, un descuido muy feo por parte de Yunho, pero no pasaría nada si le echaba un vistazo, ¿no?

Se levantó lentamente del sofá y caminó con precaución hasta la mesa, apoyó las manos en ella y leyó atentamente.

«El paciente nº 1.002 ha respondido con total éxito en el tratamiento. El paciente entró con una profunda depresión con tendencias suicidas, provocada por algún factor familiar. Después de su internación el susodicho ha sido tratado con terapias grupales, individuales e incluso se le permitió seguir con su diario personal, todas las soluciones han creado una clara mejora en el paciente. Por lo que al finalizar su último tratamiento obtendrá el alta.»

Luhan dio un par de pasos hacia atrás, no sabía cuándo terminaría su tratamiento, pero no quería irse de allí sin Sehun. Sólo le quedaba saber el porqué de que Sehun estuviese internado y cómo sería su evolución.

Se giró hacia el enorme archivador gris que adornaba la parte izquierda de la habitación, buscó con la mirada las iniciales del nombre de Sehun y abrió el cajón. Su respiración se aceleraba cada vez que pasaba una carpeta que no era la que buscaba.

Our own realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora