13-02-2014
Falta poco. Yunho me ha dejado claro en mi última revisión que en breve tendré que abandonar Cassopeia. Por suerte mi relación con Sehun ha mejorado.
Ryeowook le negó el cambio de grupo y todavía sigue siendo mi compañero. Cuando el tiempo nos lo permite volvemos a pasear por los jardines como hacíamos antes.
Sehun sonríe, y me estrecha la mano.
No puedes verme, pero estoy sonriendo. Mi corazón se acelera pensando en el calor de la mano de Sehun, en el suave roce de sus dedos contra los míos.
Tan sólo nos hemos abrazado una vez, pero aquella vez fue inolvidable. Cierro los ojos y todavía puedo sentir su delicado cuerpo entre mis brazos, su aroma a frutas, y su aliento contra mi cuello.
No quiero perderlo. No quiero desaparecer de su vida. Estoy convencido de que he llegado a este lugar para encontrarme con él.
Pase lo que pase, Sehun y yo saldremos de Cassopeia juntos.
Los rayos del sol primaveral entraban por la ventana provocando que Luhan se despertase molesto. Rodó un par de veces por el colchón antes de notar la leve inclinación de la cama. La suave mano de Kyungsoo le mesaba el pelo. A Luhan le gustaba que su compañero le cuidase tanto, siempre se preocupaba de su horario, le ayudaba con las tareas y recogía lo que él, como desordenado que era, dejaba por ahí.
— Es hora —susurró Kyungsoo en su oído.
— Sí... ya voy —murmuró Luhan adormilado, ocultándose bajo la almohada.
— Tienes el baño preparado, yo bajaré a desayunar ya. No tardes —le advirtió el chico.
Kyungsoo había cambiado, desde que Junmyun y Jongdae volvieron a estar en el mismo grupo de terapia. Los chicos habían creado muy buenas migas, y gracias a las palabras del mayor Kyungsoo había dejado de lado la absurda idea de ser el reflejo de alguien. Luhan estaba orgulloso de él, por las noches ambos hablaban de cuando estuviesen fuera de la institución y de los sitios que visitarían.
Luhan se levantó y preparó lo más rápido que pudo para bajar a acompañar a los demás en el desayuno. Estaba bajando por las escaleras en dirección al comedor cuando escuchó los gritos y golpes que provenían del lugar.
Sorprendido y asustado bajó corriendo lo que le faltaba parándose en la puerta. Allí delante de él y de todos los demás chicos de la institución, Chanyeol sujetaba a Sehun por el cuello, apretándole fuertemente. Ryeowook entró en la sala intentando separar a los dos muchachos sin ningún éxito, el más alto de los dos era demasiado fuerte. Algunos de los chicos se acercaron para ayudarles provocando que Chanyeol se pusiese más nervioso. Sehun golpeaba con fuerza el pecho del más alto luchando por respirar.
Luhan, tan pronto como sus piernas se lo permitieron, corrió hacia ellos empujando a Chanyeol contra el suelo. Los tres chicos chocaron con la baldosa de la sala, Chanyeol comenzó a gritar y a suplicar que lo soltaran que tenía que hacerlo o los demás sufrirían, Sehun tan pronto como el más alto lo soltó se levantó del suelo y huyó, desapareciendo entre los demás pacientes.
Una vez lograron calmar a Chanyeol, el personal del psiquiátrico comenzó a buscar a Sehun, sin ningún resultado. Luhan se preocupó al escuchar a hablar a Yunho con uno de los celadores de la entrada.
¿Y si Sehun estaba herido? ¿Seguramente estuviese escondido? Sabía perfectamente que al menor no le gustaba el contacto y que un tipo como Chanyeol le agrediese le haría recordar lo vivido con su madre y Jongin. Luhan comenzó a buscar a Sehun por todas las instalaciones, recorrió los jardines, la sala común, las habitaciones, todo el día había pasado pero no había rastro del muchacho.
Entonces recordó, sus pies comenzaron a moverse en cada paso a más y más velocidad, su respiración se aceleraba al mismo ritmo que sus latidos y como si visitase aquel lugar habitualmente corrió hacia ese último piso abandonado. El pasillo estaba más oscuro que la última vez, pero a pesar de ello Luhan encontró la habitación en la que Sehun y él habían estado.
La tenue luz de una de las farolas del jardín iluminaba la estancia, dejándole ver un pequeño bulto escondido, encima de la cama, haciéndose un ovillo. Sehun temblaba de miedo, y lloriqueaba, seguramente hubiese pasado todo el día haciéndolo. Luhan caminó con precaución, no quería asustarle y mucho menos que huyera para esconderse en otro lado.
— ¿Sehun? —el joven levantó la cabeza asustado.
— ¡No, no! ¡Vete! ¡No quiero que nadie me vea! —gritó el menor encogiéndose sobre sí mismo.
— Tranquilo, soy yo, Luhan —le intentó calmar mientras poco a poco se acercaba a él con la mano extendida—. Si gritas nos oirán y vendrán todos. Sehun estoy aquí para ayudarte.
Sehun no dijo nada, pero gracias al reflejo de la luz de la calle Luhan pudo comprobar cómo levantó la cabeza para observarle. En ese momento el mayor se apoderó de la situación, con total calma se sentó en el borde de la cama, colocando su mano en uno de los pies de Sehun, acariciándole suavemente.
— Sé que estás asustado —comenzó a decirle Luhan mientras le frotaba suavemente los pies, notando como el muchacho se ponía ligeramente en tensión—. Pero no estoy aquí para hacerte daño.
— ¿Cómo puedo saberlo? No eres la primera persona que me dice eso —Sehun sonaba como un cachorro asustado
.
— Cierto, puede que tu madre te lastimase, que te sintieses engañado pero estoy aquí, y no he llamado a nadie para que venga a buscarte —Luhan sonrió a pesar de que la escasa luz sólo dejaba a Sehun claramente a la vista.
— Jongin... Jongin también me lo prometió —Sehun comenzó a hablar como si supiese que Luhan conocía su historia—. Él me engañó y luego decidió hacerme daño.
Luhan aprovechó el despiste de Sehun para sentarse a su lado, apoyando su hombro contra el del menor. El chico no se movió, siguió hablando como si no le importase que Luhan estuviese pegado a él.
— Yo le quería. Era mi hermano, mi nueva familia —se lamió los labios y continuó mirando a un punto fijo en el centro de la habitación—. Pero entonces comenzaron los celos, los golpes y después aquella discusión. Yo no quería... No quería hacerle daño.
Luhan le pasó un brazo suavemente por los hombros atrayéndolo hacia él, esperando a que Sehun se acomodara contra su pecho.
— Los accidentes ocurren. Jongin te trató mal, pero no por eso todo el mundo va a ser igual que él —Luhan intentó defender su postura, quería que Sehun le dejase entrar en su alma, que le abriese las puertas de la confianza—. Déjame mostrarte que sí que hay alguien que se preocupa por ti, que quiere cuidarte.
Sehun le miró con los ojos acuosos de haber llorado. Se le veía tan tierno, a pesar de sus rasgos masculinos Luhan sentía la inocencia de su ser en cada contacto. Sus miradas se cruzaron y despacio, tan despacio que parecía que ese momento se hacía eterno, Sehun juntó sus labios con los de Luhan. Dejándole entre sorprendido y satisfecho.
Los labios de Sehun eran finos pero suaves, ligeramente dulces con un toque salado por las lágrimas que había derramado, aun así a Luhan le gustaban. El beso era distinto al primero que habían compartido, relajado, suave, un gesto que mostraba claramente la credibilidad de Sehun hacia él. Suavemente la lengua del mayor se deslizó por los labios de Sehun pidiéndole permiso. El pequeño se sorprendió, nunca antes había notado algo así pero Luhan sabía cómo guiarle. Fueron caricias tiernas seguidas de ligeros besos, casi invisibles, que arrancaban sonrisas del más joven.
Cuando sus lenguas se encontraron una pequeña descarga eléctrica recorrió el cuerpo de Luhan, desde las puntas del pelo hasta los pies. Era agradable, un beso sin límite, su beso.
Ambos muchachos obligados por la falta de aire se separaron. Luhan clavó su mirada en Sehun, no quería perderse ni un detalle de él, como si estuviese grabando todo aquello en su mente. El menor miraba algo avergonzado hacia la cama, como si allí encontrase la respuesta de ese beso secreto que le había robado a Luhan.
— Sehun, déjame estar contigo —le suplicó Luhan mientras le agarraba del mentón y deslizaba sus dedos por la barbilla del menor, levantándole la vista—. Tan sólo pídemelo y estaré siempre a tu lado.
Podía sonar obsesivo, o increíblemente excesivo, pero aparte de Sehun nadie le había hecho sentirse así. Luhan volvió a atrapar sus labios contra los del menor, descubriendo un nuevo mar de sabores que en el primer beso no había probado. Pero aquel beso no obtuvo un final, ya que sus labios, deseosos de una respuesta, comenzaron a acariciarle con dulces roces la piel de su rostro y cuello, provocando que Sehun se relajase un poco más.
— Luhan... yo... —para Sehun en ese momento las palabras eran tan pesadas como un bloque de hormigón.
Luhan no se detuvo, poco a poco fue soltando cada botón de la camisa del pijama de Sehun, dejándole el pecho al descubierto. Acarició suavemente el pecho del pequeño, dejando que la respiración nerviosa de Sehun hiciese bailar los dedos sobre él como si fuese una pista de baile. A Luhan le gustaba, era suave, olía bien y sobre todo era Sehun.
— Dímelo —le suplicó de nuevo, acariciándole el pecho, rozando con total delicadeza los pezones del menor, haciendo que éste se rindiese a él un poco más.
— Luhan... —las manos de Sehun se enredaron en el cuello del mayor, que continuaba con su juego de caricias, haciendo que la mente de Sehun se volviese un torbellino.
Y de nuevo sus labios comenzaron a regalarle todo lo que Luhan sentía, besó toda su piel, como si así en cada toque Sehun pudiese ser lo que realmente quería transmitirle. La lengua de Luhan jugó con los pezones del menor dedicándole el tiempo que fuese necesario hasta que Sehun le suplicó un basta. Los rodeaba, besaba, mordisqueaba suavemente e incluso utilizaba las yemas de sus dedos para apretarlos ligeramente.
— Luhan, no... detente —Sehun colocó ambas manos en los hombros de Luhan apartándolo sin ejercer mucha fuerza, su respiración era más fuerte de lo normal y su mirada irradiaba un brillo único, que al mayor le pareció demasiado tentador.
— ¿Sucede algo? —Luhan se separó, no quería que Sehun se agobiara y saliese corriendo como la primera vez.
— Algo dentro de mí me dice que esto está bien, pero mi cuerpo... —apretó fuertemente las manos como si no le gustase lo que estuviese sintiendo—. Mi cuerpo no me deja disfrutarlo del todo.
— No es tu cuerpo —le sonrió Luhan mientras le acariciaba la cara, provocando que Sehun se sorprendiese del gesto echándose un poco hacia atrás—. Es tu mente, está convencida de que voy a hacerte daño. Pero no es el caso Sehun, nunca te haría daño.
Sehun agarró la mano de Luhan suavemente separándola de su cabeza, la observó como si estuviese intentando descubrir de verdad el sentido de las palabras de su dueño. Cuando los dedos del pequeño se deslizaron por la cicatriz en la muñeca de Luhan, de nuevo esa corriente eléctrica atravesó el cuerpo del mayor.
— Es cierto —admitió Sehun, dibujando suavemente con sus finos dedos la marca de Luhan—. Te necesito. Has sido el único que ha llegado hasta mí.
— Déjame seguir a tu lado —volvió a repetirle Luhan mientras se inclinaba hacia él y volvía a besarle, suave, con todo ese cariño que Sehun había esperado durante años.
De nuevo Sehun comenzó a llorar, pero Luhan se sorprendió cuando observó que en sus labios se dibujaba una sonrisa. Los brazos del pequeño se entrelazaron a través del cuello de Luhan, atrayéndole hacia él, continuando el beso. Un beso que sabía a verdad.
Las manos de Luhan comenzaron de nuevo esa danza de caricias sobre la sala de baile que era el cuerpo de Sehun. Los suspiros y sollozos del pequeño se fueron calmando, ambos labios chocaban una y otra vez pidiéndose apoyo. Luhan no dejó que en ningún momento Sehun le tocase, quería que lo disfrutase, que supiese que lo daría todo por él.
El cuerpo de Sehun se fusionó con las caricias de Luhan como si siempre hubiesen estado ahí, el tacto de las suaves manos del mayor una mezcla entre una carga eléctrica y una caricia. Su corazón bombeaba rápido, tan rápido que él mismo podía oírlo. Abrazó su cuerpo contra el de Luhan, se lamió los labios suavemente y dejó que las palabras saliesen solas desde lo más profundo de su ser.
— Hazlo Luhan, quédate conmigo.
— Lo haré Sehun —le respondió Luhan entre pequeños besos y suspiros desesperados—. Me quedaré contigo para siempre.
Ambos jóvenes se dejaron llevar por la magia del momento. Luhan tumbó a Sehun en el viejo y polvoriento colchón, dedicándole más y más caricias, regalándole lo que el menor siempre había deseado, amor.
Los suspiros de Sehun se transformaron en suaves gemidos cuando las manos de Luhan atraparon sus nalgas, acariciándolas suavemente, regalándole un relajante y excitante masaje que le hacía rendirse todavía más a él. Y de nuevo sensaciones nunca antes vistas por los dos, Luhan regalaba caricias, besos y sobre todo pasión a Sehun, mientras que las manos temblorosas del menor revolvían las hebras del pelo de Luhan, enredándoselo ligeramente.
Cuando los dedos de Luhan se entrelazaron en el miembro ya erguido y caliente de Sehun la habitación ambientada por una ligera banda sonora de suspiros y gemidos disimulados, se rompió con el sonido agudo que atravesó el ser del menor. Aquellos dedos se movían con maestría por su extremidad, regalando caricias, roces e incluso algún que otro pellizco que poco a poco le hacía perder el control. Luhan sabía perfectamente dónde tocar, el miembro de Sehun latía entre sus dedos, y la coreografía que sus manos habían comenzado lentamente empezó a acelerarse cuando las marcadas caderas del menor se movieron como respuesta.
El cuerpo de Sehun estaba caliente, tanto que comenzó a desnudarse porque deseaba notar su calor en contacto con su piel. Ambos pijamas descansaban en el suelo, y los dos jóvenes disfrutaban de su confesión. Luhan miró fijamente a Sehun, se veía tan débil allí acostado, su pelo revuelto, sus mejillas coloradas por el calor del momento y su cuerpo deseoso de más. Ninguna terapia había logrado que Sehun se sintiese tan liberado como él, Luhan había logrado que Sehun se liberase de la pena que le torturaba, al menos en aquel momento.
Volvió a besarle, dejando que éste disfrutase de la nueva sensación que era el contacto de ambos cuerpos desnudos. Luhan apoyó suavemente un par de dedos en los labios del menor, y éste sin que Luhan le indicase nada comenzó a lamerlos, saboreando cada milímetro de piel que los cubría. Cuando estaban completamente húmedos Luhan abrió las piernas de Sehun y deslizó su mano a la entrada del menor. No introdujo ningún dedo, ya que notó cómo el cuerpo de Sehun se tensaba al sentir aquellos dedos intrusos acercarse tan rápido a su entrada.
De nuevo con la delicadeza con la que había caracterizado todo aquello desde un principio, comenzó a acariciarle alrededor con uno de esos dedos húmedos, moviéndolo en círculos, mientras que besaba cariñosamente el cuello y clavículas de Sehun.
El cuerpo del menor se relajaba en cada circunferencia que realizaba su dedo en la entrada, hasta que un suave y alargado gemido fue la señal que Luhan necesitó para saber que podía comenzar.
El dedo de Luhan entró sin ninguna dificultad en el interior de Sehun, era estrecho y algo apretado, espero el tiempo suficiente hasta que Sehun comenzó a moverse suplicándole en silencio por algo más. Aquella saliva no era lo mejor, que el interior de Sehun se acostumbrase a la intrusión de Luhan sería complicado, pero ambos deseaban continuar.
Después de que un segundo dedo entrase en el interior de Sehun, los gemidos se volvieron mucho más incontrolables, los vaivenes de caderas eran impulsos internos que habían provocado en Sehun algo más que una confianza ciega en Luhan. Sus labios y lenguas comenzaron de nuevo ese baile que había creado aquella tormenta de sensaciones, las manos de Sehun volaban locas por el cuerpo ardiente de Luhan, que deseaba más.
Y entonces, cuando ambos necesitaban más, Luhan sacó los dedos del interior de Sehun y, lamiéndose la mano para cubrir un poco más su miembro de algo que le diese más facilidad a la penetración, se colocó encima de él.
— ¿Me dolerá? —le preguntó Sehun con esa mirada tierna de cachorro abandonado.
— Un poco, pero te prometo que no será mucho —le respondió Luhan besándole.
Luhan entró en el interior de Sehun suavemente, notando como las piernas del menor se entrelazaban en sus caderas. El interior de Sehun era mucho más estrecho de lo que había imaginado cuando lo sintió con sus dedos, sus músculos ejercían presión sobre su extremidad, provocándole una sensación increíble. Sehun continuó abrazado a Luhan durante unos minutos, esperando a que todo su cuerpo se relajase con las caricias y besos que ambos se compartían y así Luhan pudiese comenzar a moverse contra él.
La primera embestida fue perfecta, Luhan sintió como una gran exhibición de fuegos artificiales en su interior, sus movimientos coordinados a los de Sehun se convirtieron en la mejor sensación que había sentido jamás. Suaves, perfectas, profundas, cada penetración hacía que Sehun se revolviese de placer, clavándole las uñas a Luhan en la espalda, haciendo que gritase y gimiese por más.
El éxtasis llegó para ambos, sus cuerpos ardientes y sudados se tensaron derramándose. Luhan besó los labios de Sehun mientras disfrutaba de los últimos segundos en su interior, suavemente se deslizó hacia atrás saliendo de su interior. Sehun sudado, atónito por todo lo vivido y manchado de su propio placer, le miraba fijamente, con una calidez desconocida hasta ahora por el mayor.
— ¿Estás bien? —le preguntó Luhan mientras se recostaba a su lado.
— Sí... —respondió Sehun mientras recobraba el aire—. Lo he sentido, he sentido lo que decías —añadió mirando fijamente a Luhan.
— Lo sé, yo también noté que me entendías —le acarició la cara tiernamente, esperando a que se calmase del todo.
— ¿Luhan? —le preguntó Sehun mientras se abrazaba a él apoyando su cabeza en el pecho del mayor—.¿Qué pasará cuando te vayas de aquí? ¿Me quedaré solo de nuevo?
Luhan levantó el rostro de Sehun por el mentón y le miró fingiendo una seriedad que hizo que el menor se acobardase un poco.
— Nunca te dejaré —le besó de nuevo—. Te lo he dicho.
Sehun sonrió satisfecho por la respuesta y volvió a apoyarse en el pecho del mayor. Estuvieron largo tiempo allí tumbados, disfrutando el uno del otro, deseando que aquella noche no terminase nunca, pero la tonalidad del cielo les anunciaba que pronto amanecería.
Luchando contra sus deseos de continuar más tiempo con Sehun entre sus brazos, Luhan se levantó vistiéndose y ayudando al menor a hacerlo. Con cuidado agarró a Sehun en brazos llevándolo hasta su habitación, despidiéndose con un suave beso en los labios. Sehun lo sujetó de la mano una vez más, inclinándose sobre él y devolviéndole el beso de despedida.
— Nos veremos dentro de unas horas —sonrió Luhan—. Descansa, lo necesitarás.
— Está bien —sonrió dulcemente Sehun, asintiendo dándole a entender a Luhan que le obedecería.
Luhan salió de la habitación de Sehun caminando por el pasillo con precaución. Su habitación estaba algo alejada de la de Sehun, en otro de los corredores. Atravesó el salón subiendo por las escaleras, hasta que una voz en las sombras lo paró justo en el último escalón.
— ¿Luhan? —Ryeowook le miraba sorprendido de encontrárselo tan temprano fuera de su habitación—. ¿Qué estás haciendo?
— Yo... -Luhan se sintió totalmente diminuto, no sabía muy bien cómo excusarse. Ryeowook se acercó a él contemplándolo de arriba a abajo extrañado.
— ¿Dónde has estado? —el doctor le miraba desconfiado, mientras se acercaba más y más y Luhan instintivamente se alejaba.
— En ningún sitio, no podía dormir y he salido al jardín —odiaba mentir, pero en aquella situación era lo único que podía hacer, no podía dejar que se descubriera que él y Sehun habían estado juntos.
— Luhan por favor, acompáñame a mi despacho —le indicó Ryeowook mirándole seriamente.
Luhan asintió siguiendo al doctor por los pasillos. Se agarró las mangas de la camisa del pijama intentando relajarse, pero aun así su corazón iba demasiado rápido. Cuando abrió la puerta del despacho comprobó que Ryeowook había estado despierto toda la noche, numerosos expedientes, algunas hojas con apuntes, bolígrafos y libros estaban esparcidos por toda la mesa. La pantalla del ordenador brillaba encendida.
Ryeowook caminó hasta su silla y juntó las manos dejando que las yemas de sus dedos se uniesen, su mirada era acusadora pero no dijo nada esperando a que Luhan lo hiciera. Luhan tomó asiento y respiró hondo, agarrándose esta vez los pantalones arrugándolos ligeramente.
— No voy a andar con rodeos —el doctor lo miró serio—. Os he visto, Sehun y tú habéis estado en la parte superior del edificio. ¿Qué es lo que estabais haciendo ahí?
Luhan se sorprendió. ¿Cómo lo sabía? ¿En qué momento los descubrió? Bajó la mirada confirmando las sospechas de Ryeowook mientras éste respiraba hondo. Luhan estaba nervioso, ¿qué podía decir?, no podía contar lo que allí había pasado.
— Estaba preocupado porque Sehun todavía no había aparecido y fui a buscarle —aclaró mientras el doctor lo seguía mirando con tremenda dureza.
— ¿Cómo sabías que estaba allí? —Ryeowook se levantó y se sentó en la mesa más cerca de Luhan.
— No lo sabía, tan sólo caminé y me lo encontré, fue pura casualidad —mintió Luhan levantando la vista hacia él.
— Estás mintiendo, Chanyeol vio como salías corriendo de tu habitación.
Luhan se sorprendió ante la confesión del doctor, Chanyeol siempre dando problemas. Luchó contra las ganas de levantarse y enfrentarse a ese perturbado, desde que había llegado tan sólo le había traído problemas. Primero afianzando una amistad tan cercana a Sehun que terminó por romperse con uno de sus ataques psicóticos y ahora con aquella acusación había terminado por perder algún ápice de confianza que pudiese haberle tenido Luhan.
— Sabía dónde estaría porque una vez ya estuvimos allí —Luhan apretó más los puños odiándose a sí mismo por confesarlo—.
Fui a buscarlo, no quería que pasara la noche solo.
— No es tan difícil decir la verdad —colocó una mano en el hombro de Luhan como premiándole—. Además me lo hubieses dicho o no, las cámaras de vigilancia os hubiesen delatado —giró la pantalla del ordenador y le mostró el video de Luhan saliendo con Sehun en brazos-— Lo que no entiendo es que llevases a Sehun en brazos, nadie podía acercarse a él y tú lo haces ¿cómo lo has hecho?
Aquella pregunta le resultaba más difícil de contestar que ninguna otra que le hubiese hecho. Las mentiras y planes estúpidos le pasaban por la cabeza, respiró hondo y volvió a sentir el gesto tierno de Ryeowook. Levantó la vista y la mirada del doctor no era acusadora ni estaba llena de ira, sino que lo miraba dulce, como si lo entendiese. Luhan se mordió los labios y dudó en si responder o no. Después de pensárselo unos segundos se dio cuenta de quien estaba preguntándole había sido una persona de gran apoyo en aquel lugar, como un hermano mayor. Podía ser un doctor de la institución, pero Luhan siempre había sentido que podía confiar en él.
Armándose de valor Luhan confesó la verdad, confiado en que Ryeowook no le defraudaría.
— La primera vez que estuvimos allí Sehun y yo discutimos, confié demasiado en la libertad que me había dejado hacia él —Luhan paró unos segundos para fijarse en cómo sus dedos viajaban en círculos mostrando claramente su nerviosismo—. Esta vez tan sólo caminé hasta donde mi corazón me guiaba, y lo encontré. No puedo decir nada más porque es así. Quería protegerle, ansiaba encontrarle y así lo hice.
Ryeowook le observaba dulce mientras Luhan temblaba nervioso. Nunca antes había dejado tan claro lo que sentía por alguien. No se sentía mal, incluso ahora que se lo había confesado a alguien se notaba más ligero.
— Luhan... —el doctor le miró tristemente, mientras le acariciaba la nuca—. No podía haber pasado algo peor...
Luhan no entendía por qué decía aquello, pero no dijo nada. Ryeowook se apartó de él y caminó hacia su asiento indicándole que podía marcharse. Luhan se levantó confuso, hizo una reverencia y se alejó de allí hecho un mar de dudas.
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Our own reality
FanfictionLuhan vive en un mundo dónde nadie le entiende, en un último intento por llamar su atención confunden sus actos por problemas psicológicos. Debido a eso sus padres lo ingresan en Cassopeia, un centro psiquiátrico a kilómetros de su casa. Allí rodead...