#Én (1)

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Por favor, espero que este sea un buen día...

—¡____ LA SANTA MIERDA, QUE CARAJOS TE PASA!— oh no...

—¿¡SE PUEDE SABER PORQUE NO HAS IDO A LA CASA!? ¡ME HAS DEJADO EN VERGÜENZA EN FRENTE DE TODA LA FAMILIA!— siguió gritando mi madre interrumpiendo en mi cuarto

—No quería ir, me fui a tomar un café— dije tranquila mientras agarraba unas toallas —ahora sí me permites, tomaré una ducha— y me encerré antes de que dijera algo

—¡PERO QUÉ COÑO DE EXPLICACIÓN ES ESA! ¡SAL DE AHÍ NIÑA DEL MAL!— gritó aporreando la puerta, solo hacía oídos sordos y me dispuse a bañar

—¡Soy mayor de edad! ¡No tengo que darte explicaciones de nada! ¡Ahora sí me puedes hacer un favor, sal de mi apartamento!— grité ya que sabía que no me escucharía.

Escuché un portazo, supuse que se había ido a regañadientes.

Mi relación con mi mamá, no era para nada buena, siempre discutíamos y si no era eso, me regañaba.

Por eso me mudé a temprana edad, a penas había terminado el colegio, hablé con mi padre y él me apoyó.

Obtuve este departamento unos meses después. Quedaba en un lugar muy bonito y tenía solamente cuatro vecinos de los cuales solo conocía 3, ya que el cuarto nunca la pasaba ahí siempre se la pasaba de viaje o en la universidad.

Y ahora se preguntarán porque no fui a la casa de mi madre, simple, odiaba estar con mi familia. Solo eran personas hipócritas fingiendo que les agradaban todos.

Y si detestaba algo, eran los hipócritas.

Es sábado y no sabia que hacer, me tiré en mi sofá después de haberme cambiado y llamé a mi amiga.

•¿____?

•Andy, estoy aburrida

•¿Qué quieres hacer?

•Ay no se, ¿me acompañas a adoptar a un gatito?

•Dale, en 10 min estoy en tu casa

•Ok, bye

Andrea era una de las pocas amigas que tenía, nos conocimos en la universidad ya que vamos en la misma clase.

Afuera ya estaba anocheciendo por lo tanto hacia más frío así que me puse un suéter.

Pasados los diez minutos, llegó Andy. Le dije que esperara y tomé mis llaves, algo de dinero y salí

—Hola Andy— la saludé con un beso en la mejilla y ella me lo devolvió

—Hola linda—

—¿Vamos?—

—Sí, pero, ¿porque quieres adoptar un gatito?—

—No lo sé, me siento muy sola así que, ¿porque no?— ella solo asintió y nos pusimos a caminar

Caminamos varias horas pasando de veterinaria en veterinaria, pero ninguno me convencía, hasta que, caminando por un callejón, un maullido me detuvo.

—Eh, ven— dije dándole confianza al pequeño gatito, y finalmente salió de su escondite

—¡Dios!, ¡es precioso!— dijo Andy acariciando al gato

Tenía un pelaje totalmente gris y unos ojos preciosos de color verde. Era justo como el que yo quería.

—Me lo llevaré— lo tomé entre mis brazos y lo llevé al veterinario más cercano a que le hagan un chequeo y comprarle lo necesario.

—____, me tengo que ir, mañana quedamos para hacer algo, ¿vale?—

—Esta bien, te llamo, bye— nos despedimos, ella tomó un taxi y yo seguí esperando a que terminara el chequeo

Cuando por fin terminé de comprarle todo para Gandalf bueno, es que no se me ocurrió otro, además le queda preciso, "Gandalf el gris".

Estaba buscando la llave del departamento cuando siento pasos bajando, oh no, encontré la llave y abrí a toda velocidad la puerta y metí todo de una sola patada y cerré la puerta.

Luego de unos segundos entreabrí la puerta y vi a un chico bajar, debe ser el que aún no conozco, tenía mala pinta, a penas y bajaba bien, tenía que apoyarse en las paredes porque si no, definitivamente se caía y eso iba a doler.

Cerré nuevamente la puerta y me tiré en el sofá exhausta. Gandalf se acurrucó a lado mío y comenzó a ronronear, lo que me causo mucha ternura.

Ya entrada la noche decidí pedir pizza porque no tenía las fuerzas suficientes como para cocinar. Le puse un poco de comida a Gandalf y me puse a ver una película mientras esperaba.

Cuando llegó la pizza le pague al repartidor y a la mitad de la película escuché que mucha gente subía las escaleras y música a todo volumen empezó a sonar.

Maldición, el chico había organizado una fiesta, ahora no podré dormir, excelente.

Decidí apagar la tele y lavar lo que había ensuciado, me despedí de Gandalf y me dispuse a dormir.

Cuando recién dieron las 3:00 de la mañana pude dormir y eso que aún seguía la fiesta.

/.\

Era domingo y unas ojeras más grandes que el odio que le tengo a mi familia se hicieron presentes.

Gandalf me dio un susto tremendo por haber olvidado que lo tenía y el muy bandido se había colado en mi cama.

—Buenos días, Gandalf— lo saludé acariciando su suave pelaje, él ronroneo dándome los buenos días.

Me levanté y me puse algo, cuando fui a la cocina pude escuchar gritos en el piso de arriba, supongo que será a la novia del chico y está discutiendo algo muy fuerte.

No le di tanta importancia y termine de hacer un pequeño desayuno que consistía en un café y unas tostadas con mantequilla, al terminar lave todo y decidí jugar un rato Play, ya era hora de terminar Beyond Two Souls de una vez.

Ojalá nunca lo hubiera hecho, terminé llorando con toda la caja de pañuelitos que tenía. Gandalf se puso lado mío mirándome como que sí que me hubiera pasado, le acaricie el lomo haciéndole saber que todo estaba bien.

Entradas las 5 de la tarde, llamé a Andy.

•¿Pasó algo?

•Se supone que debería yo preguntarte eso, ¿porque tuviste que irte de impreciso ayer?

•Oh, buen punto...

•Sabes que puedes confiar en mí, tranquila, todo estará bien

•Es que... ese es el problema, nada está bien

•¿Quieres venir a mi casa para hablarlo mejor?

•Esta bien

•Te espero aquí sweetheart

A penas termino la llamada, salí corriendo a la tienda por las cosas que necesitaría: chocolate en barra, helado, fosh y una gaseosa especial.

Al regresar Andy estaba en la puerta de mi departamento con los brazos cruzados.

Oh, oh.

Efímero |Rubén Doblas| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora