Capítulo siete: Un posible adiós

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Ya había pasado una semana desde el suicidio de la madre de Lucía, una persona fuerte y capaz de mantener a su hija a pesar del divorcio que tuvo hace siete años. Lucía no sabia esa historia...ella pensaba qué su madre había abandonado a su padre y le había arrebatado a Lucía de sus manos, sin preguntar.

Lucía solo pensaba en el error qué había cometido al pensar eso, la autopsia del forense dio luz verde al suicidio y el funeral era exageradamente melancólico...para ella, Lucía pudo ver a sus familiares otra vez, su tía Verónica estaba allí, ella había ayudado a su madre a mantener económicamente el hogar, a pesar de qué sabia que prestaría gran parte de su dinero no le importo la idea de ayudar a su hermana en la tarea de criar un parásito.

Lucía solo miro cómo bajaban el ataúd a la fosa, las personas empezaron a lanzar flores desde arriba y algunos ramos enteros de flores, no habían muchas personas, tan solo unas nueve contando a Lucía. La madre de Lucía no conocía mucha gente además de su familia, era muy asocial y su tía le había explicado muchas veces qué fue por un corazón roto que ocasionó un muchacho mayor que ella lo que la volvió así, algo horrible (para ella) que cambio a una flor llena de pureza y radiante alegría, a una flor muerta...el rechazo.

Lucía tiro la única rosa que tenía en mano, con lentitud vio cómo cayó en el ataúd, no había derramado ni una lágrima...ella admire que fue un gran mujer, pero su relación no se estrecho lo suficiente como para decir que lloraría a montón por ella, solo la veía dos veces a la semana y ella nunca se mostraba comunicativa...su madre a diferencia hablaba de alguna estupidez u otra, a veces de sus relaciones pasadas y de cómo era una rebelde protestante en su época.

No podía evitar pensar aquello...no podía evitar pensar en su madre, no podía evitar pensar en Claude...sobre todo en él. No sabia el por qué exactamente, pero si se iba del país estarían distanciados no solo por la celda invisible llena de timidez de Lucía, no, también por kilómetros y kilómetros de una distancia que Lucía no aguantaría. Esas relaciones eran riesgosas, no sabias si cuando escriben " te amo " en realidad ese " te amo " esta muerto.

A lo que se refiere Lucía, es que no sabes si el amor esta muriendo o viviendo, si esa persona realmente te ama o sabe que se sentirá culpable por dejarte, si esta contigo porque se obliga a si mismo ya que no tiene compañía o si lo hace por alentarse, tantas cosas negativas y positivas hay en estas relaciones, que sobran. Lucía termino de ver como enterraban a su madre, su corona de flores estaba encima de la lápida que decía el nombre de su madre, Lucía solo miro de reojo antes de retirarse junto a los demás...pensarán...¿si quiera una vela? Solo para aclarar, la madre de Lucía no era creyente...y Lucía mucho menos.

A la distancia del cementerio, la lluvia caía suavemente sobre el pavimento y Lucía se encontraba más empapada que un gato...se había olvidado del paraguas. No podía evitar de sentir frío, no solo el frío que la azotaba superficialmente, sino el frío que sentía por dentro, que la devoraba lentamente mientras la culpabilidad la retenía, no quería llorar, no quería quebrarse en ese momento, quería llegar a su casa y llorar a caudales mientras abrazaba una almohada en medio de la oscuridad y soledad, pero las lágrimas quemaban sus mejillas con el roce, tibias y tan puras...la sangre más pura de una persona, las lágrimas

— Lucía— comento una voz, Lucía se encontraba abrazándose a si misma, volteo con lentitud y elevó la mirada, era Claude, llevaba un paraguas y parecía un poco elegante para lo desordenado que era, claro, un tuxedo con una corbata mal arreglada y el cuello de la camisa igual— Lamento...haber llegado tarde...yo sólo...

— Tranquilo, no digas nada— interrumpió aliviada, Lucía, la cual se acerco lentamente a Claudemir y le arreglo el cuello de la camisa con dulzura y ternura— No te lo había dicho, ¿cómo lo supiste?

— Las viejas chismosas lo comentaron esta mañana— contesto, mientras abrazaba a Lucía  y apegaba su cabeza a su cálido pecho— Lamento tu perdida.

Lucía se sentía aliviada, aquella culpa, aquel dolor que la atormento en ese camino parecía esfumarse poco a poco mientras estaba ahí...en medio de sus brazos, la lluvia ahora lo estaba mojando y se resfriaría por sus defensas bajas, pero a pesar de advertirle con suaves palabras, solo la abrazo con más fuerza.

Lucía lo abrazo con más fuerza, mientras se quebraba en llanto, sentís como Claude acariciaba su cabello y se acomodaba en su hombro...no quería dejarlo, no quería separarse de él...no quería hacer ello...quería estar a su lado toda su vida, aunque eso le costara muy caro.

Tal vez esta sería la última vez que se abrazarían, la ultima vez que sentiría el calor de su cuerpo en medio de esta frialdad, tal vez la ultima vez, pero no debía ser tan dramática, solo debía esperar...el tiempo es valioso y trae cambios según tus acciones, tal vez...su padre decida mudarse aquí y hacer una nueva vida, no creía en ello...pero tenía fe.

Claude dejo de abrazarla, no se habían dado cuenta todavía de que el paraguas había salido volando por la fuerte ventisca que estaba en este tiempo. Claude solo dio una sonrisa nerviosa y añadió:

— Están lloviendo perros y gatos.

Era un chiste cruel para los animales en la época victoriana pero Lucía entendió el punto, hizo un gesto con su cabeza acerca de irse y fueron caminando lentamente en medio del pavimento mojado. Lucía lentamente sintió una mano agarrar la suya con lentitud, deslizándose suave y delicadamente allí, agarrándola con fuerza, Claude miro a Lucía por un momento de reojo mientras murmuraba:

— No te quiero perder Lucía...no ahora qué eres mi sueño.

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2016 ⏰

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