Capítulo 1.

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-¡Naima!-exclamó mi madre desde la parte de abajo de mi casa.- llegas tarde, como siempre. -bufó.
-Estaba acabando de peinarme, relaje motores. -le contesté fría bajando los numerosos escalones que separaban las dos plantas.

Y así es como era, bastante fría y ser así traía ser borde y antipática con todo o casi todo el mundo. Una vacilona donde las haya, es lo que más me gusta, vacilar. Los estudios, sin comentarios mejor. Los amores, bueno, eso para mí no existe. Tengo 17 años, y mi última relación fué hace año y medio, ninguno de los dos salió bien después de 8 meses, él ahora está con otra chica, la que era mi mejor amiga. Desde entonces, las amistades que me hecho son "mala influencia" para mí, según mi madre, claro.

Y hablo de mi madre solo, ya que mi padre se fue de casa cuando yo aún no tenía los 3 años, llevándose con él a mi hermano mayor, por lo cuál no sé cómo es, ya que no tengo relación con ninguno de los dos.

-Mamá estate quieta, me pones nerviosa. -le dije ya que no dejaba de dar pequeños golpes con las uñas de sus manos a la mesa del salón.- ¿qué te pasa? -pregunté sentandome en el sofá.
-Llegas tarde Nai, vete antes de que me llegue otra falta. -contestó seria.

A lo que sin mirarla, me lavanté y cogí mi mochila junto a mi móvil y me marché de casa dirección a la cárcel por la que tenía de instituto.
La relación con mi madre no era nada buena, ya lo habréis notado. Ella me culpa de que mi padre se hubiese llevado a mi hermano, lo qué mas quería en el mundo.

Por eso es que cuando nos peleamos, siempre acaba soltandome que ojalá hubiera sido yo a la que hubiera cogido aquel día en lugar de a mi hermano, y yo, por muy fría y estúpida que llegue a ser, esas palabras viniendo de tu propia madre acaban doliendo.
Llegué al instituto, me acerqué a la puerta a paso lento, como si no quisiera llegar nunca al princpio de esta, a lo que fuí a meterme los auriculares del móvil en el bolsillo de mi mochila cuando me choqué con alguien, ¿algo más me podía pasar esta mañana?

-Ten cuidado por donde vas, joder, bf. -dijo un chico cuando se agachó a coger unos folios que se le habían caído. Lo observé por dos segundos, lo bastante como para darme cuenta como era, llevaba unas gafas pero se le podían ver a kilómetros sus ojos de un marrón un tanto extraño, tenía el peinado típico de todos los tíos, flequillito y para el lado izquierdo. También era bastante alto y de pelo oscuro.
-Vaya lo siento, no suelo tener ojos en la nuca, ¿sabes? -contesté quizá un tanto borde por su comentario anterior, algo molesta, diría yo.
-No te preocupes, eh. Ya puedo recogerlo yo solo. -contestó este desde el suelo, aún recogiendo sus tantos papeles repartidos por el suelo de la entrada. A lo que terminó y se puso de pie.
-Ah vale, me quedo más tranquila, gracias. -dije sobreactuando poniendo mi mano derecha en el pecho.
-Mal comienzo, ¿no crees? -rió el chico.- Me llamo Jesús, ¿y tú?
-Y Jesús, ¿no te han enseñado a no hablar con extraños que te tiran las cosas al suelo? accidentalmente, no te pienses que voy tirando las cosas a todo el que veo.
-Gracias, me has salvado de pensar eso. -volvió a reír.
-No he contado ningún chiste.
-Llego tarde, ¿dónde te pones en los recreos? -preguntó interesado ignorando mi respuesta anterior.
-Lejos de ti, te lo aseguro. -contesté dejandóle con la palabra en la boca y entrando afortunadamente, o no tan afortunado al interior del instituto. Lo más curioso es qué nunca había visto al chico con el qué hace 5 minutos me encontraba hablando.
No le di mucha más importancia y entré a mi respectiva clase. Obviamente, llegando tarde.
-García, tiene usted otra falta. Ya sabes donde esta el despacho del director. -dijo mi profesor de Filosofía sin dejarme entrar del todo en clase, me dió tiempo a echar un vistazo por encima a todos mis compañeros y, anda bien, Jesús estaba en esta clase. Lo miré escasos 2 segundos, esta vez sin llevar las gafas puestas.
-Esta bien, con Dios profe. -le mandé un beso al aire y me fuí sonriendo victoriosa al despacho de mi ya, mejor amigo. El director.

Comentar si queréis que siga con la historia, espero que os guste.

Cámbiame. [Gemeliers.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora