Llegué al despacho y llamé, en el primer toque, la puerta se abrío, dejandome paso el jefe de estudios, quien había abierto aquella pesada puerta. Me sonrió y se marchó de allí.
-Buenos días. -dije dirigiendome al director a la vez que iba caminando dirección a su mesa.
-¿Buenos días? ¿Empezando la mañana a las -miró el reloj de su mano derecha- ocho y media en el despacho, y son buenos días para usted señorita? -me preguntó cruzandose de brazos y clavando la mirada en mí.
-Venía a echarle una visita, tampoco se moleste abuelete, que ya me tienes conocida. -contesté como siempre hacía, sin importarme mucho con quién hablaba- Y deje de hacer preguntas seguidas, que no me da tiempo a contestar a todas. -reí.
-Ver... -le corté la palabra una vez más.
-Por favor. -contesté entre risas.
-Ya vale García.
-¿Entonces me puedo ir dice, no? -dije a la paz que me levantaba de aquella incomoda silla.
-Sientese ahora mismo. -ordenó cabreado.
-No eres nadie para decir que puedo hacer, jodido calvo. -volvió a mirarme con cara de pocos amigos, a lo que llamarón a la puerta interrupiendo aquella estúpida discursión que teníamos todas las mañanas.
-¿Puedo? -preguntó una voz masculina desde fuera.
-¿No lo ha oído, o es que la melena le tapa los oídos? -volvierón a llamar a la puerta, sin respuesta de aquel ser que estaba acomodado en el sillón de cuero negro, me dirigí a la puerta para abrirla.
Bien Nai, ya estás expulsada. -pensé mientras me acercaba a abrir.
-Hola.
-¿Jesús? -pregunté extrañada, ya que aquella pinta que había presentado esta mañana no parecía de ser un malote.
-No, soy Dani. -sonrió aquel chico. -El gemelo de Jesús. -rió esta vez entrando al despacho, dejando su mochila caer en el suelo de un brusco golpe.
-Buenos días. -suspiró el director.
-Buenos días serían si no tuviera que madrugar. -contestó este.
Lo miré sorprendida. Me pensaba que era la única que había tenido valor suficiente para contestarle mal contestado.
-¿Daniel Oviedo, verdad? -preguntó mientras miraba un papel, supongo que sería su ficha.
-El mismo, tienes mucha suerte de tenerme aquí haciendote compañía sabe usted, esta -me señaló- tiene pinta de ser una sosa. -y dicho esto, soltó una carcajada mientras se sentaba en la silla donde anteriormente estaba yo sentada.
Nadie nunca me había dejado mal como acababa de hacer este ser delante de mí. Pero no iba a quedar así, lo tenía claro.
-Ya, es que yo se lo dejo a los payasos como tú esto de entretener al personal, ¿entiendes?
-Anda, si me vas a caer bien y todo. -volvió a reír sin descontrol.
-Ni que te estuvieras mirando a un puto espejo para reírte así, orangutan.
Me miró con los ojos abiertos y la que empezó a reír ahora fuí yo.
-¡Ya vale! -exclamó elevando la voz nuestro señor director. -Los dos castigados.
-¿Por qué te crees que estoy aquí? -dije yo sin esperar a que acabará la frase. -Y a mí no me castigas con este. -señalé a Dani.
-Pues..
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He subido el siguiente capítulo para ver si os animáis a leerla:(
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Cámbiame. [Gemeliers.]
Fanfictionsólo te pido que me quieras; sin trampas, ni cartón; sin porqués, ni preguntas de las qué no obtengas respuesta; sin compromisos, ni mentiras. que me quieras como soy, que no intentes cambiarme, porqué una persona como yo nunca cambiará, Oviedo.