Cámbiame. [Gemeliers.]

Capítulo 3.

-Pues muchas chicas desearían estar en tu lugar, guapa. -dijo Dani sin apartar la mirada de mí y guiñandome un ojo.
-Bueno chicos -dijo cortando a Dani- vuestro castigo es.. -me miró- nada, a la próxima que os vea por aquí el castigo suma la de esta vez. -finalizó señalándonos con el dedo indice. -Podéis iros.
Cogí mi mochila y salí para fuera sin decir nada. Esperé tres segundos a que saliese Daniel para contestar a su anterior comentario.
-A lo de antes, ¿Para qué desearían estar en mi lugar?, ¿Para ver a un mierda de niñato consentido y creído que se cree que todas van detrás de él? te equivocas si llegas a pensar que soy así. -contesté enfadada.
-Uo la niña de papá como se altera. -soltó acompañado de una carcajada.
Papá. Esa palabra, papá.
-Eres un gilipollas. -dije mirando al suelo, pero diciéndolo suficientemente alto para que se diera por aludido. Me colgue la mochila en los dos hombros y me fui de allí.
-¡Y tu una rara! -exclamó desde la otra punta del pasillo. Me giré y le saqué el dedo corazón. Volví a darme la vuelta oyendo como reía desde lejos y me marché a la puerta de clase a que sonase la sirena de la siguiente clase.
Este tío es bastante retrasado. -pensé refiriendome a Dani.
-No me has dicho como te llamas. -dijo acercandose a mí algún clón.
-Si eres Jesús, me has caído de puta madre, en cambio si eres Daniel te invito a irte por la ventana. -dije señálando la más cercana a nosotros.
-Supongo que ya habrás conocido a mi hermano. -dijo tocandose la nuca.
-¿Jesús? -a lo que asintió a mi pregunta.
-De carne y hueso, vaya. -rió mirándose de arriba a abajo.
-Ah joder, es qué el retrasado de tu hermano es.. -me cortó la frase.
-Es retrasado. -volvió a reír.
-Y ahora que no llevas las gafas puestas, pues ni idea de quien es quien, ¿me pillas por donde voy?
-Ya, por eso yo me pongo las gafas y él lentillas. -hizo una mueca rara.
-Anda mira tu que bien. -dije irónica.
-¿Puedes ser un poco más amable? No sé, vengo a buenas, eh. -dijo apoyandose a la pared donde me encontraba yo pegada de espaldas.
-Difícil. -dicho esto sonó el timbre de fin de descanso. -Vaya tengo que volver a clase. -dije incómoda.
-No me has dicho ni tu nombre, ni donde te pones en los recreos. -resopló.
-Me llamo sin nombre, y me pongo en el gimnasio, en los vestuarios de los chicos mientras los acoso metida en una ducha. -me miró raro y rió, consiguiendo que yo también lo hiciera.
-Bueno pues te buscaré en los baños, sin nombre. -me sonrió y se fué.