Capítulo 1

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Amanecía por el horizonte, la luz se colaba entre las rendijas de la ventana. Shyvana se removía en su cama debido al exceso de luz. Se cubrió la cabeza con la almohada, pero al rato se fue desperezando. Tenía que levantarse para estar un día más bajo el mando del príncipe de Demacia. Tras prepararse, bajó a la cocina a desayunar y salió de casa.
De camino al palacio pensó en qué trabajo tendría ese día. Se sentía agusto trabajando con Jarvan, era el único que no le tenía miedo por sus genes dragónicos. Al llegar fue directamente a la sala del trono, allí le indicaron que tenía que reunirse con él en la sala de reuniones. Fue por los corredores hasta la gran sala. Constaba de una mesa y varias sillas a su alrededor, todo de lujo. El príncipe estaba sentado en la silla más grande.
-Cierra la puerta, es un asunto privado
Shyvana entró y cerró la puerta tras de sí. Se acercó a la silla más cercana a la del príncipe y se sentó.
-Tenemos problemas, se han visto a un equipo de exploración noxiano en las montañas de los límites de Demacia. Como no es nada importante solamente iremos tú, yo y un equipo de tres hombres. Pero es una misión secreta, por lo que no se lo puedes contar a nadie. Prepara cosas para 5 días. Puedes retirarte
-Si señor.
Shyvana se levantó y fue en dirección a la puerta.
-Espera -se giró antes de salir- Estate preparada, tenemos motivos para pensar en que en el equipo puede estar Urgot.
-Descuide, estaré preparada.
Salió por la puerta, pero mientras la cerraba se quedó mirando para Jarvan, que se había levantado y ahora daba vueltas con la mirada en el suelo y un tanto preocupado.
Llegó a su casa y empezó a preparar lo necesario, sabía que las provisiones las aportaba el ejército, por lo que llevaría poca cosa. Decidió llevar su armadura de campeonato y puso su aspecto humano, aunque se le notaban un poco las escamas en la cara. Mientras salía de su casa de camino a donde iban a partir a su misión, Shyvana se preguntaba qué era lo que le ocultaba el príncipe. Para ella le era una persona de confianza, ¿el no confiaba en ella? Esperaba que le dijera en algún momento qué pasaba. Recordó el día en el que lucharon juntos por primera vez, le había ayudado a vengarse del dragón que había matado a su padre. Sonrió al recordar el momento en el que le había pedido que viniese con él, cuando ya no tenía familia con la que ir. Sonrío aún más y se sonrojó un poco, nunca nadie se había preocupado por ella excepto su padre, siempre había estado huyendo con él, pero ahora ya había encontrado un sitio dónde la necesitan.
Llegó a la puerta dónde esperaba Jarvan y los tres soldados con unos caballos. Shyvana se acercó y le hizo un saludo militar.
-Me alegro de que hayas podido venir. Tu caballo es ese, monta rápido tenemos prisa.
Syvana montó en el caballo y los cinco salieron del palacio dirección a las afueras. Se dio cuenta de que salían por un camino secreto, si que era una misión secreta, el nunca se había tomado tantas molestias para una misión solamente de precaución, y que no hubiera avisado a Xin Zao o a su amigo Garen era extraño. Ellos eran el mejor equipo que haya visto nunca y que la hubiera elegido sólo a ella para esta misión... Eso le demostraba que sí confiaba en ella.
Después de unas horas a caballo, llegaron a los límites del bosque que rodeaba la ciudad. Dejarían a los caballos en el puesto de vigilancia y seguirían a pie. Empezaron a subir la montaña, acamparían al ascender hasta más o menos la mitad. Al llegar, montaron las tiendas de campaña, una para ella, otra para los solados y otra para Jarvan. La del príncipe estaba en el medio, para poder protegerlo.
Los soldados intentaban encender una hoguera pero no podían, ella empezó a ponerse nerviosa y de su mano salió una llamarada azul que prendió la madera. Los soldados se quedaron asustados al ver el poder de Shyvana y se limitaron a contemplar la llama azul.
Tras un rato, comprobó que todas las tiendas estaban montadas, por lo que Jarvan estaría estudiando la situación de la misión. Lo buscó y se lo encontró sentado junto a las tiendas y se acercó a él.
-¿Me permite acompañarle señor?
El príncipe se sorprendió al ver a Shyvana.
-Pues claro.
Ella sesentó a su lado, se dio cuenta de que seguía preocupado, o un poco apenado quizás. Pero entre todo eso se notaba que tenía frío, y posiblemente no se acercaba al fuego para que no lo vieran así. Creó una llama en su mano y se la acercó para que no tuviera frío. Él giró la cabeza y se acercó.
-Gracias -dijo contemplando la llama-
Shyvana se quedó un rato en silencio.
-Señor, con todo el respeto; ¿por qué tanto secretismo para esta misión?
Jarvan se quedó en silencio.
-¿Hay algo que le preocupe?
Por fin levantó la cabeza y miró a Shyvana.
-Puede. ¿Sabes qué le pasó al anterior rey, no?
-Si, su padre.
-Bueno, pues...
Guardó silencio al oír unas pisadas lejanas. No eran de alguien, si no de algo enorme.
-Si esto es lo que yo creo, no necesitarás explicación al verlo. -Jarvan se levantó rápidamente a coger su lanza e ir junto a sus hombres-
Shyvana le siguió de cerca, parecía algo inquieto. Se reunió con el resto del comando, una tormenta de nieve se había desatado, no se podía ver con claridad. Formaron un círculo para cubrirse las espaldas, todo estaba borroso y los pasos que se acercaban se detuvieron. Shyvana creó una llama y una gran sombra se podía apreciar en la nieve. Un impacto enorme hizo temblar la tierra y dispersó al equipo. Shyvana levantó rápidamente la cabeza, la giró y vio uno de los hombres cayendo al suelo, no se podía hacer nada por el, estaba partido por la mitad. La sombra agarró a los otros dos, los zarandeó y golpeó contra el suelo y los lanzó. Shyvana se levantó y buscó a Jarvan, no podía luchar contra eso, así que su prioridad ahora era llevar al príncipe a salvo hasta el castillo.
Jarvan se levantó apoyado en su lanza y tomando una posición defensiva ante algún otro ataque. Un hacha salió de la nada atacando al príncipe, el cual la detuvo con su lanza pero con dificultad ante tal fuerza. La tormenta de nieve se disipó un poco y se podía distinguir al portador del hacha, era lo que temía. El coloso que había matado a su padre, el que mató el después, estaba vivo, y mucho más fuerte. Jarvan pudo diferenciar la figura de Shyvana que acudía en su ayuda. Le hizo gestos para que corriera, él podría intentar huir, pero no necesitaba más bajas. Pero era demasiado tarde, Shyvana no había visto al coloso con la nieve y se encontró ante él, se había girado con el hacha en alto para terminar con ella. No tenía tiempo a reaccionar, pero en el último segundo, Jarvan se tiró sobre ella apartándola. Shyvana se levantó despacio, vio al príncipe al lado suyo, pero no se movía. El hacha le había alcanzado en un costado y la herida era grave, tenía que cerrársela cuanto antes, pero aunque se la cerrara ahora no podría escapar así. Se lo echó al hombro y creó una rueda de fuego a su alrededor. El fuego azul hizo que la nieve se volviera vapor y dificultó la visión al coloso. Apagó las llamas para que no la pudiera ver y salió corriendo lo más rápido que pudo, tenía que poner a salvo a Jarvan.



La llama del valorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora