Capítulo 2

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Shyvana llevaba como una hora de trayecto, estaba agotada. Cada vez Jarvan le pesaba más, y a causa de la herida estaba inconsciente. Pudo avistar una cueva, allí podría cerrarle la herida a Jarvan. Entró y lo apoyó en la pared, estaba pálido del frío y de la sangre que había perdido. No había tiempo que perder, invocó una llama en la mano y se la acercó a la herida. Se notaba que le dolía, pero era la única forma. Cuando terminó de cauterizar, extinguió la llama. Oyó otra vez el rugido, pero estaba muy lejos. No sabía cuanto había ascendido, pero decidió tomar precauciones. Apoyó a Jarvan en la pared más alejada de la entrada y empezó a taponarla con nieve, la compactó para asegurarse de que no se derritiera. Se acercó al príncipe, estaba helado, tenía que calentarlo ya. Se sentó separada de la pared y apoyó la cabeza de Jarvan en su regazo. Invocó la rueda de fuego, que iluminó la cueva. No podía hacer que la estancia se volviera caliente, o se derritiría la nieve de la entrada. Jarvan iba recuperando el color y la herida ya no sangraba, ni tampoco parecía que tuviera ninguna infección. Cada vez estaba más cansada, pero debía seguir despierta o las llamas se apagarían. Estuvo así toda la noche, el fuego había hecho que se abriera un pequeño agujero por el que se colaba un poco de luz. Le iluminó la cara, estaba exhausta. Había estado noches enteras despierta sin problemas, pero nunca con la rueda activada. Tenía que aguantar, él estaba así por su culpa y tenía que llevarlo a salvo hasta el castillo. También estaba hambrienta, se había ido sin coger nada del campamento. Miró la cara de Jarvan, estaba mucho mejor, le acarició la mejilla y la frente para comprobar que no estaba frío. De repente, fue abriendo poco a poco los ojos. Desactivó la rueda para que no se quemara. Estaba aturdido, miró para los lados examinando en el lugar en el que se encontraba. Vio las paredes de piedra y de nieve, luego miró hacia arriba y vio a Shyvana, tenía la cara apagada, pero sonreía al ver que se encontraba bien.
-¡Señor! Al fin se ha despertado. Lleva bastante tiempo inconsciente.
Recordó lo que había pasado, sus temores se habían confirmado, Sion había renacido. Giró la cabeza y notó el calor de las piernas de Shyvana en su mejilla y se levantó de golpe, pero de no haber sido por que ella le agarró se habría caído. Se llevó la mano a la herida, le molestaba y dolía mucho. Shyvana le ayudó a apoyarse en la pared y se puso a su lado.
-Siento si le ha molestado que lo pusiera en mi regazo, pero era la única forma de calentarle.
-No pasa nada -se sonrojó un poco al recordarlo, pero se puso serio de nuevo- Ahora entiendes qué pasa...
Shyvana asintió.
-Siento mucho haberte traido, era muy peligroso, pero necesitaba a alguien en quién confiar.
Al oír eso Shyvana sonrió y se sonrojó un poco, pero rápidamente volvió a su cara de cansancio. Jarvan se dio cuenta.
-Estás muy cansada, descansa lo que necesites, yo ahora estoy bien.
-No puedo señor, tengo que estar alerta por si nos atacan. Tiene que volver a salvo al castillo aunque yo muera.
-Insisto, a parte, no puedes enfrentarte a nadie en tu estado. Es una orden.
Shyvana se resignó y se echó en el suelo.
-Si pasa algo despiérteme.
Rápidamente concilió el sueño. Dormía plácidamente, se quedó mirándola un rato y luego a pensar en lo que acababa de decir. Es verdad que era una soldado de alto rango, y tenía que morir por el, pero no le parecía justo, el le había pedido que se uniera, pero no le quedaba otra opción al no tener otro lugar al que ir. A veces pensaba en por qué se lo había pedido, luchaba muy bien y era fuerte, pero en el fondo sabía que la había llevado con él por algo más, no sabía el qué, pero esperaba averiguarlo pronto. Como si supiera que la estaba observando, Shyvana se hizo una bola y soltó un bufido. Jarvan sonrió divertido y se puso a mirar el cacho de cielo que se veía a través del agujero.
Pasaron unas horas y Shyvana se despertó, estaba mucho mejor. Se giró y vio a Jarvan mirando el cielo, atardecía y hacía cada vez más frío.
-Señor, pronto se hará de noche y no podemos ir a ningún lado con su herida así, tendremos que pasar aquí la noche otra vez.
-Estoy de acuerdo, mañana iremos camino a la capital.
-No sé si estará bien para mañana.
-Lo sé, pero no puedo seguir poniéndonos en peligro.
-Está bien.
Anocheció y empezó a hacer mucho frío.
-Señor, descanse, yo montaré guardia y mantendré mi fuego encendido.
-No hace falta.
-Insisto, ya me ha obligado a dormir y ya puedo aguantar toda la noche.
Jarvan se rindió y con ayuda de Shyvana se tumbó para dormir. Ella encendió su rueda de fuego. Se acercó al príncipe para que le llegara el calor. Jarvan rápidamente se quedó dormido.
Cada vez que ella se acercaba a él, este se alejaba. Shyvana no entendía ese aspecto de su lado humano, pero como el príncipe estaba dormido y eso era instintivo lo hacía para divertirse un rato. Le parecía divertida la vergüenza, incluso cuando ella la sentía, le daban ganas de echarse a reír.
A la mañana siguiente, derritió la puerta de nieve y ayudó a Jarvan a ponese en pie. Tenía que apoyarse en ella, la herida aún estaba grave. Poco a poco fueron orientándose hasta llegar al puesto dónde habían dejado los caballos. Al llegar, rápidamente fueron en su ayuda. Llevaron al príncipe hasta la enfermería dónde tratarían la herida y a Shyvana hasta la cocina para que comiera. No tardaron en llegar un equipo a recogerlos. También había ido a buscarlos Garen, que estaba preocupado por el estado de su amigo. Los soldados que no le estaban atendiendo en la enfermería estaban ayudando a mejorar la vigilancia.
Llegaron al palacio, donde llevaron a Jarvan a sus aposentos, le estaba esperando el doctor para tratar la herida con magia. Shyvana esperó en la puerta hasta que el médico salió con buenas noticias sobre la salud del príncipe. Le sorprendió al oír que el príncipe quería hablar con ella en privado. Simplemente le dijo que no diera detalles de la misión y la felicitó por su trabajo. Shyvana se fue hacia su casa agotada. Al llegar se tiró sobre su cama y se cambió a una ropa más cómoda. Tenía la armadura muy sucia, y ella apestaba, así que antes de vestirse decidió darse una ducha. fue a la cocina, aún tenía hambre. Luego se fue a su cama dónde se limitó a dormir todo el día. Solamente soñó en volver a estar a solas con Jarvan otra vez, pero le preocupaba empezar a sentir algo por el.



La llama del valorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora