Estar de nuevo en esta ciudad me causaba demasiados sentimientos encontrados, una parte de mi estaba alegre por poder recorrer las calles que desde niño recorría, pero otra parte de mi estaba nostálgico porque sabía que a donde quiera que fuera tu recuerdo me perseguiría por siempre.
Llegué a mi antiguo departamento y abrí la puerta para poder instalarme por unos días, pero antes de entrar me quedé viendo fijamente el número de la puerta del departamento de enfrente.
¿Seguirás viviendo ahí? Supongo que sí, ya me habías dicho que no planeabas mudarte ya que te encantaba la ubicación del departamento.
Una triste sonrisa se apoderó de mis labios al recordar la primera vez que te vi salir de él, me llevé una gran sorpresa, ya que nunca me esperé que fuera una chica la dueña de aquel departamento, nunca te había visto, no me había topado contigo en ni un momento en las mañanas, en las tardes solo escuchaba como llegabas y azotabas tu puerta, y ya por las ocho de la noche salías de nuevo para ya no regresar durante unas cuantas horas.
Las veces que me quedaba despierto a causa de mis estudios lograba escuchar como llegabas pasadas las doce de la noche.
Claro que la primera vez que te vi fue una simple casualidad.
Eran las 7:00 am y a mí se me había hecho tarde para el instituto. Así que, saltándome el desayuno, tomé mi mochila y abrí rápidamente la puerta de mi departamento.
Pero nunca me imaginé que en ese mismo momento la puerta de enfrente se abriría solo para dejarme ver a una hermosa chica de mi edad de cabello rubio y tintado de las puntas de un color verde, no te llegaba mucho más abajo de los hombros, piel pálida y vestida con un estilo totalmente rebelde.
Recuerdo que ese día te observé un largo tiempo, tratando de guardar cada detalle de ti.
Al posar mis ojos en los tuyos, descubrí que yo ya te conocía o por lo menos sabía quién eras. Esa mirada azulada ya la había visto muchas veces en el instituto. Tú ibas al mismo instituto que yo, solo que eras conocida como una "chica problemática".
—¿Piensas quedarte observándome mucho tiempo más? —escuché tu dulce voz preguntarme, cosa que me hizo salir de mis pensamientos y desviar la mirada, no te vi, pero sabía que deberías de estar sonriendo por mi comportamiento—. Eres tan inocente —volví a escuchar tu voz, seguida de un portazo y el sonido de unos pasos alejándose.
Me giré solo para verte partir, cosa que me hizo recordar que ya iba demasiado tarde.
Me obligué a salir de mis recuerdos y adentrarme en mi antiguo departamento, cerré la puerta y miré a mi alrededor, todas las cosas se encontraban tal como las había dejado hace un año.
Dejé las llaves sobre la mesita que se encontraba en la sala y me acerqué a uno de los sofás blancos solo para comprobar que la mancha de cerveza seguía ahí, esa que había derramado una vez que me quedé dormido esperando un mensaje de tu parte, el cual nunca llegó.
Me alejé de ahí y caminé hacia la ventana con balcón que se encontraba allí mismo en la sala.
Abrí las puertas corredizas de la ventana y salí al pequeño balcón, el aire fresco me pegó en el rostro, me recargué del barandal y miré hacia el horizonte.
El sol se empezaba a ocultar, señal de que pronto anochecería. En un momento mi vista bajó hacia las personas que se encontraban caminando por los alrededores y sentí mi corazón saltar al ver una cabellera rubia hasta los hombros y con las puntas tintadas de un rosa fucsia.
¿Será ella?
Me pregunté mentalmente, dudando sobre mi propia visión, tal vez solo era una alucinación, producto de mi mente por los recuerdos que me provocó el estar de vuelta en esta ciudad.
Pero cualquier duda que tuviera, se dispersó cuando pude distinguir la gabardina que llevaba puesta aquella chica, sería demasiada coincidencia que fuera igual a la que yo te había prestado un día.
¡No ha cambiado nada!
Grité en mi mente al estar cien por ciento seguro de que eras tú, te vi partir sin rumbo fijo, quise seguirte, pero reprimí aquel pensamiento.
En vez de eso, me adentré de nuevo en el departamento y decidí que sería mejor desempacar las pocas cosas que había traído conmigo. Me dirigí hacia mi antigua habitación y dejé la maleta sobre la cama, tomé mi celular y le di play a la primera canción que encontré, sin siquiera molestarme en ver el título.
Grave error.
La letra de aquella canción empezó a inundar la habitación.
Mierda.
Nunca me arrepentiré de haberte dedicado esa canción, pero en momentos como estos no estaba de humor para escucharla.
How many secrets can you keep?
Cause there's this tune i found that makes
Me think of you somehow
When i play in on repeat.
¿Cuántos secretos puedes guardar? Supongo que realmente nunca lo sabré y sí, definitivamente esta canción hacía que te recordara cada vez que la escuchaba.

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Do I Wanna Know?
Historia CortaPara Jane, Alex solo era un reto que ella se había autoimpuesto y para Alex, Jane solo era una "chica problemática", nunca se imaginaron que terminarían de este modo.