Capítulo 5

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Ambos se miraban directamente a los ojos, Alex no podía dejar de pensar que seguía igual de hermosa que siempre y Jane, bueno, ella simplemente estaba en shock.

—¿En verdad eres tú? —le preguntó, mientras se levantaba de la banca—. ¿O ya se me subió el poco alcohol que consumí? —se preguntó a ella misma.

El pelinegro no pudo evitar sonreír al verla tan confundida, probablemente él estaría así si no la hubiera visto antes desde su departamento.

Acortó la poca distancia que los separaba y la tomó de ambas manos.

—En verdad soy yo, no estás ebria, no estás viendo ninguna alucinación —le dijo y sonrió tiernamente.

—Has regresado —dijo ella en un susurro apenas audible, una sonrisa se apoderó de sus labios, pero después fue suplantada por una mueca de enojo, no lo dudó ni un solo segundo, se soltó de su agarre y le propinó un golpe en el estómago.

El chico dejó escapar un gruñido de dolor y la miró desconcertado por ese repentino golpe.

—¿Pero qué demonios...? —fue lo único que dijo.

—Eso es por no decirme hace un año que te ibas a ir —le recriminó, pero su sonrisa volvió a posarse en sus labios cuando lo miró de nuevo, vaya que había cambiado el chico, ahora parecía mucho menos inocente de lo que ella recordaba.

Muchos recuerdos se vinieron a su mente, incluidos los que había estado rememorando en esas cuantas horas que tenía fuera de su departamento.

Nunca pensó en que lo volvería a ver, ni mucho menos pensó que sería ese día, nunca se molestó en siquiera considerar la posibilidad de un reencuentro, nada.

Estaba sufriendo un ataque de sus recuerdos y el pelinegro pareció notarlo, ya que se enderezó y empezó a acortar de nuevo la distancia para poder rodearla en un abrazo, pero antes de que pudiera acercarse lo suficiente, la chica retrocedió y alzó su mano a la altura de su pecho.

—Jane... —trató de llamarla el chico, pero ella se lo impidió.

—No Alex, no —dijo con voz seria—. Pienso que así estamos mejor —dijo y soltó un suspiro al ver la cara de confusión que tenía él—. Estoy feliz de que hayas vuelto, pero pienso que deberíamos de terminar de una vez con todo.

Alex no lograba comprender lo que Jane le decía.

—¿A qué te refieres con eso? —le pregunto totalmente confundido.

La rubia soltó un suspiro y lo miró con cierta tristeza en su mirada.

—A que no puedes llegar y tratar de abrazarme después de que te fuiste un año sin siquiera molestarte en avisarme o mandarme un maldito mensaje —le respondió—. Y no justo ahora, ¿sabes qué fecha es? —le preguntó y al ver que él no respondía decidió seguir hablando—. Todo el estúpido día me la he pasado lidiando con mis estúpidos recuerdos, me salí de mi departamento solo para ver si podía despejar mi mente, no lo logré y terminé entrando al bar, ya iba por mi tercera cerveza cuando empezó a sonar una canción y adivina cual era —le dijo y él sonrió de medio lado.

—La que te dediqué —respondió seguro de sí mismo.

—Exacto, no soporté mucho tiempo y terminé por salirme del bar, pero aun así no pude evitar seguir pensando en ti y en esa canción, caminé y caminé hasta llegar aquí, me senté en esa banca ya rendida y dejé que los recuerdos fluyeran —le dijo y soltó un suspiro—. Ya no puedo más, necesito liberarme de todo esto —finalizó y Alex solo la miraba sorprendido.

Después de unos minutos en completo silencio, él sonrió nostálgico y asintió.

—Tienes razón —dijo—. Ya es momento de dejarnos ir, Jane, eres una chica maravillosa, por ti conocí la vida como es, gracias a ti aprendí a disfrutarla —le dijo y ella sonrió.

—Tú fuiste uno de mis mayores retos, me divertí tanto contigo, tal vez lo único malo que hicimos fue involucrarnos en algo más que amistad —le dijo y sonrió—. ¿Quién diría que una "chica problemática" y el favorito de los profesores llegarían a ser algo más que completos desconocidos? —soltó una pequeña risita.

—Nadie apostaría por algo así, pero así fue —respondió él—. No me arrepiento de nada —le aseguró con una sonrisa.

—Ni yo Alex, fuiste algo muy lindo en mi vida, le diste algo de tranquilidad —le dijo ella, mientras se quitaba la gabardina que traía puesta—. Pero realmente prefiero que todo se quede como lindos recuerdos —le tendió la gabardina y él la agarró.

—Gracias —se la colocó y ella sonrió, mientras se abrazaba a sí misma y maldecía en su mente por no haberse puesto nada abrigado—. Pero recuerda que siempre tendremos en común una canción —le dijo y ella no pudo evitar soltar una carcajada.

—Lo sé, tuviste que joder una de mis canciones favoritas —le dijo y fue él, el que soltó una carcajada esta vez.

Se quedaron en silencio, mirándose por última vez a los ojos, ambos con unas sonrisas en sus labios.

—Bien, me tengo que ir —habló Jane, se dio media vuelta y empezó a caminar.

¿Quiero saberlo? —le preguntó Alex con cierto tono divertido.

Ella sin girarse a verlo, soltó una carcajada.

—Realmente, no, no quieres saberlo —le respondió ella y siguió caminando.

Él sonrió y se dio media vuelta para comenzar a caminar al lado contrario que ella.


Sad to see you go

Was sort og hoping that you'd stay

Baby, we both know

That the nights were mainly made

For saying things that you can't say tomorrow day


Tal vez aquella parte de la canción tenía razón y la noche estaba hecha para decir todas aquellas cosas que no se pueden decir en el día, como una confesión o una despedida.

Tal vez esa canción definía bien la relación de Jane y Alex. Ellos la interpretaron de ese modo, otras personas la interpretarían de un modo diferente y con otra historia totalmente diferente, pero por el momento, esa canción era de ellos y siempre que la escucharan recordarían la historia detrás de ella.

Para Jane, Alex solo era un «reto» que ella se había autoimpuesto y para Alex, Jane solo era una «chica problemática», nunca se imaginaron que terminarían de este modo.

Do I Wanna Know?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora