Inicio del drama: mi peso

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No puedo recordar cual fue el hecho que me marcó o qué fue lo que dio inicio a todo, pero recuerdo cómo se sintió, y todo se trataba de eso, mi peso. Para mi esto nunca fue un problema, es decir, siempre fui delgada, y se debía a que simplemente no me gustaba comer. Cuando niña mi mamá se sentaba a mi lado hasta que comiera la mitad de mi plato, entonces se iba, pero yo le daba lo que restaba de mi comida a mi hermana, o lo botaba por la ventana. Cuando se dieron cuenta que no comía en casa decidieron dejarme en el colegio y no ir a retirarme a la hora de almuerzo, así que debía comer allá, cosa que tampoco hacía. Tuve bastantes problemas por ello, y creo que fue en ese entonces con mis inocentes 7 u 8 años que comencé a mentir bastante bien. Tomaba mi bandeja de comida, me sentaba con mis amigas y hablábamos de cualquier cosa, cortaba o revolvía la comida que tenía frente a mi, a veces comía solo el postre, luego cuando mis amigas terminaban de comer me ofrecía para ir a dejar las bandejas, ponía las bandejas vacías sobre la mía y no había problema si mis padres le preguntaban a mi maestra si comía o no, porque ella me veía con la bandeja al retirarla y al dejarla. Cuando me preguntaban luego en mi casa si tenía hambre siempre decía que no, porque ya había "comido en la escuela". Todo esto funcionó por un tiempo, hasta que mi hermana pequeña creció, aprendió a hablar y a delatarme, y se podría decir que se fue todo al carajo.

Ya contada mi pequeña historia de infancia, prosigo: sí, era buena mentirosa, pero me dejaron de creer cuando mi hermana les contó la verdad de todo, ¿recuperé mi credibilidad ante mis padres? No, hasta hace poco aún no me creían nada.

Volviendo al tema del peso, para mí entonces no debería significar nada lo del peso, porque no tenía problemas con él, no temía el hecho de ser gorda, porque lo veía como un imposible, me gustaba ser delgada, y creía que debía seguir así, pero ya no era el problema de que no comiera, el problema era que comía mucha chatarra, y en la noche, y aún así no engordaba.

Me llevaron a una nutricionista porque mi mamá pensaba que estaba bajo peso, la nutricionista (sorprendentemente) me encontró bien, y de hecho le dijo <<En contra de la creencia común, su hija es más sana al ser flaca que una niña con más peso, siempre lo he dicho, pero nadie entiende: niño flaco es igual a niño sano, niño gordo es igual a niño enfermo. Créame su hija está bien, no necesita nada más>> y mi mamá quedó muda, pero aún así no le creyó ni palabra, y a decir verdad, yo tampoco. Me compraron vitaminas, jarabes y algunas píldoras, tenía horarios para cada una, así que debía acostumbrarme a una rutina. Nunca he sido buena para las rutinas, al final que me tomaba como 3 cosas a una vez, y como luego olvidaba a que hora era que cosa, me las volvía a tomar otra vez las 3 juntas, al final me aburrí como a los 4 días y dejé de tomar todo.

Un día fueron a mi liceo para ofrecer un tipo de control gratuito para saber cómo estaba tu salud, y me apunté. Me encontraron todo bueno, menos el peso, estaba bajo de lo normal, pero como todo era confidencial solo lo supe yo y la señorita que me atendió. También me dijeron que mi metabolismo era muy avanzado, así que no engordaba nunca aunque pasara día y noche echada en el sofá comiendo porquerías. Y eso explicaba mucho.

Le conté a mi mamá que estaba bajo peso y me saltó con un <<yo sabía>> que me venía esperando desde que lo supe. Entonces mis porciones a la hora de comida aumentaron y pasó todo el siguiente mes preparándome todas mis comidas favoritas, y así subí un poco de peso. Comencé a tomar conciencia de lo que esto era realmente, necesitaba subir de peso, era por mi bien estar, así que intentaba comer un poco más, pero no podía, me llenaba muy rápido y si seguía comiendo vomitaba todo, mi cuerpo se había acostumbrado a ingerir lo que comía cada día, y se negaba a aceptar otra cosa. Cuando llevas un mal hábito por tantos años, no se puede cambiar de un día para otro.

Aun con mis intentos de subir un par de kilos más, esto no se notaba y me seguía viendo igual de delgada que siempre, entonces una amiga comenzó a hacer "bromas" acerca de mi peso, y de lo delgada que era, me reí con ella, mientras lloraba por dentro. Y no lo entendía, porque yo no era más delgada que ella, y aún así cada vez que íbamos al baño ella se quejaba de sus <<piernas gordas>> pero vamos, que si quería piernas delgadas yo tenía las mías en oferta, y ella se había dedicado a destruir lo poco y nada que tenía de estima por éstas.

Para que podáis encontrar el "drama" en todo ésto: no es que haya sido un gran problema lo que comenzó con mi depresión, fue una serie de problemas pequeños que se fueron juntando para formar uno grande. Es como una avalancha, comienza con algo pequeño e insignificante, pero a medida que va avanzando te puede aplastar. 


Confesiones de una depresivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora