Cap 2: Ojos ambarinos

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¡¡¡QUEEEE!!!- paso los ojos por cada una de las palabras esperando a que estas cambiaran y se diera cuenta de que había leído mal. Cuando comprendió que eso no pasaría, empezó a blasfemar a los cuatro vientos. Una vez que se le acabaron las palabrotas, grito incoherencias obscenas, muy poco apropiadas para una dama, le había dicho una vez su nana.

-¡ASNOS MAMIPULADORES QUE NO TIENEN NI UN POCO DE RESPETO POR LA VIDA DE LOS DEMAS! ¡VAYANSE AL INFIERNO!

Seguía maldiciendo a Dios y medio mundo, agitando la carta mientras gritaba como loca caminando de un lado al otro. Anya la miraba pasmada y sin comprender que ocurría. La verdad era que no creía que lo entendiera, siempre había contado con padres comprensivos y cariñosos, mientras que a ella siempre le manejaban la vida, diciéndole que hacer, con quien estar, como vestir, etc. De repente sintió envidia de su amiga. Si pensaban que ella se casaría con alguien que no conocía y que seguramente le doblaba la edad, estaban equivocados. Ese tal " Lord Cygnus" se quedaría con las ganas.
Repentinamente le flanquearon las piernas y sus rodillas golpearon con fuerza el suelo de adoquín. ¿Como se atrevieron a hacerle esto? ¿Porque? Su cuerpo se sacudia con cada espasmo, lágrimas se escurrian por sus mejillas. Estaba destrozada. Sintió manos a su alrededor, Anya estaba sentada al lado suyo y acunaba su cabeza en el hueco de su cuello.

- Dime que sucede cariño.

Sin ánimos de hablar, le tendió la carta. Hubo un silencio y luego una exclamación ahogada, a continuación Anya juraba por lo bajo.

- Lo siento tanto.

- No necesito que me tengas lástima - dijo con amargura en su voz y una repentina calma fría y calculadora - Necesito que me ayudes a arruinar esto - apuntó la carta - ¿Estas conmigo?

- Yo...- vio duda en los ojos de su amiga y luego una sonrisa escéptica se formó en su rostro - Claro que estoy contigo.

Acto siguiente se levantaron y corrieron hacia la habitación a toda prisa. Debían formar un plan astuto y retorcido -como mi mente - pensó Gianira.
Pasaron el vestíbulo corriendo y subieron las escaleras, una vez llegaron frente a la puerta de su habitación, Gianira buscó sus llaves.

- ¿ Que haremos ahora?

- Tengo que escapar de esto.

- ¿Escapar de que? -Itzaak apareció de la nada, haciendo que su corazón subiera hasta las nuves. Gianira tiró uno de sus zapatos a su hermano.

-¡¿ Que es lo que te sucede!? ¿Acaso quieres matarnos?

- Auch! No, no quiero matarlas chicas - dijo frotándose allí donde lo había alcanzado el zapato de su hermana.

- Me alegra oírlo, entonces... Adiós.

- Esperen, no tan rápido. Aún no has contestado mi pregunta.

- Ella dijo escapar de escapar de...no escapar de irse ni escapar de algún acontecimiento indeseable, no es que fuera a escapar de una boda o...

- Ya cállate Anya, no sirves para ocultar cosas. Te alteras demasiado -se volvió para mirar a su hermano y le tendió la carta, se lo quedó mirando para ver su reacción. Sus ojos se abrieron como platos y el color desapareció de su rostro.

-No permitiré esto - levantó la vista hacia su hermana - Nuestros padres se han vuelto locos.

- ¿Eso significa que estas de nuestro lado? - había una nota de esperanza en la voz de Anya.

- Claro que si - dijo Itzaak y abrazó a su hermana - todo va a estar bien, ya verás - se sentía a salvo entre los fuertes brazos de su hermano.

Almas ReencarnadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora