Capítulo 2

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Si odio mi vida, esto es peor. Me encontraba sentada en uno de los asientos del largo pasillo de mi instituto esperando a que saliera de la oficina del director mi única y mejor amiga en la vida, Lily Burgesandler.

Gracias a ella me había metido en problemas por primera vez en toda mi vida, gracias a algo que ella quería hacer y yo sin darme cuenta ya estaba involucrada.

            *20 minutos antes*

En el momento que toca el timbre para el receso del almuerzo, Lily me pide amablemente que le espere, como buena amiga que soy lo hago.

Cuando veo que se acerca a la mesa de la proferosa Young y se digna a ver el bolso que se encontraba encima de esta, me acerco rápidamente a ella.

- ¿Pero qué haces? A caso estas loca, nos verán.- trato de alejarla pero se resiste y no me deja.

- Tranquila Melody, nadie se dará cuenta. Necesito ver mi calificación del último examen de física, mis padres me matarán si saco mala nota.- saca unos cuantos papeles del bolso y el celular de la Sra. Young, me los da para que los sostenga mientras ella sigue hurgando entre las cosas.

De repente veo como saca una fotocopia y su cara se ilumina, deduzco que ya lo encontró.

- ¿Y? ¿ya lo encontraste o solo miras un pedazo de papel con cara de feliz cumpleaños por nada?- le pregunto impaciente, se toma demasiado su tiempo para observar la maldita fotocopia, más de lo debido.

- ¡APROBÉ, APROBÉ!- dice de repente dando saltitos con una sonrisa resplandeciendo en su cara.

- Pues te felicito, ahora vámonos antes de que venga alguien y nos desc...- alguien entra y hace que quede en el aire mis palabras.

Que no sea la profesora por favor Dios.- ruego mentalmente.

- ¿Qué están haciendo, jovencitas?- la voz de la Sra. Young retumba entre las cuatros paredes de la enorme sala de la clase de física.

Volteo y la encuentro a tan solo unos pasos de nosotras.

Genial, ya nos ha descubierto.

- Profesora Young, esto no es lo que parece.- Lily con cara de espanto inmediatamente guarda todo el papeleo con un solo movimiento en el bolso de la mujer.

- ¿Ah no? ¿tocar algo que no es de ustedes, revisar los exámenes y tener entre sus manos mi móvil no es lo que parece?- nos mira enfadada, un poco más no se pone roja y comienza a salir humo por sus oídos, eso sería épico de ver.

Aunque no la culpo, yo también me encontraría en ese estado si veo a gente toqueteando lo que es mío.

Eso no quiere decir que no esté lo bastante nerviosa por lo que nos pueda poner de castigo, puede que tenga 60 años y parezca dulce, pero es el demonio en persona.

En un instante se me viene a la cabeza algo peor que un castigo.

- Por favor, no nos lleve a la oficina del director.- le suplicó.

Nunca me han llevado ahí por comportarme mal, al contrario, siempre lo hacen por mis buenas notas. Pero esta vez creo que no sera así. Además, si mi padre se entera se enfadará demasiado conmigo y me llevaré un buen sermón de su parte.

Mierda.

- Oh, eso es lo que exactamente haré señorita Brown- me mira decepcionada, nunca había hecho una cosa así en el instituto y con esto, creo que ahora en más pensará mal de mi- ahora, acompáñenme señoritas- voltea sobre sus talones y se dirige a la puerta para seguir su camino en el pasillo.

En mi mente solo estas túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora