El verano llega y la emoción invade mi pequeño cuerpo, por fin puedo despertar tranquilamente sin tener que apresurarme porque el autobús escolar me vaya a dejar debido a lo tarde que me levanto. Voy al baño a cepillar mis dientes levemente retorcidos como hago todos los días, solo que esta vez no tengo que apresurarme para ir a la escuela. Para esto tengo que montarme en una pequeña escalera para poder llegar al espejo y poder ver mi adorable rostro, una de las desventajas de ser pequeño y tener seis años. Observo mi despeinado cabello marrón y decido pasar mi mano sobre éste para poder peinarlo un poco y no parecer un niño con piojos.
-!!Troye!!. !!Baja y ven a desayunar cariño!!.- escucho los gritos de mi mamá y me apresuro a bajar las escaleras para darle los buenos días, ésta me recibe con un beso en la mejilla y un buen plato para desayunar.- Cuéntame hijo. ¿Que te gustaría hacer éste verano?.
-Espero poder disfrutarlo al máximo mami.- respondí cuan inocente soy, o al menos eso dice ella de mi.- Lo malo es que no tengo muchos amigos con quien compartir estas vacaciones.- comenté un poco triste.
Tomé un bocado de mi desayuno que me prepara cada día y me puse a pensar en con quien podría jugar todas éstas vacaciones, pero la realidad es que no tengo muchos amigos. En la escuela sólo tenia un amigo llamado Gary con quien solía jugar, pero debido al divorcio de sus padres se tuvo que ir de la ciudad y más nunca lo volví a ver.
Desde que él se fue siempre me he sentido solo en la escuela ya que en el recreo me siento a comer solo, en las actividades grupales siempre voy solo, y mientras los otros niños juegan al escondite y a otros juegos yo simplemente los veo jugar desde lejos, nuevamente solo. Trato de que no me afecte para que mi mamá no se preocupe pero aveces es inevitable sentirse mal por eso.
-Este verano va a ser diferente hijo.- decia mi madre mientras fregaba los trastes con un delantal blanco puesto.- Vas a tener a alguien con quién jugar y con quién compartir tus juguetes.
-¿Enserio mami?, ¿Cuando?, ¿Quién?.- preguntaba, tomé un sorbo de jugo de naranja que acompañaba el desayuno mientras mi madre se secaba las manos y se giraba para verme.
-Pronto lo sabras hijo, llegará al medio dia a la hora de almorzar con su padre que es un compañero de trabajo. Lo convencí para que su hijo se quedara unos días con nosotros y puedas salir y jugar con él.- decia mi mama con una sonrisa plasmada en su rostro, se quitó su delantal y lo guindo en un perchero al lado de las encimeras, sacó unas galletas del estante y me las puso en un plato para que me las comiera acompañado con un vaso de leche.- Y bien, ¿Que te parece?.
-Siiiiii, gracias mami eres la mejor.- respondí dándole una sonrisa con mis retorcidos dientes.- ¿Sabrá jugar a las espadas mami?.
-Eso se lo puedes preguntar cuando él llegue tesoro.- dijo y me acarició la cabeza alborotando mi cabello.- Bueno, veo que aprovechas el sueño en estas vacaciones ya que te levantaste a las nueve y no a las seis como de costumbre.- comentó con sus manos posadas en la cintura.
-Es que adoro dormir, y no me gusta levantarme tan temprano, es algo tan horrible.- dije dando un mordisco a una galleta.- Mami, ¿puedo ir a ver caricaturas?.
-Claro hijo, estás de vacaciones.- respondió, tomé tres galletas y mi vaso de leche para subir a mi habitación a ver mis caricaturas, ya iba a mitad de las escaleras cuando ella gritó desde la cocina.-!!!Recuerda bajar a a las doce a conocer a tu nuevo amigo Troye!!!.
-!!De acuerdo!!.- respondí y segui mi camino hacia mi habitación.
Entré y como siempre se encontraba algo desordenada, con mis juguetes esparcidos por el piso, mis zapatos uno por aquí y el otro por allá, y la gran litera en el medio. La razón de la litera es porque mi mama pensó que tendria gemelos puesto que su médico le había dicho eso, pero al final fue que el doctor se habia confundido de paciente y para cuando mi mama se enteró ya era demasiado tarde y habia comprado la cama doble.
ESTÁS LEYENDO
You're Driving Me Wild (Gay/Yaoi)
Teen FictionSolo dos infantes, que sus sentimientos entre si eran tan fuertes que con solo verse el uno al otro la felicidad los invadía, donde si uno sonreía el otro lo acompañaba incondicionalmente. Tan inocentemente, se dan a demostrar todos sus sentimientos...