8. Él lo quería...

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Hola, vengo a actualizar (? Eh, bueno, la cosa se pone fea, yo les avisé de entrada, leer bajo su propio riesgo.. Y en fin, eso, espero que les guste.


-Eu, Fer, Fernando, despertate... -Gago escuchó la voz de Lionel antes de abrir los ojos. Cuando finalmente miró, vio que su amigo estaba en el asiento del acompañante y no al lado suyo, y se sintió un poco mal. En realidad, venían sumándose las cosas: no se acordaba que había pasado, la cabeza lo estaba matando, nadie le decía nada real, sentía que lo estaban boludeando, Lionel lo ignoraba y encima estaba Javier ahí!

-¿Qué? –preguntó, de mala gana, estirando los brazos.

-Emm, estamos por llegar, decinos a donde es tu casa... -Messi le hablaba como si fuera un nenito, o eso creía Fer, y le molestaba.

-Eh, por acá... Seguís así, doblas para allá y después hacés así y así... -fue haciendo gestos con las manos mientras hablaba, como indicando el camino.

-Ah... Bueno –el diez parecía estar un poco confundido con las indicaciones de Fernando.

-Yo les voy avisando –dijo este último, acomodándose para dormir de vuelta.

Entonces se dio cuenta. Había dormido... ¿Bien? No habían aparecido esas "pesadillas" raras, ni nada de ese tipo de cosas. Mirando por la ventanilla, sonrió.

-¿Pasa algo? –preguntó Lío, que lo estaba mirando.

-No, no, nada... Todo bien –le respondió Fer, sin devolverle la mirada.

Anduvieron un rato más en el auto, siguiendo las indicaciones poco precisas de Gago.

-Ahí, esa de ahí arriba es, la que tiene las ventanas tapadas como con chapas... -les dijo éste último a los otros dos.

-Si serás croto -comentó Masche.

-Es que... Se me rompieron las ventanas y no me dio el tiempo a cambiar los vidrios, jaja... -rió Fer, algo nervioso.

Se acercaron a la casa, Javier estacionó el auto a un costado y bajaron. Fernando buscó debajo de una piedra la llave, y abrió la puerta. Cuando entraron notaron que el lugar era parecido a la casa que Gago tenía en la ciudad, sólo que estaba más dejado, casi abandonado. Era casi el mediodía, y el hambre empezaba a molestar ya, así que decidieron comer algo de lo que hubiera ahí, algo que se pudiese haber conservado. Terminaron comiendo una mezcla de latas que había, y que todavía no se habían vencido.

-Uh, qué suciedad, no nos bañamos desde que salimos... Al menos yo no –comentó Lío, cuando terminaron.

-¿Te querés bañar acá? –le preguntó Fer, entusiasmado.

-Sí, ¿tendrás algo de ropa para prestarme? –Le preguntó el diez, oliéndose la axila-. Esto está re sucio- agregó.

-Sí, cómo no! En la pieza tengo algo de ropa guardada, ahora te busco-. Y dicho eso, Fernando se levantó y fue a buscar las cosas. Mientras se alejaba escuchó las voces de los otros dos, hablando bajito, lo cual le molestó. Se le seguían sumando cosas, y lo poco bueno que le pasaba no llegaba a compensar todo lo malo.

-Ahí te dejé las cosas en el baño, Lío... -comentó, volviendo a la cocina después de un rato, había aprovechado y se había cambiado él también.

Messi había juntado la mesa y enjuagado los platos que habían usado. Ahora estaban él y Mascherano sentados en el sillón, charlando.

-Ah, bueno, gracias Fer –respondió Lionel, dándose vuelta para mirarlo. Se levantó y empezó a caminar hacia el baño, seguido por Masche.

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