No me digas que me entiendes.
No digas que me entiendes
si nunca has sentido como 100 avispas se clavaban en tu pecho
si nunca has nadado entre tiburones
sedientos de sangre.
No digas que me entiendes
si no has estado encerrado bajo esta piel
si no te has calado de estos huesos
si nunca has parado el tráfico de la Gran Vía
por esperar a que uno solo
acelerase.
No digas que me entiendes
si no te has dado de bruces con una guerra que no es tuya
si no has tenido que darle la espalda a mil batallas
que si tenían tu nombre.
No me digas que me entiendes.
No digas que me entiendes
si nunca te has asfixiado con tus propias manos
si tus propias manos nunca te han llenado de heridas
si tus heridas no son la cura de ningún remedio
de ninguna enfermedad.
No digas que me entiendes
si no comprendes que todas las caras de mis monedas sean cruces
si no entiendes que tenga llagas por clavarme de pies y manos en cada cruz
si solo eres otro buitre que se sirve de su elocuencia para acunarse en mis entrañas
si no has visto mi putrefacta carne.
No digas que me entiendes
si nunca te has desnudado con el único propósito de ser abrigo
si tu tristeza no es mas que un daño colateral
si no has saltado en pedazos y por los aires
sin hacer ruido
No me digas que me entiendes
y lávate las manos al salir
que ya buscaré un punto de apoyo
para no mover nada
y cortar todo
por lo insano.
ESTÁS LEYENDO
Entradas de emergencia
HumorLa historia de cómo se derribó el primero de las tres manzanas de edificios que volé. Los títulos, etiquetas y descripción son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
