Kiss Land ➳ j.b. ©

Capitulo I

—SS sabes que no es necesario que vayas a esa fiesta, me da miedo que te peguen alguna enfermedad —le dijo su amiga.

—Jesús, Kirs no habrá sexo. Solo son besos cuando dan el apagón. Eres una aburrida al no acompañarme —y era cierto, a su amiga no le gustaba ese tipo de cosas.

Cerró su casillero y pensó a quién podría venderle el otro ticket que había comprado para Kirs. Buscó con la mirada a Chris, el tipo que la había seguido por todos lados buscando una oportunidad. Incluso; se la había dado, pero no sintió lo que esperaba. Nada.

Scarlett ha buscando por más de dos años a alguien que la haga sentir en otro mundo. Quería disfrutar su adolescencia acompañada amorosamente de esa persona. Sentir piel con piel. Tenía tan solo diecinueve años, pero estaba decidida a hacer lo que fuera para encontrar al revoltijo de mariposas en algún hombre. Siempre asistía a fiestas, se agarraba a un chico y se decepcionaba. No estaba puntuada como puta o fácil, porque lo hacía de manera discreta. A nadie le gustaría que se supiera a cuantos chicos se ha agarrado solo por una estupidez infantil, bueno, para ella no era eso.

Por otro lado tenemos a un chico con su ticket en mano preguntándose si será lo correcto ir. Ha estado intentar cambiar, dejar todo este tipo de cosas a un lado y comenzar a madurar. No tiene nada que ver con dejar la diversión de lado, pero disfrutarla de otra manera. A cada fiesta que iba, terminaba tan borracho que apenas llegaba hasta su casa y ya varias veces ha chocado el vehículo que su madre, con tanto esfuerzo le había regalado a sus dieciocho años. Sus amigos insisten en que vaya con ellos; su cabeza intenta superarlo, venderle la entrada a alguien más. El tiempo se acaba poco a poco, pero demasiado rápido. Si quiere venderla, deberá hacerlo rápido.

Sacude su cabeza para despabilarse e ir a una oficina de trabajos, su decisión nunca ha sido ir a la universidad. Ahora lo único que le queda es la vida laboral; se lo está tomando a la ligera y su madre le vive reprochando que deba empezar a hacer su vida. No es que no lo quiera, en lo absoluto. Caroline está envejeciendo y para ella es más difícil el peso del trabajo para mantener a su único hijo que tiene a su padre muerto.

Caminando por el centro de la ciudad se encontraba, era un lugar bastante grande. Cualquier persona que vaya allí y no conociera absolutamente nada, se perdería sin problemas.

El castaño escuchaba como la gente hablaba animadamente mientras él se atormentaba solo, con muy pocas razones para ello. Entro a una pizzería que necesitaba meseros, entregó su curriculum de inexperto y como en todos los lugares que había entrado le han dicho "lo llamaremos si necesitamos sus servicios".

SS estaba en un parque esperando la llegada de Kirs, harían su proyecto y tal vez hicieran algo divertido. En los auriculares que se conectaban con su móvil se escuchaba el álbum "Ghost stories" de Coldplay, su banda favorita.

El verde del pasto hacía del paisaje algo vivo, alegre. Las hojas que se secaban debido al pronto otoño se acoplaban perfectamente a cada pieza del lugar. El cielo estaba gris, pero no arruinaba el día. Gente alegre, niños con raspones en las rodillas y codos por jugar o correr demasiado rápido.

El chico estaba cansado tanto caminar, si no volvía a casa con un trabajo no sabría qué hacer. A veces le desesperaba, pero no podía hacer nada por ello. Se quitó unas pequeñas gotas de la frente, iba a llover. Buscó la capucha de su campera, esta le queda algo pequeña; apenas tapaba un poco más de la mitad de su cabeza. Se sentó en una banca cercana. Cerca se encontraba una chica con audífonos, parecía estar perdida del mundo; esperando a alguien. Era bella, lo admitía. Quiso acercarse pero no se atrevió lo suficiente. Cada vez las gotas de lluvia eran más. Se levantó para volver a su casa resignado, al mismo tiempo que la chica de cabellos negros. Cruzaron camino y él pudo observar lo gris de sus ojos, no eran oscuros, al contrario. Un gris brillante que resaltaba.