Kiss Land ➳ j.b. ©

Capitulo IV pt. 1/2

Después de estar hablándose por mensajes durante dos semanas, decidieron volver a encontrarse.

¿Para qué mentir? Scarlett estaba que se hacía en los pantalones del nerviosismo. Seguía con que él es el amor de su vida, y obvio, no lo dejaría ir tan fácilmente, aunque su relación -sin nombre, podría ser de conocidos- ha sido bastante fluida. SS no dejaba el coqueteo atrás, pero era más discreta, en persona sería más demostrativa. Contacto visual y uno que otro toque mientras ríen.

Se mira una vez más al espejo chequeando que el short que lleva no la haga ver cómo una puta; lleva un crop top que deja ver una línea de piel entre la prenda baja y este mismo. Unas zapatillas bajas junto a una camisa de cuadros amarrada a la cintura. Algo que usaría para bailar un poco de Hip hop.

Camina hasta la puerta cuando su madre la detiene.

- ¿A dónde vas?

-Voy a juntarme con alguien, prometo que no haré nada malo, nos vemos en la tarde -responde la chica energética posando sus labios en la mejilla de su cansada madre-. Prometo volver a las ocho, ni antes ni pasada la hora.

Su madre quiere articular palabras pero se rinde al escuchar el portazo que resuena en la sala principal de la casa.

SS corrió hasta la estación de buses con la esperanza de tomar el de las cuatro y quince, si corría un poco mas rápido lo alcanzaría pero sus pies ya no daban más y aún le faltaba media cuadra.

Mierda, quiero estar allí antes que él, se dijo así misma.

Rendida tiene que esperar al bus de las cuatro con cuarenta. Salió apresurada de su casa por nada, llegaría al lugar donde acordaron a las cinco con diez, si es que tenía suerte.

Rebuscó en su bolso el móvil para textearle a Justin sobre su inesperado atraso. Sin embargo, hoy había despertado con el pie izquierdo, su móvil marcaba uno por ciento de batería. Intentó marcar rápidamente el número del chico que la enamoró en un segundo pero cuando sonó el primer pitido, este se apagó. Nadie se encontraba en el paradero para brindarle un poco de ayuda.

Esperó allí una media hora pero el bus no pasó al tiempo correspondiente.

Caminó a la cuadra siguiente y a la que sigue casi corriendo para ver si Justin la esperó.

Se sintió mal y cansada, si su madre no la hubiese detenido en la puerta ya estaría compartiendo una hermosa tarde con el chica que con una mirada le indicó que es el amor de su vida.

Por ningún motivo desperdiciaría la oportunidad de estar un segundo con él.

(***)

Corrió hasta que llegó.

Al parecer lo único que necesitaba era una inspiración.

Allí estaba él; unos pantalones de jeans rasgados, una camiseta algunas tallas más grandes y unas vans de lona blancas. Se veía guapo, hay que admitirlo. Su mirada estaba en sus manos donde tenía sujeta una rosa azul. El cabello le caía por la cara ocultando esos preciosos ojos que poseía.

—Hola, Justin —se acercó tímida—. No sabes lo mal que me siento por llegar tarde; mi madre me retrasó y perdí el autobús que pensaba tomar, luego había que esperar demasiado para el siguiente y...

—Shh... —la interrumpió porque hablaba mucho y demasiado rápido—. Está bien. Apenas han pasado quince o veinte minutos desde que yo llegué. He esperado mucho más tiempo en ocaciones sin importancia —le besó la mejilla con un abrazo en forma de saludo.

—Es importante para mí —le vio a los ojos cuando se separaron—. Es nuestro primer encuentro desde aquello, y aunque ninguno de los dos quiera hablar de ello, me emocioné bastante por este día.

—Créeme que yo estaba nervioso, porque las chicas normalmente no suelen ser como tú. Ellas siempre querrán que la persona a la que se entreguen sea, ya sabes, especial —SS rodó los ojos y soltó una risa tonta—. Pero eres diferente y tu presencia; que llegaras tan natural y que actuaras como eres por mensaje, hace que me calme de una forma impresionante.

Scarlett intentó no sonrojarse, pero falló. Aquellas palabras le hicieron un revoltijo en el estómago.

— ¡Oh! —exclamó el ojimiel—. Esto es para ti —le entregó la rosa entre sus manos—. Nunca pregunté por tu color favorito, pero azul es uno de los míos —encogió los hombros.

—Gracias —el roce de dedos hizo que una chispa renaciera en ellos, la misma chispa que brotó en KissLand.

A veces —en su mayoría— sentimos lo incontable y pensamos que fue momentáneo, que nunca volverá a suceder —en parte es cierto, los sentimientos cambian a medida que vamos creciendo—, que no volveremos a encontrar esa sensación única; que solo una persona, mascota, entre otros, puede brindarnos. Scarlett Stone siempre creyó en su teoría y en muchas más, como esta. Ella sabía que la sensación del primer amor volvería al reencontrarse con este mismo.

—Vamos —el chico le tomó la mano con toda la confianza del mundo balanceándola de adelanta hacia atrás como lo hacen los pequeños en su total libertad.

Pararon enfrente de un carro de helados, pidieron de chocolate y otro sabor frambuesa.

— ¿Ya conseguiste trabajo? —preguntó la chica una vez que estuvieron sentados.

—En la mañana dejé mi último expediente de trabajar, tengo que esperar una semana para que me den una respuesta de cualquiera de los lugares —habló tranquilo, ya no le deprimía tanto el tema.

Caminaron alrededor del parque con calma, los pájaros cantaban ese día, los niños jugaban en el césped del lugar, los perros iban a buscar los objetos que arrojaban sus amos y Scarlett no lograba quitar sus ansias de tomarle la mano a Justin.

La conversación que tenían era fluida pero siempre terminaban con un silencio incómodo, sin razón alguna ellos mostraban el nerviosismo que creci.

SS rogaba por un beso pero creía que era muy precipitado en la primera cita ¿no?

El chico tomó su manos sonriéndole, aunque era un gesto de amabilidad; ella quizá pudo interpretarlo de otra manera.

****

Siento la tardanza, esta parte estaba lista y no pensaba subir el capítulo por parte pero ya van dos meses y me sentí mal por eso.

Les seré sincera, la conexión con esta historia se perdió en su totalidad pero aun así trabajaré en terminarla con un epílogo.

Los amo y no sé cuándo nos leeremos nuevamente.

XOXO