Capítulo 1

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¿Conocen esa sensación de ser observados? Para mí era muy familiar. Había crecido en uno de los barrios marginales en una ciudad con altos niveles de delincuencia. Cuando estás en ese ambiente, es mejor cuidarte las espaldas todo el tiempo, así que uno aprende varias cosas, como a evitar callejones, caminar rápido de noche, y a no ignorar ese momento en que los vellos de tu nuca se erizan. Cuando me trasferí a la Universidad de San Francisco después de mi primer año de universidad en L.A. pensé que las cosas serían más tranquilas. Así habían sido los últimos tres años y medio. Pero las últimas dos semanas había vuelto esa sensación de ser perseguida y observada había. Nerviosamente, inserté la llave en la cerradura y entre al departamento inhalando profundamente.

- ¿Bueno?... ¿Hola? Ugh. Se equivocaron de nuevo. – dijo Ely colgando su celular.

- Ely, no creo que se equivoquen. Esta es la tercera vez esta semana. – ella se encogió de hombros y guardó su celular antes de seguir con lo que fuera que estuviera haciendo.

- No es nada. – dijo pero podía notar un tono de preocupación en su voz. Decidí no presionarla con el tema, y me senté en el sillón ojeando la correspondencia. No había nada nuevo, hasta que...

- ¿Cuál dijiste que era el nombre de tu papá? – pregunté a Ely, quien me miró con desconfianza.

- Nunca lo mencioné. ¿Por qué?

- ¿No es Emmet Levinne?

- ¿Disculpa? – levanté la mirada del sobre que tenía entre manos para ver la confusión en el rostro de mi amiga.

- Tienes una carta de Emmet Levine. ¿Quién es?– mi amiga se acercó y tomó el sobre.

- Debe haber un error. – dijo ojeando la dirección del sobre y, sin más, la arrojó al bote de basura de la cocina.

- ¿No quieres saber que decía?

- Era un error. Lo enviaron a la persona equivocada.

- Tenía tu apellido. – la acusé. - ¿qué tal si era una carta dirigida a tu padre?

- Mi padre murió hace años. – dijo con tono definitivo. Me dio la espalda y volvió a la cena. No necesitaba ser estudiante de psicología para saber cuándo alguien esquivaba temas de conversación.

- ¿Sabes? Jamás hablas de tu familia.

- Claro que sí. Conoces a mi mamá.

- Claro, conozco a tu madre. – asentí tomando asiento en la barra. – Pero nunca quieres hablar de tu padre. O de tu vida de niña. Y en tu casa de Kansas tenían esta foto con...

- ¡Elena! ¡Si no hablo de eso es porque tengo una razón! Mi padre no fue una gran persona. Y ya murió. Me gustaría dejar eso atrás y tener un bonito fin de semana, muchas gracias.. – dijo y no tuve opción más que dejarlo ir.

Eliza Levinne era una persona generalmente amable, alegre, y con cierta chispa de ingenuidad en su andar. Había pocas cosas que la molestaban, y muy pocas veces la había visto molesta en los tres años que la conocía. Pero sí algo sabía yo hacer, era a detectar historias turbias, y había algo detrás de lo que Ely mostraba que gritaba pasado tormentoso. Por más que intentara forzar una fachada, algo no andaba bien. Se notaba si la observabas detenidamente: la forma en que analizaba las cosas, la manera en que se perdía pensando a veces, el caminar aprisa de noche o cerca de ciertos lugares, la boca de marinero que le salía de repente, y la tristeza que en ocasiones se colaba a sus ojos. Ely ocultaba algo en su pasado, y simplemente no estaba lista para dejarlo ir.

Out come the wolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora