Capítulo 3

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La mañana del viernes había llegado, y permanecí en mi cama unos minutos, esperando por alguna señal que me indicara cómo proceder. La noche anterior había sido confusa, por decir algo. Y por supuesto recordaba perfectamente que el apuesto hermano de mi compañera de piso y mejor amiga posiblemente seguía en la sala de nuestro departamento. En toda su gloriosa y tatuada gloria. El problema no era, por supuesto, si el sujeto era o no guapo. El problema era qué haría yo para permanecer fuera de este evidente desastre familiar. Traicionar a Ely estaba fuera de la mesa, y me preocupaba hasta qué punto la convivencia con Emmet estaría dentro de lo apropiado. ¿Quizás ayer haya sido demasiado amable con él? ¿Debería ser más cortante? ¿Debería permanecer en mi habitación, esperando gritos o algún rastro de actividad?

Finalmente, el hambre y la curiosidad pudieron más conmigo. Tomé una ducha exprés y salí de la habitación 15 minutos después. Mis clases comenzaban a las 9 después de todo, no tenía tiempo que perder. La sala estaba iluminada ligeramente, y la colcha que había prestado a Emmet la noche anterior estaba doblada en el sillón.

- ¿Café? – preguntó Emmet. Definitivamente no estaba preparada para esto. Emmet estaba recargado en la barra de la cocina sin camisa. La mañana evidentemente le sentaba de maravilla, y observé con atención el movimiento de la taza en su mano mientras se alzaba hasta sus labios. Me abofeteé mentalmente. Este no era momento para eso. ¿Dónde estaban mis lealtades?

- No, gracias. Ya debería ir camino al campus. – dije sosteniendo mi bolso un poco incómoda. Tenía que hacer un esfuerzo consiente por no analizar los tatuajes en su torso.

- ¿Elena?

- ¿sí? – pregunté parpadeando y él sonrió torcido.

- Me preguntaba en qué estabas pensando. – dijo llevando su taza de nuevo a sus labios. Cuando no respondí, continuó. – ¿te gustan los tatuajes? En general, quiero decir. – rodeé su figura en el pequeño espacio de la cocina y abrí el refrigerador para tomar un yogur para el camino.

- Claro. A quién no.

- ¿Te gustan mis tatuajes? – dijo sonriente y me paralicé.

- ¿A qué quieres llegar con esto? – pregunté algo atónita. Él se encogió de hombros.

- Curiosidad. No todos los días me topo con una chica usando una camisa de The Cult. – nuevamente me sonrojé. Esta mañana había decidido usar unos shorts y una camisa oscura de The Cult, con unos botines.

- Irrelevante. – dije camino hacia la sala.

- ¿Esa es tu respuesta a mi pregunta o a mi comentario?

- Mira, Emmet. No quiero ser grosera, pero no veo el punto. Es mejor que me vaya y no creo que sea buena idea que siguas aquí cuando Ely despierte. – la sonrisa juguetona dejó sus labios y vertió el resto de su bebida en el fregadero.

- Esperaba poder hablar con ella antes de sus clases. – agregó sin verme mientras se ponía la misma camisa de la noche anterior. – pero parece decidida a no salir de ahí. En fin. – suspiró con pesadez, y caminamos juntos hacia la puerta. Tuve precaución de cerrar con llave tras de mí.

- ¿Te llevo al campus, Baby doll? – preguntó mientras bajábamos las escaleras.

- No te ofendas, pero creo que eso sería algo así como fraternizar con el enemigo en este momento. – el rio, y juro que tenía la risa más hermosa de todas.

- Chica lista. De acuerdo, sé cuándo estoy siendo rechazado.

- ¿Te rindes entonces? – pregunté juguetona y me cacheteé mentalmente por eso.

Out come the wolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora