Capítulo 6

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- O entra Travis o entro yo. No seas terca, Eliza. Es sólo un puto abanico. – dijo Emmet cruzado de brazos desde la entrada a la habitación de Ely. – Y unos cuantos muebles.

- Yo puedo sola.

- Escucha, ¿podríamos al menos hacer el intento? No tenemos que hablar. Vamos. – ella suspiró, pero lo dejó entrar, dejándonos a Travis y a mi en la sala.

- ¿Cuál es el problema con ellos? – pregunté en voz alta y Travis se encogió de hombros.

- Una montaña de mierda pasada. – dijo tirando su cerveza en el bote.

- ¿Tú sabes la historia?

- Es su problema.

- ¿Acaso soy la única que no sabe?.

- Todas las familias tienen sus historias. Algunas peores que otras.

- Supongo. – admití. – pero tú no tienes que pasar la noche con esos gritos.

- Ya pasará. Es mejor que se peleen. Deben sacarlo todo.

- ¿Por qué es tan bueno? – pregunté recargada en la barra.

- Significa que aún duele.

- ¿Y? – no estaba segura de seguir su razonamiento.

- Duele porque que aún importa.

- Oh. – ambos guardamos silencio unos segundos. Travis tenía razón. - ¿De dónde conoces a Emmet?

- ¿Por qué preguntas?

- Parecen muy cercanos. – contesté y él sonrió.

- Somos de la misma ciudad.

- ¿Crecieron juntos? – Travis se rio.

- No. Me mudé hace unos años al área y... bum. ¿Ustedes?

- Nos conocimos en una clase de la universidad y pues... bum. – Travis guardó silencio después de eso. No parecía el tipo de persona que le gustara la plática vacía, o que estuviera incómodo con los silencios. – Ese tatuaje... - comenté señalando una especie de logo que tenía Travis en el brazo derecho. – Emmet tiene el mismo.

- No es cierto.

- Sí es cierto. Lo vi la otra noche. – El alzó una ceja y comencé a sonrojarme. – oh, Dios. Eso sonó mal. No quise decir. No pasó nada. Sólo lo vi.

- Déjalo ir, pequeña Lena.

- ¿Están en un club? ¿O algo? – pregunté tratando de controlar el sonrojo, pero el golpeó sus nudillos en la barra y se retiró de ella sonriendo.

- Será mejor que me vaya o terminaré pasando la noche aquí. ¿Le dices que me fui? – Y así sin más, salió del apartamento.

Me retiré a mi habitación, intentando despejarla lo más posible. Cuando terminé de separar la basura y que lució lo más ordenado posible, apareció Emmet en la puerta.

- ¿Quieres ayuda con eso, baby doll? – preguntó y levanté mi vista. Él sonrió.

- Me alegra que encuentres divertido mi sufrimiento. - dije con el aire que tenía en mis pulmones. Actualmente luchaba por levantar el colchón queen del suelo para ponerlo en su lugar. Él entró, tomó el lado contrario y lo levantamos juntos. Me dejé caer de espaldas sobre el colchón. – Gracias. ¿Cómo te fue?

Out come the wolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora