4

519 24 0
                                    

Primera esperanza.

Veinte años tenía cuando sucedió.
El monstruo parecía ser inmortal. Con cada golpe que yo recibía de su parte, al parece le daba algún tipo de energía que lo hacía invencible.
¿Demasiado cansada para siquiera fingir esta complacida con sus regalos? Golpe.
¿Una silla fuera de lugar? Golpe.
¿No quería tomar un baño con él? Golpe.
Todo en mi vida, que estaba sujeto a aquel hombre y que no lo haga contento 'merecía' un castigo.

"-ya no eres una niña, comportarte como una mujer, o voy a tener que darte un castigo para enseñarte."

Amenazas tras amenazas, me dejaba sin una gota de esperanza. No quería esto, quería estudiar, asistir a la universidad, tener amigos, sentir amor y no odio o repugnancia hacia alguien, quería tener mi vida como la tenía antes de que mis padres murieran y este... Este hombre se hiciera cargo de mi vida, como si fuera su juguete.

Había salido a comprar alimentos para que pudiera hacerle la comida cuando termina de trabajar, porque era su mujer y era mi deber.
Se preguntarán ¿por qué simplemente no lo denuncias y te vas de aquel lugar? ¿por qué dejas que te trate así? Por qué, por qué, por qué... vaya, cuantas razones tengo para permanecer a su lado, fiel a sus ofensas y engaños.
La primera vez que intenté safarme de sus garras, terminé en un hospital por tanto golpes. Me obligó a decir que habíamos sido robados en casa y fui la víctima herida, porque sino iba a buscar a mi bebé y matarlo, y yo mas que nadie sabia que era capas de eso y más.
La segunda vez me lo demostró. La pareja a la que le fue dada mi hijo me contactaron, asustados porque alguien había intentado herir al bebé. Desde ahí comprendí que no podía pelear con el monstruo. Si quería salir viva, y ver a la personita que mas quiero en mi vida, tenía que obedecer todo lo que el quisiera que obedezca. No mas juegos, él esta vez era claro.

Merodeando por la casa, imaginaba una vida normal, como siempre hacia. Solo que esta vez solo era eso, un sueño, una débil imaginación. A mis veinte años había captado el mensaje. De esta no salía.
Cerca de la cocina escuché un ruido que provenía de la puerta trasera. Alguien había entrado, y sabia perfectamente que el monstruo no era. Él, por alguna estúpida razón odiaba esa puerta tanto como yo lo odiaba a él, sip, asi de grande era su odio a un pedazo de madera.
Caminé en esa dirección para averiguar , tomando el control del televisor, por si tenía que tirar algo a alguien. No era la mejor arma pero eso me daría ventaja. Tres hombres grandes, encapuchados no me dieron tiempo para gritar, correr, o tirarles el control ya que me acorralaron entre ellos, rápidamente, tapando mi boca, ojos, y atando mis manos. Jodida suerte.

"-cuando tu hermano llegue te mataremos, frente suyo. Tal vez eso lo haga hablar."

Al principio me reí porque ellos pensaran que él se preocupaba por mi. Luego entré en Pánico por la palabra muerte. No estaba lista para morir, no antes de poder vivir aunque sea dos minutos de normalidad. O viajar, conocer un chico, enamorarme, que me rompa el corazón de la manera mas linda, volver a caer en el amor, ver a mi niño crecer. Hablar con Liz una vez mas, hacer mas amigos. Visitar la tumba de mis padres. Aun quería vivir eso, y mucho mas. No estaba lista, para nada.

Con ellos tirando cosas por todos lados, por lo que podía escuchar, susurraban cosas sobre algunos papeles, joyas, dinero, drogas. Y lo único que yo podía hacer era esperar, porque aunque no quería morir sabia que a causa de este idiota mi vida acababa aquí, a los 20 años. Tan triste e inevitable. Sebastian, te amo, mi hermoso bebé.

Desde la puerta principal las llaves sonaron al entrar en contacto con la cerradura, no tomó mucho tiempo hasta que lo oí gritando mi nombre, escuchando sus pasos apresurados hasta donde me encontraba. Solo sus dedos rozaron la tela de mis ojos, haciéndola caer a mi cuello, al momento en el que fue empujado por uno de los matones. El segundo agarró su camisa, levantando su débil cuerpo del suelo para golpear su cabeza contra la pared, una y otra, y otra vez, hasta que sangre empezó a fluir de la parte superior de su cabeza.

"-oh no, pequeña mierda, a un no vas a morir."

Ver como lo maltrataban me llenaba de dolor, porque aunque este hombre hacia lo miso conmigo, nunca le desearía el mal. Yo no era asi y su sufrimiento me hacia sentir pena por él.
Los tres hablaron con él con tanto borde que me sentía aun mas pequeña de lo que lo hacía cuando él me hablaba asi, sintiendo como todo lo que el recibía también lo era para mi, aunque ese no sea el caso.
Estaba confundida, perdida en todo esto. Ellos hablando sobre drogas, dinero, muerte, hacían que mi estomago se revuelta con cada frase, con cada maldita oración. Empezaron a discutir mas fuerte, el monstruo estaba cada vez mas débil, podías verlo en su cara o cuando hablaba. Finalmente al terminar la discusión todo se volvió tan confuso. Sus gritos y los míos, ahogados por el trapo en mi boca, se unieron por primera vez, los dos con terror, asustados ambos por lo que acababa de ocurrir, y esta vez todo era para siempre. Viendo su rostro demacrado en un segundo y al otro, todo negro ¿era esta mi salida? ¿era esta mi única esperanza, la única solución?

Habia Una Vez... Mi Primera Vez... [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora