1.

1.2K 40 3
                                    

Primer llanto.

Tenía siete años la primera vez que recuerdo haber llorando de verdad. Como olvidarme.
Patadas, gritos, quejidos. No quería pasar por eso que me hacía llorar como si no hubiera un mañana.

Con la garganta al rojo vivo, al igual que mis ojos y mejilla. Quería salir de ahí, estar con papá y mamá. Que acariciaran mi cabello, cepillando mis rizos, moviéndome delicadamente diciendo que todo iba a estar bien, que sólo era un feo sueño, una pesadilla. Pero era tan real.

"-vamos a jugar. Tu te escondes y yo te encuentro -dijo el monstruo-. Si yo gano me debes un regalo."

Corre, corre, corre. Y corrí, fuera de esa casa, fuera del tormento que vivía desde que cumplí siete años.
No miré atrás, no quería verlo perseguirme. Pero si él quería que me escondiera, entonces yo lo haría.

Dentro de un departamento familiar, entré y me escondí bajo el sofá. No había nadie para aclarar que yo estuviera ahí. Nadie podía verme. Nunca nadie quiso verme.

Pasaron los minutos, horas tal vez, hasta que entró por la puerta principal, echando un ojo a su al rededor. El hombre de traje que había llegado hace poco preguntó si necesitaba algo, o si buscaba a alguien en particular.

"-mi hermana, se perdió y no se a donde fue -su voz estaba pintada de pánico, como si realmente sintiera algo-, ¿no la habrá visto? Es castaña, un poco chiquita de estatura, con ojos azules. "

El hombre negó, pero antes de que él saliera volvió a echar un vistazo a su alrededor. Presa del pánico cerré los ojos con fuerza, como si eso evitara ser vista, como si eso me hiciera invisible a sus ojos. Al parecer funcionó, él gruño y se fue.

Estaba a salvo, por ahora.

No pasó mucho desde que tuve ganas de ir al baño, y mucha hambre. Resignada salí de allí, con los ojos del portero en mí, con preguntas formándose en ellos.

No sabía si él aún estaba buscándome, esperaba que no.

Caminé mas lejos del lugar donde vivía, lugar que no merecía ser llamado casa, nunca más.
Entrando a un mercado me escondí para que no puedan verme y entrar al baño del personal, lo conseguí. Vaya, que era buena con los escondites.
Al salir mi mirada se fijo en un paquete de galletas. No creía que fuera malo tomarlas si tenía mucha hambre, nadie se daría cuenta.
Mis pies me llevaron hasta donde estaban ubicado el paquete, las tomé y guardé en mí cacheta con bolsillos. Perfecto.

Lastima que la felicidad en mi corta vida no duraba mucho tiempo. El gran hombre con chaleco de policía me tomó de los hombros antes de que poder salir corriendo por la puerta. Ni siquiera me dio la oportunidad de hablar.
Me llevó atrás, a una pequeña habitación que tenía un televisor, mesa y un par de sillas.
Me entró el pánico. Odiaba los lugares chicos, odiaba que aquel hombre estuviera agarrando mi cuerpo y odiaba la sensación de estar encerrada a solas con el. Tenía miedo, a que él también quisiera jugar y no poder esconderme porque aquí no había nada, literalmente, nada más que esos cuatro objetos. Quería llorar y gritar. Tal vez esta vez alguien si podría ayudarme, y no correr la vista a otro lado, como mis vecinos hacían ¿Qué tan jodido era que una niña de 7 años pensar así? Bastante, creeme.

"-sabes que robar esta mal ¿cierto? -su cuerpo se movió al otro lado de la mesa situada en medio de la habitación, sentándose en una pequeña silla siguió hablando-. Deberías de estar decepcionada de ti. Venga, dame el número de tus papás para que puedan recogerte, y devuelve ese paquete, niña."

Mi corazón dejó de latir por unos segundo para después empezara golpear mi pecho con tanta fuerza que dolía. No podía llamarlo, no. El iba a enojarse, iba a castigarme. Odiaba que me castigada por la misma razón que detestaba sus juegos.
Sin respuesta alguna, el guarda volvió a pararse pasando por mi lado, tan cerca que pude oler su estúpido perfume de hombre. Alcanzó el pomo de la puerta y lentamente la abrió.

"-no se lo digas a nadie ¿me oíste? Vete de aquí, y llevate esa cosa. -Dijo señalando las galletas que aún se encontraban en mi chaqueta."

De felicidad, salí corriendo de ahí. Por los pasillos, con miedo de que sea una trampa, obligue a mis pies a moverse lo más rápido que pudieran y lo hice, llegue afuera ¡Iba a llorar por tener algo de comida en días! Ya que él no me dejaba comer si no quería jugar. Al terminar el juego mayormente recibía mi recompensa, por ser una 'buena niña'.

Me senté en la orilla de la calle disfrutando del sabor a chocolate, recordando cuando mamá calentaba un poco de leche con cacao para mí, y un poco de galletas, como la que comía ahora.
Trataba de guardar todos los recuerdos que podía, intentando no olvidar ningún detalle. Sólo quería ser feliz, al menos con los recuerdos de una verdadera vida. De una niña que sonreía cuando papá llegaba a casa del trabajo. O cuando mamá me daba la mano e íbamos a parque a jugar de verdad.
Amaba el parque, me gustaba tanto subirme a los columpios y llegar tan alto como podía. El aire, los demás niños, las risas, los helados que comíamos ocasionalmente. Lo quería todo de vuelta, anhelaba tan sólo poder pisar el pasto verde del parque, o jugar con otros niños de mi edad, inocentemente. O poder tocar el rostro de papá y decirle que es mi rey, y yo su reina. A mamá y llamarle hermosa, porque siempre fue la mami más hermosa de todas. Necesitaba ser una niña de verdad, o sabía que mi cabeza estaría dañada de por vida.

Unas lágrimas cayeron a mi mano derecha, con la cual sostenía mi galleta. Intenté comer lo más posible para que no me diera hambre en las últimas horas.

Un auto se estaciono frente mío, tapando la luz artificial que caía del faro. No era necesario ver la silueta de la persona dentro, o el olor a cigarros y alcohol que venía de él.
Salió del lado de conductor tomando mi brazo y tirando dentro del auto después de abrir la puerta del acompañante. Sin gritos, sin llanto, sin pelea cuando caí duro en el asiento. Sólo me perdí. Me perdí en mis recuerdos, como fui acostumbrando a hacer cada vez que esto ocurría. Como un robot programado.Miré al frente en todo el camino, sólo pensando y nada más. Porqué ¿que podría hacer en esta situación, que más podía hacer? Nada, no podía hacer nada.

Habia Una Vez... Mi Primera Vez... [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora