Capítulo 3 Un Viaje Inesperado

7 1 0
                                    

Edith

Luego de despedirme por última vez de mis bebés, cerré la maleta con la ropa y las provisiones, y cerrando la puerta atrás mío arrastré el equipaje por las escaleras.

 No entiendo cómo una persona normal puede pasar tanto tiempo hablando con unos cds

 No entiendo cómo tenes tantas ganas de iniciar una discusión a las siete de la mañana, a punto de irnos de viaje. Así que solo carga tu bolso en el auto y cierra el pico

Exacto, a la mañana tenía un humor de perros. Aún más cuando te despiertan a las cinco de la madrugada repitiendo la misma pregunta que te hicieron antes de dormirte cuatro horas antes: ¿Todo está listo hija?  Al parecer mi mamá tenía un preocupante complejo con la organización. Si hubiera sido mi hermana y hubiese dormido en mi habitación, probablemente ya estaría sentada en un manicomio.  

Hace dos días, mi mamá Hilary nos había dicho en la cena que un descanso le haría bien a la familia. Para ser más precisos, un viaje. Lo que me resultaba sospechoso era que podíamos salir tranquilamente del continente con el dinero que teníamos, pero habían decidido ir a una ciudad dentro de la región (lo que no impidió que gastáramos mucho eligiendo el hotel).

En fin, eran las siete de la mañana, cargamos lo que quedaba de equipaje y luego de agarrar las botellas de agua y las bolsas de comida para la ruta, mi papá prendió el auto y el viaje comenzó. Y aunque suene todo tan lindo, el recorrido en auto constó de un incesante ruido de ruta, un desesperante calor por las ventanas cerradas, y una lluvia que ponía de nervios a mi hermano Oliver.

Estuve a punto de gritar 'me voy a una aventura' al estilo Bilbo Bolsón, pero me pareció que lo mejor era quedarme callada así no arruinaba la frase de la película. Pero sí, "Un Viaje Inesperado" es la mejor manera de describir esto.

Al cabo de una hora, mi hermano comenzó a abrir los paquetes de galletitas y una de las botellas de agua ya se había acabado.

Mientras tanto, lo único que hacía yo era mirar el camino a través del vidrio mojado por la lluvia. Había una gran tormenta arriba nuestro.

Iba a ser un aburrido viaje. Si podía ser llamado así.

Evan

Una semana antes de nuestra llegada al hotel, el jefe de mi padre nos había ofrecido un descuento en un hotel felicitándolo por su aumento de puesto. Y por supuesto, mi mamá lo convenció de aceptar la oferta. Lo único que teníamos que pagar era el transporte y el dinero de las excursiones que hiciéramos ya en la ciudad.  

Antes de bajar del colectivo, procuré no olvidarme nada en el asiento, me puse mi campera y agarré mi bolso.  

Tratar de entrar al hotel con el equipaje en la mano y agarrando fuerte el paraguas para que no se vuele por el viento, fue una de las cosas más difíciles que hice en mi vida.

Cuando por fin entramos al vestíbulo, mis padres fueron atendidos en la recepción y pagaron el hospedaje. Cuando nos entregaron la llave de la habitación, esperamos a que un empleado llevara las valijas por el ascensor y esperamos a que este bajara de vuelta para subirnos a él.

Luego de apretar el botón para llamarlo, un chico que parecía tener doce o trece años entró corriendo en el vestíbulo alzando un paquete en su brazo derecho. Segundos después, una chica morocha empujó las puertas con tal fuerza que sonó en toda la planta baja del hotel. Sin embargo, y aunque hicieran todo ese ruido, los empleados no hicieron nada al ver entrar a las personas que serían sus padres. Gente con dinero, siempre se las arreglan.

— ¡¡Devuélveme mi película!!

Me fijé mejor en el paquete que sostenía, y vi que tenía un CD con una imagen en su tapa. El chico reía mientras le hacía burla a ella, que enojada comenzó a perseguirlo por todo el vestíbulo tratando de agarrar el CD. Cuando él pasó a mi lado y alzó el brazo con la película en la mano pude distinguir que decía "The Hobbit 1: An Unexpected Journey".

Finalmente, la chica pudo agarrar la película y agitó el cabello de quién sería su hermano, retándolo. Se volvió a sus padres que parecían molestos por esa persecución, y sin importarle pidió la llave de su habitación y cargando su maleta y comenzó a subir las escaleras junto con su familia.

Cuando comprobé que no me veía, la observé mejor. Su pelo era negro y ondulado, sus ojos eran celestes y brillaban muy por arriba de la luz, su piel era pálida y sus mejillas rosadas. Vestía un jean azul apenas rasgado y unas zapatillas negras opacas; arriba de su buzo negro tenía puesta una campera verde con una capucha que cubría su cabeza.

 — Evan, el ascensor

Cuando me di cuenta, mi mamá me llamaba desde dentro del ascensor. Después de darle un último vistazo a la chica, entré al aparato y cerré los ojos del cansancio.

Un viaje inesperado, eh. Es una buena manera de describir esta tonta salida.  


EE FilmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora