Entrevista.

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La risa de Alfred le tensó. Mala idea, mala idea, mala idea. Arthur le miró cargado de odio, sin darse cuenta de la mirada divertida de quien pertenecía al club de periodismo; se preguntó porqué había dejado que Jones se quedara a la entrevista que Kiku Honda había programado para el presidente estudiantil siendo que no tenía nada que ver dentro del grupo que poseía una ligera influencia dentro de la Academia W... tal vez había sido ese puchero que solo el otro sabía hacer o la promesa de un mejor comportamiento en dos simples días. No... no era que se sintiera incómodo con la presencia del japonés, si no que... mejor intentó no excusarse.

-¡Claramente que ante esa pregunta el Héroe puede salvar la Academia! ¿Cómo no hacerlo si hay una araña que molesta a las damas de la cocina y que el Director Rómulo no puede matar?

-Cállate, idiota. -le miró con resentimiento, aguantando un montón de palabrotas que querían salir de su boca, pero que no permitiría que en la presencia del pelinegro salieran. Miró a Kiku, con su semblante serio escribir algo, y le vio asentir con una pequeñísima sonrisa en el rostro.

-Muchas gracias, Alfred-san, por su colaboración en la entrevista. Creo que este será un pequeño número que repartiremos a selectas personas... y también gracias a usted, Arthur-san, por su tiempo. -Kiku se puso de pie, cerrando su libreta y guardando su bolígrafo en el bolsillo de la camisa. Hizo una reverencia algo pronunciada, y vio como Alfred se puso de pie.

-Creo que también te dejo, Arthur, amigo... un héroe tiene muchas más cosas que hacer...

-¿Los acompaño a la puerta? -preguntó el ojiverde, soltando un suspiro. Al menos el que quería que se fuera iba a desaparecer un buen rato. Recibió el asentimiento de Kiku, y dejó la mesa, yendo tras ellos y abriéndoles la puerta de la sala de profesores -vacía a aquella hora, cuando era el refugio del Presidente y sus subordinados.

-¿Quieres que nos vayamos juntos, Kiku? -preguntó el americano, recibiendo una negativa de Honda.

-Me quedaré terminando unos detalles de la entrevista, Alfred-san, gracias por su ofrecimiento. Otro día, si gusta...

-Claro, cuando quieras. ¡Adiós! -hizo un gesto efusivo con su mano para despedirse, y cuando se giró, enfocándose en el pasillo, un japonés sonreía ampliamente.

-Lo... lo siento mucho si Alfred fue una molestia durante la entrevista... -las palabras del inglés le hicieron sobresaltarse, y Kiku elevó la mirada, encontrando sus ojos verdes, provocándole un escalofrío.

-De hecho, Arthur-san... esa no era la entrevista. Me encargaré de hacer un pequeño tomo especial para él y sus amigos, así que no se preocupe. ¿Tiene más tiempo hoy, Presidente?

La respuesta de Honda le tomó por sorpresa, haciéndole analizar la postura del otro ante toda esa "farsa", dándose cuenta lo obvia que era su sonrisa y la mentira que tenía en los ojos. ¿Cómo era que no se había dado cuenta de eso? El inglés sonrió ampliamente. Le gustó el estilo que Kiku tenía.

-No tengo nada que hacer... ¿Te gustaría ir adentro por la entrevista?

-Donde usted se sienta más cómodo...

-.--..--..--.-

Seis meses después...

Arthur se apoyó en el umbral de la puerta de la sala de profesores, desierta a aquella hora. Un frío atardecer marcaba el cielo, y de a poco el sol descendía y se escondía en el horizonte, elevando las sombras de los pilares y los árboles hasta la mitad de los grandes muros pintados de muchos colores y plagados de afiches que se colocaban a principio de año incitando a los jóvenes alumnos de la Academia W a meterse a algún grupo más reconocido. Los Grupos Privados (como era en el que él estaba y había fundado, el de la Magia) enviaban por si mismos las invitaciones a los alumnos... ¿Cómo era que hacía un tiempo los de Periodismo habían sabido del suyo? No lograba recordar.

-¡A-Arthur-san! -una voz conocida le llegó desde el otro lado del patio, y le hizo elevar la mirada, con el corazón repiqueteante. Kiku Honda venía desde el pasillo que conectaba ambas alas de la escuela, trotando, cansado. Llevaba un bolso -presumiblemente el de deportes (asignatura a la cual Ludwig le había obligado a entrar), una mochila cargada y algo en la mano. El inglés se alejó de la puerta y avanzó en dirección al otro, encontrándose con él a la mitad del camino. Le ofreció ayuda, encontrando una negativa, pero él mismo tomó el bolso de deportes del otro y se lo acomodó al hombro.- Lamento la tardanza, Arthur-san...

-No te preocupes, Kiku... tú sabes que siempre te esperaré. -le dijo, esbozándole una sonrisa suave, mirándole distinto a como le había mirado meses atrás. Empujó la puerta de la sala de profesores y una cálida brisa -proveniente de las estufas que ellos poseían- les arropó, dándoles comodidad. Dejó sus cosas donde siempre, y se detuvo para verle sonrojado. ¿Es que el calor de la habitación le había afectado con rapidez? Cuando bajó su mirada se halló con la mano del otro extendida hacia él, con un pequeño paquete envuelto en papel de regalo.

-F-feliz d-día de S-San Valentín, A-Arthur-san... -murmuró el otro, bajando la mirada, muy ruborizado. Kirkland tardó en avanzar, y cuando le hizo, tomó el paquete y sujetó la mano de Kiku. Estaba fría aún, a pesar de que el calor en la habitación había incrementado y se le había subido a las mejillas.- P-por favor... ábralo...

El rubio asintió con la cabeza, soltándole un poco, y tomó el regalo; rompió con cuidado el envoltorio y lo quitó, revelando una caja blanca con una nota encima.

"Es costumbre Japonesa hacer chocolates para San Valentín... y regalarle los mejores a la persona que uno quiere"

Dejó la nota a un lado y tomó la tapa de la caja, que quitó, hallando muchos chocolates pequeños con formas distintas, todos hermosos a su manera, y uno grande en medio de todos, con forma de corazón. Una sonrisa se formó en el rostro de Kirkland.

-¿Puedo hacer la entrevista yo, Kiku? -girándose suavemente hacia él, con una pequeña sonrisa, le tomó las manos. No esperó su respuesta, y simplemente siguió. Sus manos comenzaron a temblar en las del japonés, quien las apretó inconscientemente para darle seguridad- Primera... pregunta. ¿Qui-quieres ser mi novio? -Arthur jamás se imaginó preguntando eso, y jamás había aprendido como hacerlo.

-A... ¡Arthur-san! -la voz del otro le tensó, y bajó la mirada.

-Sí... si no quieres... yo...

-A... acepto... -un leve susurro de parte del otro le hizo elevar el rostro y sentir como algo dentro de sí bailaba de alegría. No controló sus impulsos y le rodeó en un abrazo, lleno de felicidad. Estaba a punto de volverse un niño pequeño y a punto de dedicarse a saltar por toda la sala. Kiku correspondió, con los ojos cerrados de alivio, y sonrió ampliamente, como muy pocas veces lo hacía.- A... Arthur-san...

-Kiku... -el otro se separó un poco del abrazo, y le miró. No vio como las piernas le temblaban, ni como sus manos subían para posarse en el cuello del ojiverde, temblando. Se dio un impulso con la punta de los pies y chocó torpemente sus labios con los de Arthur, en un beso inexperto, en un primer beso que siempre recordaría. Su rostro ruborizado no esperó a esconderse en el pecho del otro, rodeándole y sobresaltándole.- Kiku... -murmuró otra vez, sintiendo su nombre como un estruendo en su alma. Sonrió ampliamente y le cubrió en ese abrazo, besando la cabellera oscura del otro.- Gracias... gracias por quererme... -cuando cerró los ojos, con la mejilla apoyada en la cabeza del otro, sintió como un peso se iba de su alma, como la alegría se iba apoderando de ella...

Sin saberlo, Kiku Honda sintió lo mismo.

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Imi: *le pide a Ier otro pañuelo porque el suyo está todo sucio* ¡¿Por qué son tan lindos?! TwT

Ier: *suelta un suspiro y le da otro pañuelo* No hay que negarlo... pero, ¿Por qué lloras?

Imi: ¡Por lo que pasa el 17 de Agosto! *se va al baño a llorar*

Jav: ¿Y a ésta que le pasa? ;^; *tose* Es mi primer Gakuen... >////< y me acordé de Kobato por lo de los chocolates... espero que les haya gustado. *hace una reverencia y se va*

Ier: ¡¿Y me dejas solo?! *frunce el ceño* ¡Nos vemos a la otra! *se va también*

[Aph] AsaKiku Week!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora