Al aire libre con un corazón cautivo.

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Sakura Honda reía alegremente mientras sus pies eran mojados por la espuma que iba y venía a lo largo de una extensa y solitaria playa. Su traje de baño (de una sola pieza, que cubría casi todo su cuerpo y solo dejaba al descubierto sus antebrazos y sus piernas) era destacable desde muchos lugares por sus líneas blancas y negras, y las pocas personas que allí estaban –los Honda y los Kirkland, en su mayoría- le miraban sonrientes, contagiándose de la alegría que la otra expresaba.

¡Era un día para celebrar! Kiku y Sakura cumplían un año más de vida, y que manera mejor que celebrarlo que llevar a la familia y a sus sirvientes a la playa. Los señores Honda les habían dado estrictas órdenes a Rose y Arthur con respecto a su "primera vez" al aire libre ayudando a sus jóvenes amos. Ellos podían estar en la playa, meterse al agua, divertirse, pero siempre manteniendo un ojo encima de sus señores, a pesar de que fueran los otros quienes sabían nadar ante alguna eventualidad.

Los rubios estaban aún en la arena, mirándose, sin saber que hacer, cómo reaccionar, cómo actuar sin que los mayores los regañaran por no haber cumplido una regla. ¿Cuántas veces había pasado eso con anterioridad, cuando se habían comportado amistosos con los herederos de los Honda?

-¡Rose! ¡Ven! –nuevamente las risas de la otra llenaron el aire y la susodicha no tuvo más remedio que ir donde era llamada. Sakura se veía hermosa, con el cabello ondeando, con unas motas de sal en la punta de la nariz y arena húmeda en las piernas. Hacía poco había resbalado y se había hecho una pequeña rasmilladura en el codo, pero no lograba darle la importancia suficiente como para ir y limpiarse la herida.- ¡Rose, vamos al mar!

-Mi señora, yo...

-Rose... ya hablamos de esto. –la otra frunció los labios, observando el leve rubor de su amiga.

-Sus padres están ahí...

-Creo que no nos escuchan. –le sacó la lengua, sonriente. Tomándole de las manos, y dando unos suaves saltos, tiró a la otra para que se situara a su lado y se acercara al mar.- Está deliciosa el agua, ¿no? El mar es tan lindo, Rose... me trae muchos recuerdos de cuando era una niña... además es el lugar más lindo de Inglaterra, porque casi siempre está despejado... -verle la sonrisa a Rose fue lo más importante para ella.- Me gusta tu traje de baño. –comentó, haciéndole sonrojar. Las líneas rojas y blancas cubrían el cuerpo de la otra, contrastando con el de la pelinegra.

-El tuyo también me gusta... te queda perfecto. –haciendo un intento, sonrió más pronunciadamente e inhaló una gran bocanada de aire salado.- Kiku y Arthur se ven lindos haciendo castillos... -murmuró, girándose y contemplando a los chicos que se esmeraban en hacer algo hermoso.

-Se ven lindos juntos... -la otra sonrió, agarrándole fuerte de la mano.- ¿Sabes nadar? –la rubia le dio un "no" por respuesta con un suave gesto de su cabeza.- Yo te ayudaré. ¡Vamos! El mar no nos hará daño... -Rose Kirkland rodó los ojos y suspiró, siguiendo a medias el paso de su amiga hacia el mar, que con una ola bastante grande y espumosa les mojó hasta el torso. La pelinegra rió alegremente, sujetando la otra mano de su amiga, que se había desestabilizado cuando el mar comenzó a recogerse.- Tienes que apoyar bien los pies en la arena, así no caerás.

-De... de acuerdo. –respondió algo temblorosa, afirmándose de su amiga para no ser arrastrada hacia la orilla con la ola que rompió cerca de ellas. Sakura le soltó y le lanzó un poco de agua con la mano, haciendo que la otra se protegiera por inercia y riera como niña pequeña cuando decidió devolverle el golpe.

Ambas estuvieron así un buen rato, lanzándose agua, mojándose hasta la cabellera, riendo, saltando las olas... Rose jamás estuvo tan cerca de Sakura, no al aire libre, no siendo las verdaderas amigas que eran, o no después de lo que había pasado en la entrada de la casa semanas atrás. Cuando el mar se recogió un buen rato, mientras corrían, ambas se preguntaron acerca de ese "incidente", acerca de qué había pensado la otra, qué había pasado por su cabeza... y de pronto, una ola alta las tumbó y la fuerza del mar las arrastró.

[Aph] AsaKiku Week!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora