Capítulo 1 - Reclutas

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Era una mañana nublada, la niebla lo cubría todo. El General, quien era un hombre alto, joven y con un peinado poco común, salió a tomarse un respiro del ajetreo de la mañana y dió un paseo por toda la base. El silencio era absoluto, todos se encontraban dentro de sus barracas aseando su espacio personal. Pero este silencio fue interrumpido por un molesto sonido. Un sonido que nunca agradó al general pero debía oírlo todos los días mientras estuviera en aquel lugar. Era el sonido de un camión, uno de transporte pesado, lo cual, solo podía significar una cosa: Niños.
Los nuevos reclutas habían llegado y el general se apresuró hacia el camión para verlos el mismo.
Entre los niños no se veía nada nuevo, pequeños, de 9 o 10 años, algunos regordetes y otros con facciones muy llamativas, pero nada de esto era importante, todos deberían ser material militar.
Una ves que la fila de chicos bajó del camión, el general se acercó al guía y con voz grave pero fuerte le reclamó:
-Soldado!...Las reclutas femeninas llegarón hace horas! Donde estaba usted?!
El soldado se puso firme y contestó:
-Tuvimos un problema señor! Uno de los reclutas llegó tarde!
Esto extrañó al general.
-Tarde?! Y que acazo no pudieron ir personalmente a buscarlo soldado??
-No señor! el general Jeim envió a ese niño desde Ciudad Zuhn.
-Asi que...Jeim eh?...De acuerdo, traiga a los reclutas a sus barracas ya mismo!
-Si general!
El general estaba ansioso por saber quien era ese pequeño que había retrasado el camión asi que se acercó denuevo al guía y con una voz firme pero más relajada le preguntó:
-Digame...quien es el recluta de Jeim?
-Es aquel general.
Dijo señalando a un niño muy pequeño y con un cuerpo flacucho y débil. El general caminó lentamente hacia el pequeño quien sonreía emotivanente entre toda la amargura del paisaje.
-Y cual es su nombre soldado?
Dijo con firmeza el general esperando una respuesta infantil, pero en lugar de eso, el chico se puso firme y dijo con una voz clara y fuerte:
-Higurashi señor!
El general se sorprendió y quedo boquiabierto unos instantes para despues decir:
-Higurashi que?
-Solo Higurashi señor!
En ese momento el guía entregó un documento al general quien leyó cuidadosamente la primera hoja.
-Sigueme chico
Dijo seriamente el general y Higurashi fue detrás de el hasta su despacho.
Una vez en el despachó, tomarón asiento mientras el general hojeaba aquel documento. Higurashi seguía sonriendo, parecía que la la idea de ser un militar lo entusiasmaba o tal vez era felíz solo porque la vida se lo permitía.
El general hojeó una última vez el documento y se levantó de su asiento.
-Dime...Higurashi...conoces al capitán Jeim en persona?
-Si señor, aunque apenas lo conocí hace unos días, me parece un sujeto gracioso.
Dijo Higurashi entre risas.
-Gracioso?
-Si señor, siempre que habla con los demás soldados utiliza palabras graciosas como fenomeno, retrasado, soquete o mentecato
-Vaya...Jeim no ha cambiado nada
El general rió un poco y retomó la seriedad para hablar:
-Bien jovencito, este será tu nuevo hogar...por lo que me dice el general Jeim en este documento, parece que no recuerdas nada antes de conocerlo cierto??
-Si señor.
-Entonces supongo que debes quedarte aqui hasta que ubiquemos a tus padres y te llevemos a una base mas cercana a tu hogar...correcto?
-Si señor.
-Correcto...ahora ven conmigo, te llevaré a las barracas de los reclutas.
-Si señor.
Higurashi siguió al general y continuaba diciendo alegremente "Si señor" a todo lo que el decía. Pronto llegarón a las barracas, estas, erán cuartos muy grandes llenos de camas en las cuales ya se habían instalado los demás niños. El general le asignó a Higurashi una cama a la mitad de las barracas y le proporcionó su uniforme militar. El chico sonrió alegremente y se puso firme.
-Muchas gracias por recibirme señor!
-Espero mucho de usted...Joven Jeim...
-Jeim señor?
-Desde hoy chico, serás Higurashi Jeim
-S-s...Si señor!
Titubeó el chico con inseguridad y el general salió de la habitación con una mirada seria y sin mirar atrás, por lo que, no se dio cuenta de que una pequeña carta resbaló de la bolsa de su pantalón y calló a los pies de la cama de Higurashi. El la recogió y la miró, aún tenía el sobre, pero este estaba abierto, al parecer el general ya la había leído. El chico decidió no leerla pues parecía algo importante envíado por el general Jeim, asi que la guardo y se apresuró a ordenar sus cosas en su espacio dentro de las barracas mientras no dejaba de pensar en una explicación sobre su nuevo nombre...Higurashi Jeim, recluta de la milicia de Ciudad Ghab.

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