01. De vuelta a la rutina

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Llevaba aproximadamente tres horas sentada en el incómodo asiento del autobús, suspiré, «solo una hora más», me repetía a mí misma. Por primera vez en la vida, me relajaba mirar la salida del Sol. Tal vez después de todo resulté más aferrada a las cosas naturales que a las materiales, me bastaba con mi maleta, un poco de mi ropa y cosas personales, y por supuesto, no puedo vivir sin mi reproductor de música.

Había decidido viajar durante las vacaciones de verano, ya saben. Ampliar horizontes, conocer otras culturas y otras personas, aunque nadie en especial. Había pasado los últimos dos meses recorriendo Europa, es difícil escoger qué país me gustó más. Pero si tuviera que escapar a algún sitio, Italia sería mi opción. Es un país maravilloso, Roma es enorme y hermosa, aunque prefiero las pequeñas ciudades, lejos de todo el alboroto que producen los centenares de autos y construcciones. Nápoles y Palermo me ofrecían eso. Soy más de la clase rural que urbana.

Había visitado, Italia, Reino Unido, España, Francia y Rusia, aunque la mayoría de las vacaciones la pasé en Italia. Cada país era tan distinto y hermoso a su vez. Y aunque me hubiera gustado quedarme más tiempo, no podía, debía de volver y enfrentar mi último año en esa Academia o mejor dicho, cárcel.

De un momento a otro el autobús se detuvo, agradecí plenamente haber llegado, el incómodo asiento ya me estaba causando tortícolis. Tomé mi maleta y me bajé. Una fría corriente con aroma marino chocó contra mi rostro. Me encontraba al Sur de Carolina del Norte, en un pequeño pueblo llamado Heaven Town que no sobrepasa los tres mil habitantes y el nombre le viene como anillo al dedo.

A unos kilómetros de aquel pueblo se hallaba una Isla, "The angel Island" y sí, el nombre también tiene que ver. En esa Isla se encuentra como una especie de "academia", el CAP y ¿Qué significa?, ni la menor idea. Solo a algunos estudiantes se les ha revelado el nombre. Pero para mí y muchos de los estudiantes de aquella academia, es el mismo infierno en la Tierra.

Antes de arrendar una lancha y que me encierren en esa cárcel, decidí hacer algunas compras. El pueblo tiene algunas tiendas en el muelle y fijándome en mis desgastadas botas, necesitaba un par. Las compre y algunas que otras cosas que me ayudarían a sobrevivir ahí dentro. En ese instante mi estómago rugió y fruncí el ceño. No había comido nada desde que me aborde en el autobús. Entre a una pequeña cafetería y me pedí un café con un trozo de pastel de chocolate. Y justo cuando empezaba a disfrutar—quizás—la última hora que me quedaba de libertad, entraron a la cafetería quizás las últimas personas que quería ver en ese momento.

—Hasta que dimos con tu paradero, Arial —No levanté la mirada, no era necesario.
—Ya te lo he dicho —Dije con calma— Mi nombre es Alexis. —Bufé.
—No, es Arial. Deberías tener un poco más de respeto por tú nombre —Gruñó—. Después de todo perteneció a tu madre —Sin siquiera mirarlo sabía que estaba apretando los puños.
—Exacto —Lo miré—, era su nombre, no el mío. —Tomé un sorbo de mi café. Él chasqueó la lengua.
—Bien, esto es ridículo —Farfulló—. Solo hemos venido a llevarte a la academia, Uriel quiere hablarte. —Dijo con un tono autoritario. Ya me parecía extraño que "El Gran Nathan" y su sequito de idiotas vinieran por cuenta propia a buscarme.

Solté una risa llena de ironía. ¿Uriel quiere hablar conmigo?, deben ser malas noticias. Nada bueno sale de la boca de ese hombre, o tal vez sí, pero nunca fueron buenas para mí. La última vez que él me llamó a su despacho tenía nueve años, ese día me comunicaron que mi madre había fallecido. O mejor dicho la habían asesinado.

—Bueno, iré antes del toque de queda. —Comuniqué con tranquilidad.
—Te quiere en este instante en su despacho, ahora. —Volvió a gruñir. Dios, si hasta parece perro.
—Escucha...—Suspiré— Aún me queda una hora antes de regresar a ese maldito internado y si me disculpas, preferiría pasarla sola. —Mascullé entre dientes. El idiota me estaba irritando
—Arial, es tu último año y Uriel tiene noticias que darte. —Habló Annie. ¡Por favor! ¿Y ella que sabe?, no quiero que mi conversación con Uriel esté en la boca de toda la academia. Sí, Annie era chismosa.

Suspiré derrotada. Ellos no iban a dejarme en paz hasta que vaya con ellos y hable con Uriel. Bueno, por un lado ya había enfurecido lo bastante a Nathan como para irme satisfecha, por ahora. ¿Por qué lo hago?, porque simplemente no lo soporto. Es solo un imbécil engreído y arrogante. Y el sentimiento era mutuo, él tampoco me soporta.

Me levanté y tomé mi maleta. Los cuatro escoltas y yo salimos de la cafetería, directo al muelle. En la orilla de esté había una lancha y uno de los guardias de la academia estaba al volante. Abordamos y emprendimos camino hacía el CAP, y una vez más volvía a la rutina de siempre. Cinco días a la semana internada en esa academia y más de nueve horas entrenándome para enfrentar mi futuro.

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Bien, después de cerca de un año he decidido seguir adaptando. La buena noticia creo que es que me he propuesto terminar esta novela antes de marzo, porque entro a clases y todo eso y andaré muy pajera jeje esop:3





Swords, Bows & Arrows |Justin Bieber| {adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora