Amena charla

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Ambos se miraban con miedo y sorpresa, no sabían qué hacer, querían que la tierra se los comiera en ese mismo instante. Ese par de ojos azules mirándose sin mediar palabra alguna, los segundos parecían eternos, sin duda un momento incomodo. Alicia bajo suavemente un par de escalones, quedando a solo 3 metros del profesor, que en ese momento la miraba sin perder detalle

-Señorita Gottam..-murmuro casi sin voz dirigiéndose a la joven azabache invadida por la pena. Ella no respondió solo se acerbo una par de pasos más, quedando cara a cara con Lowrence aun sin saber que iba a decir

-El señor Gottam no está..-tartamudeo mirándolo a los ojos, sintiendo un escalofrió recorrer todo su ser. El no respondió, solo bajo la mirada sin decir nada

Estuvo mirándolo un buen rato, aquellos ojos azules como el cielo, sus labios delgados y levemente rojizos, su barba haciendo sombra en su rostro, sus ojos borrosos con ese habito de estar siempre entrecerrados y su cabello azabache ondulado

Bajo más la mirada hacia su cuerpo inspeccionándolo por completo veía que a pesar de ser algo relleno tenía un cuerpo aceptable. Sus piernas algo débiles, temblaban al igual que las de ella y su pecho sintiéndose asfixiada comenzaba a hacerse notar con los ruidos del latir de su corazón

Su cuerpo se debilitaba, sus piernas temblaban mucho al igual que las de la chica. La confusión estaba apoderada de él, mil y un dudas estaban en su mente en ese momento. ¿Qué hacia ella aquí?, ¿Fuera de la cuidad en esa misma casi olvidada biblioteca?, ¿Cómo sabia que el señor Gottam estaba fuera de la cuidad?. Sin duda necesitaba esas respuestas, y la joven no hablaba ni siquiera se movía y reaccionaba de ninguna manera

-Y bien se quedara ahí como tonta sin decir nada o comenzara ya mismo a decirme que diablos hace aquí..-dijo algo molesto ganando la atención de la chica que le miraba algo confundida ante su enfado

-Eso mismo iba yo a preguntarle, quien le dijo que podía deambular como Pedro por su casa en mi biblioteca?

-Tu biblioteca!?, perdón señorita pero esta biblioteca pertenece a el señor Eduardo Gottam el cual salió hace un par de días y me pidió la vigilase

-Disculpe usted, el es mi abuelo..-respondió haciendo énfasis en lo último, para después caminar hasta una pequeña mesita de noche con una fotografía de su abuelo y ella encima de ella. Volvió con él y le mostro la fotografía, viendo como se enrojecía claramente apenado

-Perdón, yo no tenía idea..-froto su rostro con sus manos a la vez que se sentaba en uno de los enormes sofás que ahí había

-No hay problema, supongo..-suspiro sentándose al igual que él, notando como había pasado el tiempo ya que empezaba a oscurecer

Ambos se encontraban sentados en el mismo lugar, sin nada que decirse el uno al otro. Los minutos parecían eternos

-Por lo visto leías Lolita, no es así?..-hablo sin mirarlo a los ojos, para después abrir un libro que tenía en la mano cuando llego

-Sí, ya la he terminado..-respondió. –Lo único que no me agrado fue el incorregible contexto en el que se desarrolla

-Lo sé, creo que les falto trabajar más en el..-respondió a su profesor

- Al igual que el final melodramático que se les ocurrió darle..-comento para girarse y mirar de nuevo a su alumna

-Es como si toda la trama se hubiera ido pero al demonio con ese final..-agrego girándose también

-Tendría mas coherencia si se cambiara el género de novela erótica por tragicomedia jajaja..-soltó una risa, a lo cual ella rio también

-Sí, o como tuvieron la idea de cambiar el buen humor meloso, por la estúpida sátira romántica

Metástasis sin retornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora