Capítulo V: Cama nido.

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El Nico a pesar de estar sujetado a mí se tambaleaba un poquito pero de apoco comenzó a estabilizarse. Se saca la chaqueta y la bufanda que tenía en la cadera, y tira su celular en la cama de el Edgar. Pero sin previo aviso me toma de el cuello y comienza a mirarme con una sonrisita malula en su boca que indicaba que quería algo.

Comienza a acercarse y mi mente comienza a nublarse y empezó a notarse un poco harto los grados de alcohol que tenía en mi cuerpo ya que éste se dejaba manipular para matar nuestro deseo más profundo.

Sostengo al Nico abrazándole desde arriba de la cintura y él sigue con sus brazos en mi cuello.

— Nico, el Edgar puede llega-

— Yo creo que l-le va costar sacar al Naiko del auto — Me interrumpe bastante seguro.

Sigue con su sonrisa maliciosa, se muerde el labio y se acerca a mi boca para que así nos besáramos furiosamente.
Esa noche quería... Quería hacer de todo y a la vez nada. Quería fundirme en su besos. Fundirme en sus caricias. Fundirme en su cuerpo. Recorrer cada parte de su cuerpo que nunca haya besado.

— ¿Ah si? — pregunté cerrando la puerta de el Edgar con llave.

Me puse encima de él que estaba sentado en la cama, haciendo que se echara para atrás. Entre beso y beso, mis manos heladas comienzan a juguetear bajo su polera así sacándosela. Al hacerlo me saco la mía tirándola a un lado de la cama. Si pudiera detener el tiempo, yo creo que este sería uno de los momentos que me gustaría apreciar por un largo tiempo.

Con mis manos jugueteando y aventurando su cuerpo le hacían sacar un par de suspiros, pero cuando era algún lugar erógeno ese suspiro se transformaba en un pequeño quejido.

"Mmmmmnnhh... Jaime".

Nicolás tiene ese que sé yo, lo ves tan vulnerable en la forma que está. Con las mejillas con una tonalidad rosa, con la respiración un poco agitada, esos labios medios rojisos por las mordidas que le hemos dado, y esos ojos que te piden que sigas aventurando cada rincón de su cuerpo... Me vuelve loco.

Su mirada lo pedía a gritos, así que decidí ir aventurando su cuerpo dejándola marcada con un beso. Comencé de su boca al cuello, del cuello al pecho, del pecho al comienzo de su estómago haciendo una pausa y mirando a su cara enrojecida que de vez en cuando botaba uno que otro suspiro y para evitar hacerlo se mordía el labio. Continué con lo mío y seguí avanzando hasta llegar a la hebilla del cinturón que traía. Estábamos a un paso de comenzar a caer en el verdadero éxtasis de nuestra calentura.

Me siento sobre la cadera del Nico desabrochándome el pantalón, pero antes de sacármelos me acerco a su oído y le pregunto:

— ¿Quieres que continuemos?

Su cara se sonrojó de la forma más kawaiimente y viró su mirada a otro lado — Si no e' mucho pedir — me susurra con un tono de vergüenza — En la cama de abajo. Me perturba que el Edgar tenga que dormir en esta hueá.

— Sus deseos son órdenes — Le doy un beso en el cuello haciendo que su cuerpo se estremeciera un poco.

Admito que me dio un poco de risa lo que dijo y la cara con qué lo dijo. Una sonrisa algo picarona se dibujó en mi rostro.

Una vez ya en la cama de bajo paso las frías yemas de mis dedos por el cuerpo cálido del Nico hasta sus pantalones y se los tiro pa' abajo con boxer y todo. Mientras me saco los míos el Nico termina de sacarse los suyos.

Volví a estar encima de él. Encima de su cuerpo desnudo que con cada caricia, con cada beso se estremecía. Cada momento que nuestros cuerpos se rozan entramos en un delirio con una pisca de frenesí. Cada beso, cada mordida que nos dábamos me daban de seguir y ver hasta dónde llegará este éxtasis provocado por el alcohol que se evaporaba por el calor de nuestros cuerpos.

Flechados [Jaidefinichon GOTH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora