Capítulo XXIV: No hay primera sin segunda.

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Sentía que estaba sobre una nube, estaba comenzando a agarrar vuelo, ya que sentía como la marihuana comenzaba a pegar en mi cuerpo. Mis movimientos torpes y mi cabeza en la luna, eran motivos de que le haya agarrado el pequeño gustito a esta hueá.

— ¡Jaime! — El Nico me llamó sacándome de mis pensamientos — Te quedaste muy pegao,  ¿estai bien?

— ¿Te pegó ya? — Me preguntó el Oscar.

— Realmente sí hueón, algo — y decía la verdad, me fui en la rama pensando — ¿y a ti, Nico?

Miré sus pequeños ojos y sí, también parecía que le haya pegao', por algo tiene esos ojitos pequeñísimos e inyectados en sangre.

— Yo creo, me siento raro — respondía como buscando algo que mirar. Pero luego de una pausa iba a decir algo pero se le trabó la lengua y comenzó a reírse de si mismo.
Con el Oscar nos miramos y mientras seguíamos escuchando la risa de mi Nico, nos la contagió en un par de segundos.

— Van a querer fumar más me imagino — su pequeña sonrisa maliciosa me cautivó la atención — Igual con una ronda más quedarán playa.

— Dale, recárgala.

El Nico me miró inseguro e ignoré su cara alarmada, y tomé de su cerveza. Era una o dos rondas, nada malo podía pasar, había fumado igual su par de veces, demás nada malo pasará.
Oscar recargó el bong y al mirarlo presentí que iban a ser mínimo cuatro/cinco rondas, todo dependía de mi Nico, si seguía fumando o no. El Bestia le ofrece al Nico encender el bong y le pasa el encendedor. Bueno, y él todo valiente tomó el bong como un experto y comenzó a aspirar hasta que el tubo del bong se pusiera blanco, y al ver aquello éste levanta el dedo del orificio del bong y traga todo ese humo espeso que había allá adentro. Botó al tiro el humo, como si lo hubiera vomitado, y sus ojos se pusieron vidriosos por el ardor que sentía por las vías respiratorias.

— Buen intento — dijo el drogo luego de una risa corta.

Le ofrecí cerveza para que pudiera aliviar un poco el dolor con algo helado. Sin pensarlo tanto, me aceptó la botella llevándosela a la boca y tomándosela casi de inmediato.
El Bestia lo miró muy divertido, tanto que me pareció hasta extraño, y toma el bong pasándomelo junto al encendedor. Era mi "tan" esperado turno.
Tomé el bong descuidadamente y como si fuera algo común en mí de hacer, comencé a fumar hasta que mis pulmones y garganta no dieron más, y comencé a toser un poco, carraspeando se me pasó algo el molestar.

— Toma — tomé el encendedor y el bong pasándoselo al Bestia.

— Gracias.

Y seguimos fumando, el Nico fumó en la siguiente ronda y no quiso a la siguiente de esa, ni la siguiente de esa otra.
Dentro de la rama en cual me encontraba, me sentía bastante volao', o mejor dicho, estaba bastante drogao'. Sentía que el tiempo pasaba muy lento, miraba el celular para ver la hora y no pasaban más de diez minutos. Y para qué más decir, cuando miraba el celular al bloquearlo, se podía ver mi reflejo en la pantalla apagada... Pareciera que mi rostro no conociera lo que son los ojos. Que dónde van mis ojos están mis párpados casi cerrados, y entre ellos había una línea que se supone que deben ser mis ojos. Traté de abrir los ojos y se veían rojísimos.
Traté de parecer alguien no tan volado.

— Cabros, ¿cómo tengo los ojos?

— ¿Cuáles ojos? — preguntó irónicamente mi amigo Oscar con los ojos rojísimos.

Flechados [Jaidefinichon GOTH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora